Nicolás Guerschberg regresa al arte del trío con Pipi Piazzolla y Mariano Sívori

El pianista de Escalandrum retoma el formato con dos de sus compañeros, y se siente muy cómodo. “Te da más libertad. En cualquier momento uno sale a improvisar y el resto lo sigue”, define

Guardar
El pianista Nicolás Guerschberg, al
El pianista Nicolás Guerschberg, al frente de un trío, se presenta el viernes 10 en Bebop Club

Es probable que cualquier mención sobre Nicolás Guerschberg lo relacione de manera directa con Escalandrum, el sexteto que integra desde hace casi 25 años como pianista y compositor de la mayor parte de su repertorio. Pero no es menos cierto también, que desde hace tiempo su obra y su arte recorren el tango, el jazz y la música contemporánea con idéntica pasión.

Sea al frente de sus propios grupos o en solitario; en el quinteto de la Fundación Astor Piazzolla o en los proyectos de Ute Lemper, Susana Rinaldi, Fernando Suarez Paz y Pedro Aznar. Como compositor para la Camerata Bariloche o para conjuntos de cámara europeos; Guerschberg se ha evidenciado siempre como un artista sin rótulos. Capaz de abrazar distintos géneros con la misma convicción.

Ahora, como parte de ese mismo camino, el pianista comenzó a transitar este calendario al frente del trío que completan Mariano Sívori en contrabajo y Pipi Piazzolla en batería, con el que este viernes se presentará en una única función en el Bebop Club de Palermo.

De izquierda a derecha: el
De izquierda a derecha: el trío que forman Pipi Piazzolla (batería), Nicolás Guerschberg (piano) y Mariano Sívori (contrabajo) (Anabela Gilardoni)

Hace años que venís tocando con este trío, pero de manera esporádica. Ahora en lo que va del 2023 sumaste varios shows. ¿Hay una especie de relanzamiento de la propuesta?

—Estamos con ganas de eso. Si, hace muchos años que tocamos, pero lo hacemos por períodos. En realidad, fue algo que en su momento armé en paralelo con Escalandrum. Muchas veces salía un show y por distintos motivos no daba para presentarse en sexteto, entonces lo hacíamos en trío. Luego vino la pandemia y nos frenó. Luego, cuando todo comenzó a abrirse un poco nos llamaron para hacer un streaming en vivo.

Si, el trío inauguró en aquel momento el Jazz Online, un club virtual que comenzó en julio del 2020, con transmisión en directo.

—Exactamente. Hicimos aquél primer show, que estuvo muy bueno. A partir de allí los muchachos me alentaron a seguir. Viste como son los grupos de jazz. El liderazgo va mutando, en unas propuestas es uno y otras veces es otro. En este caso me tocó a mí. Yo armaba el repertorio, organizaba las fechas y por eso tanto Pipi como Mariano, me incentivaron para que no lo abandone.

Vos te sentís cómodo con distintas músicas, tango, jazz o clásico. ¿Cómo elegís entonces el repertorio para un show?

—El repertorio es variado y viene mutando. Pero por lo general tenemos un comienzo con algunas composiciones mías de distintos períodos. Incluso algunas que grabé en piano solo. Luego lo completamos con versiones de otros temas. Es muy amplio el abanico. Hacemos un vals de (Dmitri) Shostakóvich, también una composición de (Alberto) Ginastera, algo de Charly García o del “flaco” Spinetta.

El trío en acción: "El
El trío en acción: "El liderazgo va mutando, en unas propuestas es uno y otras veces es otro. En este caso me tocó a mí", dice el pianista Nicolás Guerschberg

Son autores muy variados, de géneros y épocas muy distintas. ¿Cómo conviven en un mismo show unos con otros?

—Conviven bien (risas). Es el trío el que homogeniza todo. Es una de las enormes posibilidades que tiene una formación de este tipo. Autores que, como decís, son muy diferentes pero que, desde el approach, los vamos acercando. Entonces en el resultado final no se advierte que sea algo tan distante, porque está unificado en la propuesta.

Si bien en esencia es un trío de jazz, no están aquí los standards del género y sí se nutre de otras músicas. ¿Cómo se inscribe allí la mirada jazzera?

—Cuando hacemos esos autores nos tomamos la libertad de asumirlos como punto de partida y luego improvisar a partir de allí. El jazz ha reversionado siempre piezas por fuera de lo que es el Real Book. Y a nosotros nos entusiasma esa posibilidad. Por eso convocamos autores como los que te mencionaba. Por ejemplo, de Ginastera hacemos La danza de la moza donosa. Yo digo, un poco en serio un poco en broma, que la hacemos de manera monkiana. Con espacios, con disonancias.

Ese tema lo habían grabado en un disco de Escalandrum hace unos años. ¿Acá la versión es distinta?

—Totalmente. Es que el trío te da otro espacio. Te da más libertad. En cualquier momento uno de los tres sale a improvisar y el resto lo sigue. En cambio, con seis músicos, como sucede en Escalandrum, tenés un punto de partida un poco más estructurado. Y si bien allí también nos damos espacios de libertad, en el trío es una constante. Mirá a que punto llega esto que, muchas veces, cuando hacemos dos shows en una sola noche, en el segundo no les aviso a los muchachos que vamos a tocar algunos temas que no hicimos en el primero. Me largo y ellos me siguen. La sorpresa también es parte de la música. Y eso está muy bueno.

Nicolás Guerschberg antes de grabar
Nicolás Guerschberg antes de grabar con Escalandrum en el mítico estudio Abbey Road de Londres

A propósito de Shostakóvich y Ginastera ¿es necesaria una formación académica para ser un buen pianista de jazz?

—Yo creo que ayuda mucho. Te da herramientas. El piano clásico tiene 300 años de tradición. Hay que estudiar eso, para luego poder traerlo a la música que uno haga. Los recursos expresivos. Los técnicos. El sonido. Muchas cosas que tienen que ver con esa formación te van a ser extremadamente útiles, hagas la música que hagas. Esto no quiere decir que no haya pianistas que carecieron de esa formación y son geniales. Pero te confieso que los que más me gustan sí la tuvieron y se les nota: Keith Jarrett, Bill Evans, Chick Corea, Brad Mehldau…

Allí la excepción podría ser Thelonious Monk…

—Si, está bien. Pero Monk era un genio. Monk era Monk. Tocaba dos notas y vos sabías que era él. No podías errarle. Pero insisto en la importancia de una formación académica, aunque luego no te dediques a hacer esa música. Astor Piazzolla lo hizo, Egberto Gismonti también…creo que sigue siendo necesario.

Hay algunas composiciones tuyas, como Torres de Boedo, Nocturno o Antes de la lluvia, que las haces en distintas formaciones. ¿Qué buscás concretamente allí?

—Es un berretín. Ver qué forma toma la obra en otro contexto. Por ejemplo, Torres de Boedo lo escribí en el 2001 y lo grabamos por entonces. Luego lo versioné para un quinteto de tango en el que yo tocaba. Y allí lo reescribí todo. Porque originalmente era muy jazzístico. Una melodía, un par de armonizaciones y a improvisar. Pero no podía hacer eso en un grupo de tango. Luego lo toqué en el dúo de piano y saxo que hice con Gustavo Musso y allí volvió a ser otra cosa. Después lo grabé con mi sexteto. Nada de eso fue porque sintiera que era el mejor tema del mundo. Simplemente creí que estaban las condiciones para llevarlo a distintos contextos.

"El trío te da otro
"El trío te da otro espacio. Te da más libertad. En cualquier momento uno de los tres sale a improvisar y el resto lo sigue", ejemplifica Nicolás Guerschberg (Anabela Gilardoni)

En Escalandrum hay además una sección de tres saxos. Pero en algunos pasajes del show los vientos se silencian y quedan piano, bajo y batería. ¿Qué diferencia aquel trío circunstancial de este otro?

Aquel trio es más acotado. La presencia melódica de los tres vientos es muy importante en Escalandrum. Y si, cuando ellos no están aparecen algunos recursos similares. Pero como te digo es solo en momentos muy pautados. De todas maneras, la base rítmica tanto en Escalandrum como en el trio, es muy libre. Tiene un encare muy libre. Y esa libertad, al menos esa es mi impresión, es cada vez mayor con el correr de los años. Incluso en el estudio. Nosotros tomamos la grabación como si fuera un show en vivo. Y esa es una sensación que a mi cada vez me gusta más.

El registro en vivo, sin tanto arreglo posterior, es una tradición en el jazz. ¿Cómo te llevás vos con el proceso post grabación?

Tengo la sensación que todo ese armado luego de la grabación es más para otros géneros. No tanto para el jazz. Para mí el mayor placer es que la grabación de un disco tenga la misma sensación que el vivo. Que tenga esa riqueza. Lo espontáneo, la conexión. Hasta el error o el pifie. Por eso todo el proceso posterior cada vez me gusta menos. Casi no quiero escuchar las tomas. Yo quiero hacer mi parte. Escribir la música, ensayarla. Luego ir al estudio y grabar. Y entonces dejarle todo lo posterior a quien tiene esa tarea. No digo que esté bien. Es lo que me pasa.

Suele ser una sensación compartida entre quienes hacen jazz.

—Bueno, fíjate, uno de mis mayores referentes es Keith Jarrett. La mayoría de sus discos son en vivo. Tiene algunas grabaciones en estudio, pero los discos de solo piano son todos en vivo y también la casi totalidad de sus grabaciones en trío. Yo creo que cuando él iba a un estudio, hacía su parte y luego le dejaba todo a Manfred Eicher, su productor. Y está bien que haya sido así. Eso es el jazz.

* Nicolás Guerschberg Trio, con Pipi Piazzolla y Mariano Sívori. Viernes 10 de marzo 22.45h. Bebop Club. Uriarte 1658. Whatsapp +5411 2585 3515 - info@bebopclub.com.ar

Seguir leyendo

Guardar