Un historiador y un descubrimiento fundamental: el hallazgo en Buenos Aires de la única copia completa y original de Metrópolis, la película de culto alemana estrenada en 1927 y dirigida por Fritz Lang. El coleccionista argentino e historiador del cine Fernando Martín Peña relata en su libro de reciente reedición y con nueva información, las peripecias que atravesó durante casi dos décadas para poder acceder a los archivos y corroborar su hipótesis.
Nadie, salvo Peña, sospechaba que la película solo dormía “el sueño de los justos” en un inaccesible archivo público de Argentina: “Nunca estuvo perdida, esta copia siempre estuvo ahí”, asevera. “El tema es que nadie abrió (las latas) para chequear qué copia era”, explica Peña. Sobre qué lo motivó a escribir el libro, asegura: “Fue una suerte de necesidad: la de poner por escrito la historia de la investigación que lleva al hallazgo, sobre todo, por lo que pueda inspirar”.
En ese marco, también subraya la “catastrófica” situación de los archivos cinematográficos públicos de Argentina y la necesidad de formar personas que combinen tanto conocimientos técnicos para trabajar sobre material fílmico, así como de historia.
Inicio de la pesquisa
El inicio de su pesquisa se remonta a las postrimerías de la década de 1980, cuando trabajaba en un prestigioso cineclub llamado “Núcleo”. Por entonces, el Fondo Nacional de las Artes albergaba sin revisión una extensa colección de filmes que habían pertenecido al crítico de cine Manuel Peña Rodríguez, fundador en 1941 del primer Museo Cinematográfico Argentino. En el catálogo de su obra, entre otros títulos, figuraba Metrópolis, y Peña recordó que Salvador Sammaritano, crítico y fundador de “Núcleo”, le había comentado haberla visto dentro de esa colección y mucho más extensa que las copias conocidas.
En ese entonces y, pese a contar con el permiso del director de la institución, los custodios del archivo nunca le habilitaron el acceso. Años más tarde, la colección fue donada en su totalidad al Museo de Cine de Buenos Aires “Pablo Ducrós Hickens”, entidad que no tenía sede estable entonces, por lo que el material estuvo embalado durante un largo período. Recién en 2008, con la fundamental colaboración de Paula Félix-Didier, directora de la institución, el historiador pudo en pocos minutos corroborar su hipótesis.
”Que haya aparecido esta película acá es evidencia de que ha habido, que hay una cultura cinematográfica muy importante y muy cosmopolita”, indica. Asimismo, que fuera parte de esa colección, dice, “tiene que ver con la existencia de una cinefilia muy temprana y la capacidad para entender que el cine es un arte que merece resguardarse”, algo que por aquel entonces ocurría en muy pocos lugares del mundo.
El acuerdo
Constatada la relevancia histórica del material, la directora del Museo decidió informar a los propietarios actuales del film: la Fundación alemana Friedrich Wilhelm Murnau. Sin embargo, nunca obtuvieron respuesta. ”Uno después se explica por qué”, dice Peña. “Metrópolis es una de las películas más buscadas de la historia del cine, debe haber habido mucha gente a lo largo de los años, se lo atribuyo a eso y a que deben haber pensado: ‘Mirá si Metrópolis va a estar en Argentina’”, exclama.
Así las cosas, mientras trabajaba en Madrid, Peña mostró un VHS de la película a Luciano Berriatúa, historiador español especializado en cine alemán que había trabajado con la Fundación Murnau, y por medio de él finalmente ambas instituciones se contactaron y efectuaron un acuerdo. Gracias a ese convenio, gran cantidad de metraje argentino en riesgo pudo ser transferido a otro soporte y la Fundación Murnau restauró la copia original de Metrópolis.
El archivo
Defensor acérrimo del patrimonio audiovisual, Peña participó, junto al director de cine y político ya fallecido Fernando Pino Solanas, entre otros, en el establecimiento de una ley para la creación de una Cinemateca Nacional y lo lograron, pero nunca se aplicó. ”Hasta el día de hoy no se ha puesto en marcha. Mientras tanto seguimos perdiendo material, más del 50% del cine argentino sonoro está perdido”, expresa. ”Dije: ‘Suficiente, o me pongo a construir algo para preservar nuestra colección, o vamos a perder todo’”, y lo hizo.
Coleccionista de películas desde los 9 años, hoy tiene más de 8.000 filmes en una construcción que hizo específica en su casa para albergarlas: “De esta manera garantizo que las películas nuestras sigan existiendo y después se verá. Cuando me muera, esto irá a parar al Estado y que haga lo que quiera, va con casa y todo”, exclama entre risas.
Fuente: EFE
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