Arturo Jauretche vs. Beatriz Guido, perspectivas enfrentadas en un clásico argentino

La novela “El incendio y las vísperas”, publicada por la escritora en 1964, tuvo una dura respuesta dos años después, en un capítulo central del ensayo “El medio pelo en la sociedad argentina”

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En 1964, Beatriz Guido publicó
En 1964, Beatriz Guido publicó “El incendio y las vísperas”, novela abiertamente antiperonista (Foto: The Grosby Group)

Hace poco, en enero de este año, después de bastante tiempo, volvió a editarse la novela El incendio y las vísperas, de Beatriz Guido. Para muchos lectores, el título de la obra y el nombre de su autora quizás les resulten vagamente familiares. Más conocido tal vez les sea otro escritor, Arturo Jauretche, aunque es probable que no sepan que este le dedicó a dicha novela todo un capítulo para criticarla en su ensayo más famoso, El medio pelo en la sociedad argentina. Dada las diferentes perspectivas que cada uno brindó allí, la reedición de la novela invita a rememorar algunos aspectos de esas obras y de sus autores.

Comencemos recordando a Beatriz Guido. La autora, que había nacido en 1922 en Rosario, era hija del arquitecto Ángel Guido, uno de los creadores del Monumento Nacional a la Bandera. Su padre no fue el único hombre de relieve al cual estuvo vinculada, ya que más significativa fue la pareja que formó con el director cinematográfico Leopoldo Torre Nilsson, con quien colaboró en muchos de los guiones de las películas que él filmó, formando juntos un importante dúo en el ambiente intelectual de la época.

Beatriz Guido fue una escritora exitosa, ya que libros suyos lograron un significativo nivel de ventas alrededor de los años sesenta. Al respecto, hay que tener en cuenta que por esa época tres fueron las autoras que obtuvieron un relevante éxito en esos años: Silvina Bullrich, Marta Lynch y Beatriz Guido. Precisamente, Cristina Mucci, creadora y conductora desde hace ya largos años del programa televisivo Los siete locos, publicó a fines del año pasado el libro Las olvidadas, dedicado a la vida y obra de estas tres escritoras.

“El incendio y las vísperas”,
“El incendio y las vísperas”, de Beatriz Guido

Entre las muchas obras de Guido, hay particularmente tres que conforman una “saga nacional”, es decir, textos donde aborda hechos relativos a la historia política de nuestro país: Fin de fiesta (1958), El incendio y las vísperas (1964) y Escándalos y soledades (1970). En ellas, de una manera u otra, están presentes Perón y el peronismo. En la obra que motiva este artículo, de tono abiertamente antiperonista, la acción se sitúa entre dos fechas directamente relacionadas con dicho movimiento político. La primera, el 17 de octubre de 1952, el “día de la lealtad”, que conmemora la fecha del nacimiento del peronismo. La segunda, el 15 de abril de 1953, día en que simpatizantes peronistas incendiaron la sede del Jockey Club, entre otros ataques a lugares emblemáticos del antiperonismo, como represalia a las bombas que habían explotado poco antes en la zona de Plaza de Mayo.

El argumento de la novela gira en torno a la familia Pradere, perteneciente a una especie de aristocracia local. El grupo familiar lo componen Alejandro Pradere, su hermano Ramón, su esposa Sofía y sus jóvenes hijos José Luis e Inés. Poseen una mansión en la calle Schiafino, en la zona de Recoleta, pero su bien más preciado es una estancia en la Provincia de Buenos Aires, llamada “Bagatelle”, que tiene 30000 hectáreas y en su casco una costosa propiedad rodeada por un importante parque. A Alejandro, que había sido embajador anteriormente hasta 1944, lo obligan a ser ahora embajador en Uruguay, porque de lo contrario le expropiarían el casco de la estancia.

Ante dicha situación, este cede, convirtiéndose en un funcionario de un gobierno al que aborrece, y se marcha con su familia al país vecino. Por otra parte, fuera del grupo familiar, el otro personaje destacado es Pablo Alcobendas, un estudiante universitario izquierdista, fuertemente antiperonista. Pablo es detenido por la policía y llevado a una comisaría donde no solo es torturado, sino también violado e incluso castrado. Después de un tiempo en la cárcel de Devoto, él es liberado y recogido por José Luis. La novela concluye con el reencuentro de Inés con Pablo (quienes tenían una relación amorosa previa), el incendio del Jockey Club, el suicidio de Alejandro Pradere y la expropiación del casco de la estancia “Bagatelle”.

Como la novela gira en torno a la rica familia de los Pradere, Beatriz Guido realiza numerosas descripciones y relata ciertos hechos tratando de retratar el supuesto ambiente de lujo y sofisticación en que desenvuelven sus vidas. Como ese “ambiente” es el blanco principal de las críticas de Jauretche, a modo de ejemplo, recordamos el inicio de la novela, cuando Sofía Pradere baja por la escalera de la mansión de Schiafino: “Una mano se desliza desde el tercer piso por la baranda de la escalera; a veces se detiene, después vuelve a descender muy lentamente. El caminero de Esmima deforma, en gemir de animal herido, el crujir de la madera. Un sonido imperceptible de caireles acompaña también ese descenso. La mano se detiene en el final del descanso: acaricia el bronce de la Cazadora de Bernini”.

En 1866, Arturo Jauretch, en
En 1866, Arturo Jauretch, en su ensayo “El medio pelo en la sociedad argentina”, dedicó todo un capítulo para criticar a Guido

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Pasemos ahora a Arturo Jauretche. Como es conocido, este tuvo una prolongada actividad política. En forma muy resumida, algunos hitos de esa trayectoria son los siguientes: en los años veinte adhirió a la línea yrigoyenista dentro de la Unión Cívica Radical; en la primera época de los años treinta, participó en una frustrada asonada militar contra el fraudulento gobierno de Agustín P. Justo; cuando más tarde la UCR decidió levantar la “abstención electoral”, junto con otros radicales fundó en 1935 FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina); en los años cuarenta, durante los primeros años del gobierno peronista, ocupó el cargo de Presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires (cargo al cual renunció por ciertas disidencias). Luego, a partir de 1955, con el derrocamiento del gobierno del presidente Perón, sin abandonar por completo la actividad política, se dedicó fundamentalmente a la producción de ensayos, entre los cuales, en el período 1955-1966, pueden nombrarse Los profetas del odio, Política nacional y revisionismo histórico, FORJA y la década infame.

En 1966, Jauretche publica El medio pelo en la sociedad argentina (Apuntes para una sociología nacional), o sea, solo dos años después de la aparición de la novela de Beatriz Guido. ¿Qué entiende el autor por “medio pelo”? Dice Jauretche: “El medio pelo procede de dos vertientes. Los primos pobres de la alta clase y los enriquecidos recientes”. Aclaremos, los “primos pobres” son para el ensayista aquellos que habiendo pertenecido a la clase alta en algún momento, han perdido su fortuna y tratan de mantener la apariencia de seguir siendo lo que en verdad ya no son. Por otra parte, los “enriquecidos recientes” son especialmente sectores de la clase media alta y la fracción de la burguesía de tipo industrial surgida en la época peronista.

Al autor le preocupa que ciertos sectores sociales traten de imitar equivocadamente valores y pautas ideológicas que no le corresponden, siendo este uno de los principales motivos que lo llevaron a escribir el ensayo. En palabras de Jauretche: “Si este grupo social [el “medio pelo”] estuviera aislado no tendría importancia y hasta podríamos agradecerle la diversión que nos proporciona su espectáculo; pero lo grave es que ejerce magisterio y se extiende hasta ir absorbiendo la nueva burguesía y parte de la clase media con sus pautas de imitación, con su calcomanía de una supuesta aristocracia, y esto perjudica al país en el momento que reclama una urgente transformación”.

El capítulo del ensayo de Jauretche dedicado a la novela de Beatriz Guido lleva el elocuente título de “Una escritora de ‘medio pelo’ para lectores de ‘medio pelo’”. Al ensayista no le interesa la novela en sí misma, pues comenta que “se trata de una autora marginal a la literatura, de un subproducto de la alfabetización”. Lo que le importa al autor son los lectores de la novela, pues el éxito que esta obtuvo evidenciaría la existencia de un público que toma por creíble lo relatado en ella. Para él, ese lector participaría “de una visión del país completamente sofisticada a través de una lente de convenciones deformadas y tenidas por ciertas”.

“El medio pelo en la
“El medio pelo en la sociedad argentina”, de Arturo Jauretche

Veamos entonces, a modo de ejemplo, un par de pasajes de la ácida crítica de Jauretche. Así, con referencia a los alimentos que consumirían los Pradere, burlonamente señala: “En todo el libro no se conoce más que caviar y bizcochos blackstones o crakers americanos, regados exclusivamente con champagne francés; ¡minga de vino o coca-cola!” Por otra parte, si bien en el capítulo se refiere especialmente al sector “aristocrático” de los Pradere, también ataca la manera en que aparecen representadas otras clases sociales en la novela: “Sólo incidentalmente aparecerán también los obreros, pero a través de la lente ‘mediopelense’, pues los “negros” no son obreros. Peyorativamente la autora pone en la boca de sus personajes una clara distinción entre el ‘aluvión zoológico’, que constituye la multitud ‘achinada’ del trabajo y unos individuos selectos, generalmente con apellidos italianos y de preferencia ferroviarios que, esos sí, son obreros”.

En síntesis, Beatriz Guido y Arturo Jauretche fueron dos intelectuales que mantuvieron posturas claramente diferentes y que intentaron, cada uno a su manera, dejar testimonio en sus escritos de cuál era su visión sobre nuestro país. Quienes los lean podrán coincidir más con uno que con otro, pero sea como sea, ambos son autores que no van a dejar indiferente al lector.

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