El hermano mayor de Claude Monet es el centro de una exposición que ilustra el papel hasta ahora desconocido que desempeñó León Monet en la vida y el arte del célebre artista impresionista. Se sabe que León, químico del color, contribuyó decisivamente al éxito comercial de Monet y a la famosa paleta de colores con la que creó obras maestras como la serie de Les nymphéas (Los nenúfares).
“Nunca se había sabido, pero sin León no habría existido realmente el Monet que el mundo conoce hoy”, explica Geraldine Lefebvre, conservadora de exposiciones del Museo de Luxemburgo de París, que alberga la muestra “León Monet: Hermano del artista y coleccionista” hasta el 16 de julio.
“Su rico hermano mayor lo apoyó en el primer período de su vida, cuando no tenía dinero ni clientes y se moría de hambre”, explica. “Pero no sólo eso. La vívida paleta de colores por la que Monet se hizo famoso procedía de los tintes textiles sintéticos que León creó” en la ciudad de Rouen –lugar de algunos de los cuadros más conocidos de Claude–.
La innovadora exposición es fruto de años de investigación de Lefebvre, que visitó a los bisnietos de Monet, estudió los álbumes familiares y sacó a la luz un magistral retrato de León realizado por Claude que este ocultó en una polvorienta colección privada y que nunca antes había visto el público. El cuadro de 1874 muestra a León con traje negro, expresión severa y mejillas enrojecidas, casi sonrojadas por el vino.
La exposición desmiente una opinión muy arraigada de que Claude y su hermano mayor estaban distanciados.
“Los historiadores siempre pensaron que los dos hermanos no tenían nada que ver. Se suponía, porque no hay fotografías de Claude y León juntos ni correspondencia. En realidad, estuvieron increíblemente unidos durante toda su vida”, afirma Lefebvre.
Los hermanos discutieron a principios del siglo XX y eso puede explicar por qué no existen huellas directas de la relación. “Quizá León se deshizo de los rastros, quizá fue Claude. Quizá fueron los celos. Nunca lo sabremos. Es un misterio”, afirma Lefebvre.
Lo que ahora se sabe es que León agasajaba a su hermano menor, le presentaba a otros artistas, le daba dinero y patrocinaba su arte, comprándolo en subastas a precios elevados para aumentar su reputación.
“Uno de los problemas era que, al compartir el apellido, parecía que (Claude) Monet estaba comprando sus propios cuadros. Pero era León”, explica la profesora Frances Fowle, jefe de arte francés de las Galerías Nacionales de Escocia.
“Esta exposición es importante porque arroja luz sobre León Monet, que hasta ahora había sido una figura invisible. También revela la red más amplia en funcionamiento. León fue una figura clave”, añade Fowle.
La influencia de León fue más allá de su hermano: apoyó económicamente a otros impresionistas como Camille Pissarro, Auguste Renoir y Alfred Sisley, algunos de los cuales se reunían en torno a su mesa de Rouen, donde el vino corría a raudales. Claude siguió a su hermano a Rouen, donde pintó sus obras maestras de la catedral de Rouen.
Monet también trabajó para su hermano mayor como ayudante de color, un momento crucial no sólo en su vida, sino posiblemente en la aparición del impresionismo tal y como lo conocemos.
León disolvía carbono para crear un producto químico llamado anilina, que creaba colores sintéticos con los que los pigmentos naturales no podían competir. Uno de los primeros ejemplos de la filtración del color de León en el arte de Monet procede de una ilustración de la década de 1860 –antes de que fuera famoso– que aparece en la exposición. Monet dibujó a su futura esposa Camille con un vestido de un verde chillón que nunca antes se había visto.
“La prensa francesa acuñó el término ‘verde Monet’”, explica Lefebvre, y añade que al principio los periodistas se burlaron de él. “En aquella época, decían que sería un buen artista del tinte”.
Sin embargo, los dos Monet rieron últimos.
Claude Monet fundó el impresionismo –término acuñado a partir de su cuadro de 1872 Impresión, amanecer– para convertirse en uno de los pintores más célebres de los dos últimos siglos. Y en el apogeo del impresionismo, a finales del siglo XIX, un increíble “80% de todas las obras de los impresionistas” utilizaban los colores sintéticos tomados de León, según Lefebvre.
Estos tonos sintéticos, vanguardia para la época, permitían a los miembros del grupo representar la impresión fugaz del momento con colores cambiantes y luminosidad.
“¿Quién sabe el alcance exacto del impacto que tuvo León en el movimiento?”. afirma Lefebvre con una tímida sonrisa. “Pero fue extraordinario”.
Fuente: AP.
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