La figura del compositor académico (vamos a usar un término deficiente, parcial, a falta de otro mejor) resulta casi fantasmal en el panorama de la cultura argentina. Son poquísimos los casos en los cuales ese personaje trasciende las fronteras del territorio musical y se entremezcla de manera fluida con el resto de las diversas comunidades artísticas (el campo literario, el teatro, el cine, las artes plásticas, la performance). Lo logró Juan Carlos Paz, en su tiempo, quien fue no solo fue un comentarista agudo y algo cínico del medio musical local -al que consideraba “pueblerino”- sino también un agitador de las ideas que las nuevas vanguardias propalaban desde Viena, Cracovia y otros centros neurálgicos de la Europa modernista.
Una muestra más lo define: fue Don Porfirio, el protagonista de Invasión, la película de Hugo Santiago que mostraba una Buenos Aires (allí nombrada como Aquilea) a punto de ser invadida (años antes Héctor Oesterheld y Francisco Solano López habían imaginado una primera invasión, cuya necesaria puesta en ópera aún persiste como deuda entre los programadores locales). Algo de lo mismo pasó con Ginastera (recordemos el affaire Bomarzo) y la creación del CLAEM, en el marco del Instituto Di Tella, y de ahí en adelante poco más, si pensamos en personalidades que, desde la música, trascendieran ese territorio e influyeran con sus ideas en el ámbito cultural de nuestro país.
El que toma la posta es Gerardo Gandini, quien, a fuerza de prepotencia de trabajo -Arlt dixit-, creó un corpus artístico inigualable, a la par de desarrollar una enorme tarea como impulsor de la nueva música entre nosotros, e intervenir de manera constante en el campo cultural. Gandini abandonó prontamente el dictum de las vanguardias europeas, para buscar por sí mismo los caminos que, sin renegar de las adquisiciones técnicas y estéticas de los grandes nombres de los 50′ y 60′, le permitieran imaginar una música más propia, alejada de los clichés del momento y de la de uno de sus maestros, el propio Ginastera. Músico sin fronteras fijas, Gandini se movió con comodidad en las aguas de la contemporaneidad, y estableció vínculos con artistas de otras prácticas, que lo tuvieron como un par. Tal vez sea la figura de Ricardo Piglia la que más fuertemente queda asociada desde el campo de la literatura. Traigo aquí una anécdota personal: en 1992 yo era becario de la Fundación Antorchas, en un curso de composición que tenía por maestros a Francisco Kröpfl y al propio Gandini. En el verano siguiente nos encontramos en el mismo balneario, le recordé de dónde nos conocíamos, compartimos un asado y allí se entera de que quien era mi compañera de entonces conocía a Piglia. Gandini mostró inmediatamente su interés en conocerlo, de modo que al regreso concertamos una cena en mi casa. Cinco minutos después de presentarlos, Gandini ya le había propuesto a Piglia escribir una ópera sobre su novela La ciudad ausente. Allí comienza una historia de amistad que tiene uno de sus momentos más entrañables en el prólogo que abre En el final de aquel verano interminable, un libro imprescindible curado y editado por Pablo Fessel y Ezequiel Grimson (Gourmet Musical), que recoge todo lo escrito por Gandini por fuera de la música en sí, además de testimonios y reportajes en los cuales ofrece su visión crítica sobre la música de su tiempo.
Uno de esos textos es la base de una obra que vamos a presentar como apertura del ciclo Gandini en el Borges, organizado por el -felizmente- recuperado Centro Cultural Borges, dependiente del Ministerio de Cultura de la Nación. En 1997, Gandini escribió una ponencia para un congreso a realizarse en la Universidad del Litoral. La tituló “Del recato y otros pudores” (haciendo un juego de palabras con un artículo paralelo, escrito por Omar Corrado, titulado “Del pudor y otros recatos”). Es un texto lleno de humor e ironía, un monólogo interior algo desencantado con las vanguardias y, a la vez, un derrotero posible de las elecciones que hacemos los compositores a la hora de poner manos a la obra. Dicho texto (con algunos breves agregados de Alberto Muñoz, Hegel, Baricco, Felisberto Hernández y W.B. Yeats) es la base de este trabajo, que mezcla lectura y música en dosis paralelas.
El ciclo Gandini en el Borges (al final de la nota está la programación completa, con entrada libre y gratuita), es una iniciativa del Centro Cultural Borges, y de su director Ezequiel Grimson. Felizmente recuperado para toda la comunidad cultural del país, a partir de la decisiva intervención del Ministerio de Cultura de la Nación, a cargo de Tristán Bauer, se ha convertido en un espacio plural, federal, inclusivo, que asume el desafío de alojar no solo la música de Gandini -en un homenaje tan merecido como imprescindible- sino también la creación actual de nuestros compositores, a través del ciclo “Industria Nacional”, ciclo que cuenta con siete conciertos de frecuencia mensual, y del que participan notabilísimos creadores e intérpretes nacionales.
Pianista de Piazzolla, arreglador de Fito Páez, amante de la música de Mozart y de Schumann, renovador de la mirada sobre el tango, a partir de sus Postangos (algunos de los cuales se podrán escuchar en el ciclo mencionado más arriba), la figura de Gerardo Gandini permanece en el panorama de la creación musical argentina como una presencia insoslayable. Su producción, a lo largo de los años, fue a la vez fuente de disfrute musical y un estímulo para generaciones de compositores, que encontraron en su música caminos a explorar siguiendo la huella a la vez rigurosa y lúdica del maestro.
En 1992, el filósofo francés Pascal Guignard escribe El odio a la música. En uno de sus primeros párrafos dice: “En todo el ámbito terrestre, y por primera vez desde la invención de los instrumentos, el uso de la música se ha vuelto coercitivo y repugnante. Amplificada hasta el infinito por la invención de la electricidad y la multiplicación de su tecnología, se volvió incesante, agrediendo noche y día en las calles comerciales de las ciudades, en las galerías, en los pasajes, en los supermercados, en las librerías, en los cajeros donde se retira dinero, hasta en las piscinas, hasta a orillas del mar, en los departamentos privados, en los restaurantes, en los taxis, en el subte, en los aeropuertos”. Hoy, que vivimos en un mundo que tiende a suspender la privacidad, favoreciendo y explotando la sobreexposición de lo propio, que desestima la escucha íntima de la música, desligada de todo otro soporte, atractivo o finalidad que no sea la recuperación de un espacio propio desde el cual dialogar con nosotros, escuchar la música de Gandini, recuperar esos espacios en donde estamos a solas -pero no en soledad- se vuelve casi un imperativo. A diez años de su muerte, recordamos al Maestro como se debe: con su música en escena.
PROGRAMACIÓN
Jueves 16 de marzo, 19 h | Sala Norah Borges
Círculo de lectores III, de Marcelo Delgado (sobre un texto de Gerardo Gandini)
Lectores: Abel Gilbert, Juan Cerono, Ezequiel Grimson, Marcelo Delgado
Músicos: Sergio Catalán, flauta / Fabio Loverso, violoncello
Círculo de Lectores es una serie de obras creadas por el compositor Marcelo Delgado, que utiliza textos en prosa de diversa procedencia. El formato es recurrente: un par de músicos al centro, un número variable de lectores que forman un anillo a su alrededor y el público que a su vez se dispone alrededor de quienes leen.
Viernes 17 de marzo, 19 h | Auditorio Astor Piazzolla
Sebastián Gangi, piano. Sonata VII y Postangos
El pianista Sebastián Gangi interpretará la Sonata VII y varios de los Postangos (improvisaciones de Gandini sobre clásicos del cancionero porteño).
Sábado 18 de marzo, 19 h | Auditorio Astor Piazzolla
Silvia Dabul - E sarà
El concierto mostrará algunas de las obras para piano de Gandini de distintos momentos: E sarà, Diarios, Interludio Pájaro profeta de la ópera Liederkreis, Tres tristes y la Sexta Sonata. También se incluirán los Tres poemas de Silvia Dabul para canto y piano. Graciela Oddone es la cantante invitada a este concierto/ homenaje.
Domingo 19 de marzo, 19 h | Auditorio Astor Piazzolla
Colectivo Gandini
El Concierto del Colectivo Gandini inaugura la segunda temporada del ciclo Industria Nacional de compositores e intérpretes argentinos. Entre los meses de abril y noviembre, en cada concierto del Ciclo se interpretará una obra de Gerardo Gandini, una manera de dar un homenaje sostenido al maestro a diez años de su partida.
* Conciertos con entrada gratuita y reserva previa en la página web del CC Borges. Capacidad limitada.
*Marcelo Delgado, músico y docente. Curador de los Ciclos Industria Nacional de Compositores e Intérpretes de Argentina, que una vez por mes se presenta en el Auditorio Astor Piazzolla del Centro Cultural Borges. Y del Ciclo homenaje Gandini en el Borges. 10 al ∞, que tendrá lugar desde el jueves 16 al domingo 19 de marzo en el Borges. Más info en: https://centroculturalborges.gob.ar/
Seguir leyendo