En una de las últimas noches de verano, con una temperatura ideal -una brisa fresca dio algo de alivio a los porteños luego de varios días de calor agobiante- “La noche de las librerías” cambió el paisaje de un sábado a la tarde-noche de la ciudad de Buenos Aires. La Avenida Corrientes, desde Callao hasta Cerrito, se transformó en una feria del libro a cielo abierto donde sus icónicas librerías sacaron sus ejemplares a la calle para formar un espacio único para los amantes de la literatura. Por un buen rato, fue verdaderamente “la calle que nunca duerme”.
“Es un evento que celebra el libro, los autores pero sobre todo el oficio del librero que están detrás del mostrador todo el año y además es como la revancha de lo analógico, porque frente al avance de lo digital que, por supuesto, está bien, convive el libro en papel”, le dijo a Infobae Cultura el ministro Enrique Avogadro, mientras caminaba mezclado en la serena multitud que cubría la calle.
“El libro en papel, no solo sobrevive, sino que hoy hay un boom, por ejemplo en literatura juvenil y ahí se destaca el oficio de quienes recomiendan y el lugar de las librerías como primer punto de encuentro es central y, por otro lado, que se realice en una avenida como Corrientes que es la avenida de la cultura porque además de las librerías, tenés los teatros, los cafés, la pizzerías. Todos los años realmente se llena de gente que viene a celebrar esto. Hay que destacar que un porcentaje importante de las ventas del año de las librerías sucede durante esta noche, por esa razón, pensamos replicarlo este 2023 más llegando a fin de año”, comentó Avogadro.
Por su parte, Mora Scillamá, directora general de Desarrollo Cultural y Creativo del Ministerio sumó: “Queremos destacar el espacio que se le dió esta noche a la juventud de la mano del Pase cultural que es nuestro programa de acceso a la cultura para el público joven para chicos de escuelas públicas de la ciudad de Buenos Aires y ahora también para el CBC y es un espacio muy importante porque hay todas intervenciones artísticas que celebran la democracia y además los 10 años de voto joven que se cumplen este año. Además, está muy relacionada ya que descubrimos que los libros son lo primero que compran los chicos cuando reciben la tarjeta del Pase Cultural”.
Oficialmente se informó que en una proyección estimada, hasta la 1 de la mañana del domingo, unas 95 mil personas recorrieron la calle Corrientes. “El caudal de ventas es significativamente mayor respecto de un fin de semana normal, aumentando entre un 30% y un 100% , y, en algunos casos, triplicando la facturación”, informó una fuente de prensa de la cartera cultural porteña al promediar la noche del sábado.
Celebración del oficio de librero
Cobró un rol muy importante el papel de los libreros: todos estuvieron dispuestos a conversar, recomendar y ayudar a los interesados. Fueron charlas distendidas a diferencia de las compras cotidianas donde los clientes no tienen el tiempo de recorrer los locales. En algunos casos, se crearon debates improvisados acerca de determinados autores y cuáles fueron sus mejores obras donde los mismos clientes se pusieron en ronda e intercambiaron ideas.
El olor a los libros nuevos mezclados con los usados creó una atmósfera inconfundible que invitó a sus visitantes a ingresar a los locales, hojear los libros, leer las contratapas y hasta preguntar cualquier duda a una persona que ama su oficio y conoce como nadie los ejemplares que hay en su negocio, demostrando que hay algo especial en las transacciones cara a cara que jamás podrá reemplazar la venta electrónica.
Estas conversaciones fueron llevadas a los bares de la zona, donde algunos también extendieron sus horarios para que los visitantes pudieran hacer una pausa y comer algo rico o simplemente descansar un poco las piernas luego de varias horas de recorrida.
El eje de este año fueron los 40 años del retorno de la democracia en Argentina, entonces la mayoría de sus charlas fueron dirigidas hacia esa temática, que buscó crear un espacio de debate sobre la experiencia y las necesidades del ejercicio democrático. Las mismas se realizaron en cada una de las esquinas donde se formaron una especie de livings que crean burbujas que invitaban a la reflexión y el debate, separada del bullicio que provocaba la enorme cantidad de personas que iba y venía por todo el circuito.
Es esta oportunidad, luego de varios años, casi no se vieron barbijos, no hubo ningún tipo de restricciones y se pudo disfrutar a pleno del espectáculo único. Las salidas e ingresos de los teatros también fueron propicias para que numerosos curiosos se acerquen a ver que estaba pasando y compren algún libro, de esas promesas de lectura que se hicieron en verano y todavía no llegaron a concretar. Bolsas de todos los tamaños cargadas de libros para regalar o autoregalarse, algunas familias venían con las listas de los ejemplares que pedían en los colegios o sus propias listas con recomendaciones.
También hubo espacios para los más chicos, que se escabulleron en los pasillos de las librerías para elegir a sus autores favoritos o simplemente quedarse maravillados por las coloridas portadas. Ellos pudieron disfrutar de espacios de dibujo, donde retrataban a sus personajes favoritos como también de lectura.
Uno de los comentarios que más se escuchaba era el de aquellos que se acercaron a la calle Corrientes y comentaban que hace bastante tiempo no la visitaban. Ellos se sorprendían por las modificaciones que sufrió como la realización del espacio peatonal o la reapertura de algunos clásicos bares, como La Ópera o La Giralda que estuvieron cerrados durante un tiempo. Muchos nostálgicos recordaban las épocas de los 80´s cuando se vivía una atmósfera similar con bares y librerías abiertos hasta altas horas y era un lugar de encuentro de escritores, poetas, músicos y gente de la política.
En el espacio dedicado a debatir sobre “medios y democracia”, el moderador Patricio Zunini dialogó con Juan Di Natale, Hinde Pomeraniec y Bobby Flores. El disparador fue cuál etapa había resultado más difícil para trabajar en estos 40 años de democracia. Hinde Pomeraniec opinó que en la actualidad es un momento complejo para trabajar y expresarse en redes sociales. Igualmente, consideró que son una “herramienta muy útil de comunicación” (destacó el papel clave que tuvieron durante la creación del “Ni una menos”). Pero también dijo que cualquier posteo o publicación que remita a algo social o político es cuestionado y eso puede derivar en una cancelación. Además, lamentó la cantidad de gente querida que abandonó las redes por esas razones y finalizó: “Durante los 40 años siempre el periodismo sufrió alguna presión de algún gobierno o funcionario”.
Por su parte, Juan Di Natale destacó que lo bueno de estos tiempos es que los lectores conocen las líneas editoriales de cada medio. Y dijo que ahora es más explícito cuando antes era algo que quedaba escondido. Igualmente, aclaró que “uno tiene que separar a los periodistas de los medios en dónde trabajan”. Y sobre las redes remarcó: “Tenés que vivir blindado para que no te afecte la cantidad de agresiones que circulan”. Sobre el mismo tema, Bobby Flores cuestionó algunas redes como Twitter donde prospera “el anonimato y la ignorancia”. Consideró que eso mismo es lo que hace a ciertas personas salir de ellas.
Uno de los livings con más concurrencia fue el de “Tres amigas y el relato de una época”, donde participaron Claudia Piñeiro, Selva Almada, Débora Mundani y fue moderado por la periodista Mercedes Funes. Allí, las tres escritoras coincidieron en que una cuando es mujer recibe más cuestionamientos que sus pares masculinos. Piñeyro contó que varias veces le preguntaron si ella era madre como para hablar de la maternidad y, por su parte, Selva Almada recordó que, al lanzar su libro El viento que arrasa, tuvo que someterse al ojo crítico de un varón periodista que le cuestionó que cómo una feminista dejaba tan mal parada a las mujeres, ya que sus protagonistas abandona a sus hijos. “Pareciera que las feministas no nos podemos equivocar y no tenemos derecho a portarnos mal”, cerró Funes.
Como cierre de una excelente jornada, hubo un espacio para el cine y se pudo disfrutar de una función gratuita de Argentina, 1985, de Santiago Mitre, en el El Cultural San Martín, uno de los espacios que se sumó a esta movida. Para algunos era la primera vez que la veían y otros volvieron a verla para acompañar a amigos o disfrutarla en pantalla grande. Los aplausos remataron el discurso del fiscal Julio César Strassera, interpretado por Ricardo Darín.
Por su parte, en el Escenario Estela Figueroa se realizó el conversatorio “El Juicio a las Juntas. El poder de la palabra y la imagen”, coordinado por la periodista María O’Donnell. Contó con la participación de Ricardo Gil Lavedra, que acaba de editar el libro La hermandad de los astronautas, donde narra en primera persona su papel como juez en el Juicio a las Juntas; y el crítico y cineasta Sergio Wolf, que dirigió Esto no es un golpe”, documental que relata los hechos de la la Semana Santa de 1987, cuando el coronel Aldo Rico lideró un alzamiento militar que pus en vilo al gobierno de Raúl Alfonsín. Allí, la parte más ovacionada fue cuando Gil Lavedra contó cómo decidieron llevar los videos del Juicio a las Juntas al resguardo de Noruega, para que no se perdieran las pruebas. “En Noruega fuimos recibidos cómo héroes”, dijo el abogado.
En el Escenario Vlady Kociancich, se dio otro de los encuentros que tuvo una gran convocatoria fue la realización en vivo de “Poesía en tu sofá”, el ciclo de lectura y recitado de poesía que reunió en esta oportunidad a Mercedes Romero Russo, Maia Tarcic, Nina Ferrari, Martha Mega, Unai Rivas Campos, Fernando Bogado y Canela. El anfitrión fue Tomás Rosner. A su vez, para los más jóvenes hubo un espacio donde, además de la lectura, pudieron disfrutar de un DJ set con Rodri Videla y Emiliata y hubo talleres de arte gráfico, serigrafía, afiches y arte impreso, con intervención plástica en vivo de dos urnas enormes.
El panorama al atardecer por Corrientes incluía cientos de personas que buscaban algún rincón para sentarse a hojear lo que habían comprado. Una imagen que se repitió en las paradas de colectivo aledañas, donde por unos instantes los pasajeros abandonaron sus teléfonos celulares para sumergirse en la lectura de libros.
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