El alcalde de la ciudad italiana de Florencia, Dario Nardella, se enfrentó y detuvo a dos activistas medioambientales mientras arrojaban pintura naranja a la fachada del histórico Palacio Vecchio, sede del Ayuntamiento.
“El ataque al arte, la cultura y la belleza, inermes ante la violencia y que nacen por el bien de la humanidad, nunca puede justificar la batalla por una causa, aunque pueda ser compartida”, justificó el alcalde en sus redes sociales.
Te puede interesar: De Picasso a Van Gogh, nadie se salva: 5 ataques ecologistas a grandes obras de arte
Los activistas, un chico y una chica, se pusieron delante de este edificio, símbolo arquitectónico y de más de ocho siglos de antigüedad, y empezaron a arrojar pintura naranja contra sus muros, a espaldas de la copia de la escultura del David de Miguel Ángel.
En ese momento fueron alcanzados corriendo por el regidor, con dos agentes de la policía municipal, al grito de: “¿Qué hacen?”, dándoles algunos empujones, según se ve en un video difundido por los medios locales.
Uno de ellos, ya reducido por la Policía, explicó que su acción era para “sancionar un edificio que es símbolo del poder”, mientas era increpado por los viandantes. Un joven le reprochó a gritos que “no iban a cambiar el mundo” con estas iniciativas.
La protesta tuvo lugar a plena luz del día y recibió los abucheos y pitidos de los muchos turistas que pasaban por el lugar.
Los dos jóvenes fueron arrestados y llevados a rastras a comisaría, pues se negaban a caminar.
Inmediatamente después empezaron las labores de limpieza de este edificio, dirigidas por el propio alcalde, que junto con otros vecinos se afanaba en frotar con un cepillo la piedra del edificio.
La organización Ultima Generazione explicó en un comunicado que la acción es una respuesta a la retirada por parte del Senado italiano de algunas enmiendas que debían derogar una serie de subsidios otorgados a empresas “medioambientalmente dañinas”.
“El Ayuntamiento de Florencia sigue tomando medidas incompatibles con la necesidad de reducir las emisiones contaminantes dado el uso de fuentes de energía fósil”, denunció el colectivo.
No es la primera vez que estos activistas arremeten contra el patrimonio con acciones como estas. El pasado noviembre arrojaron sopa a un cuadro de Van Gogh de una exposición temporal de Roma y mancharon con pintura el “El dedo”, de Maurizio Cattelan frente a la sede de la Bolsa de Milán o la escultura ecuestre del Vittorio Emanuele II frente al Duomo o catedral de esa ciudad.
Dos activistas están siendo además juzgados en el Tribunal del Vaticano por dañar con pegamento el basamento de esta escultura del Laocoonte en una protesta y podrían ser condenados a cárcel desde un mes a tres años y una multa de unos 3.000 euros.
Fuente: EFE
Seguir leyendo