Una editorial japonesa anunció la publicación de un manga de ciencia ficción elaborado íntegramente por Inteligencia Artificial (IA) y encendió el debate sobre los efectos de esta tecnologías en la autoría y la creación artística, aunque para el autor de la saga esa tecnología no clausura sino que abre “el camino para que gente sin talento artístico pueda entrar”, como en su caso que tiene “absolutamente cero” destreza para dibujar.
¿La creatividad artística está bajo amenaza? ¿Qué será de los artistas si una tecnología es capaz de componer videos, imágenes, poesías, relatos, dibujos y mangas? ¿El acceso a estas tecnologías desvaloriza la práctica artística en sí misma? La IA trae más preguntas que certezas, sobre todo en campos vinculados a la producción simbólica de sentidos. Algunos, como Rootport, el autor de un manga realizado con AI, cree que la tecnología es una herramienta que potencia las obras artísticas. En su caso, la inteligencia artificial se ocupó de la parte visual y el hombre de carne y hueso escribió la historia y los diálogos.
Cyberpunk: Peach John será publicado el 9 de marzo por la editorial Shinchosha, luego de la viralización que tomó con decenas de miles de retuits y me gusta en su cuenta de Twitter. El manga reinterpreta un clásico cuento de Momotarō, cuyo origen se podría remontar al siglo XIV, pero ambientado en un mundo futurista, en un mundo cyberpunk de alta tecnología, informó el diario El Español.
Rootport utilizó la herramienta Midjourney e ingresó combinaciones de texto como “cabello rosa”, “chico asiático” y “chaqueta de estadio” para generar imágenes del héroe de la trama en cerca de un minuto. Con esa tecnología Rootport tardó sólo seis semanas en completar el manga de más de 100 páginas, cuando un dibujante habría tardado un año en hacerlo. “Fue un proceso divertido, me recordó jugar a la lotería”, le dijo a la agencia de noticias AFP.
Para Rootport, los generadores de IA han “abierto el camino para que gente sin talento artístico pueda entrar” a la industria del manga, siempre que tengan “buenas” historias para contar.
En su página web, rootport.hateblo.jp, Rootport escribió que “podemos beneficiarnos de la IA de maneras que no se pueden medir” y que el desempeño ya no es humano versus inteligencia artificial sino “un equipo de humanos y de IA”.
En este sentido destacó que el uso de inteligencia artificial puede ser beneficioso: “Por ejemplo hay muchos ilustradores que son buenos dibujando pero no pueden hacer manga porque no son buenos pensando en historias. Esas personas ahora pueden desafiar el mundo del manga tomando prestado el poder de la IA”.
A medida que el uso de esta tecnología se extiende y las reglas aún no están claras, autores y artistas reclaman ante la justicia a las empresas de inteligencia artificial que utilizan sus imágenes para generar contenidos, pero la batalla legal será difícil, ya que tanto en Estados Unidos como en Europa la ley favorece a la IA, de acuerdo a juristas consultados por AFP.
En enero pasado, en Estados Unidos, tres artistas se querellaron contra Stable Diffusion, Midjourney y DeviantArt. Y por su lado, la agencia fotográfica Getty presentó una denuncia contra Stable Diffusion. ¿Qué objetan? El derecho de las empresas de IA a utilizar textos o imágenes para el “aprendizaje” de sus programas.
“Esta excepción a los derechos de autor, pensada para permitir el desarrollo de estas tecnologías, había pasado relativamente desapercibida”, explicó Charles Bouffier, del estudio Racine, en Francia. La dificultad radica en asegurarse que la oposición de los autores sea respetada. En esta línea, para Pierre Pérot, del estudio August Debouzy, ubicado en París, va a ser difícil saber si una obra fue utilizada en la fase de aprendizaje.
¿Se trata de una falsificación, sobre todo si un usuario de IA encargó una obra “al estilo” de un autor o para imitar un logo? Tanto el derecho europeo, como el estadounidense, sólo reconocen una falsificación cuando se copia una obra: “Ni un género ni un estilo pueden estar protegidos por los derechos de autor”, explicó Eric Barbry, del estudio Racine, quien argumentó que en cambio, si se reconoce claramente la fuente de una imagen generada, la cuestión puede plantearse.
Otra cuestión que plantea el auge de estas tecnologías es el uso comercial de los contenidos. Los juristas estiman que una IA no es propietaria, ni autora ni responsable. “Las IA explican en sus condiciones generales que es el usuario quien es responsable del uso que hará del contenido”, destacó Pérot. “No hay nada que impida su comercialización”, agregó.
De esto deriva la pregunta de si se debe especificar que el producto proviene del uso de IA. La futura directiva europea sobre esta tecnología podría estipular una obligación de transparencia. “Va a ser complicado que los usuarios de IA se presenten como autores plenos”, confirmó Barbry.
Hasta el momento ningún tribunal en Europa se pronunció sobre el tema pero en Estados Unidos, la Oficina sobre los Derechos de Autor rechazó otorgar derechos a un cómic generado por IA.
Fuente: Télam
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