La Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO) en Madrid cerró su 42 edición con excelentes cifras, pues supera los 95.000 visitantes, con lo que vuelve a una afluencia prepandemia, y las galerías se apuntan ventas aupadas por una oferta “excepcional”.
La directora de la feria, Maribel López, explicó que “los contenidos de la feria han sido excepcionales, el esfuerzo de las galerías ha sido increíble, los proyectos son pensados para cada estand”.
Las cifras de visitantes superan a los 93.000 de 2020, con lo que a su juicio “volvemos a la normalidad real” tras la pandemia. Las declaraciones de la directora van en consonancia con las de los galeristas, que han percibido una subida de visitantes internacionales y una gran afluencia de público profesional, unos 38.000, pero también de nuevos coleccionistas.
ARCO 2023 ha congregado a unos 400 coleccionistas internacionales, a los que paga hotel y viaje, todo un récord para la feria.
Íñigo Navarro, de la galería Leandro Navarro, notó el incremento del coleccionista internacional, aunque no vendió las piezas más caras que traía, un Juan Gris y un Miró, ambas por encima del millón de euros.
En la Galería Malborough tampoco vendieron su pieza más cara, una Chirino que supera el medio millón, pero aseguran que la feria también sirve para dar visibilidad a este tipo de ofertas y notaron un aumento de coleccionistas latinoamericanos.
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Guillermo de Osma afirmó que las piezas más caras no son las que más se suelen vender en este tipo de eventos: “No estamos en un mundo de moda, es normal que las ventas tarden en cerrarse”.
El primer día de la feria, que comenzó el pasado miércoles, la Asociación de Mujeres Artistas hizo una “performance” para denunciar la escasa presencia de artistas en la feria y reclamar más medidas específicas para darles visibilidad.
En 2021 y 2022 la feria ya destinó a mujeres “Proyectos de Artistas”, una serie de espacios distribuidos por ARCO con propuestas especiales o más complejas.
“Este año de los veinte espacios, quince han sido para mujer, así que el numero ha sido positivo. Es un gesto que habíamos hecho estos dos años para explicar esa importancia. Estaremos atentos por si es necesario hacerlo en el futuro, es importante que no perdamos esa perspectiva”, dijo la directora.
A la feria acuden cada año instituciones como el Museo Reina Sofía de Madrid para comprar obras y este año el Ministerio de Cultura de España otorgó a este centro de arte 400.000 euros, con los que compró obras de artistas consagrados y jóvenes. Así, a través del Ministerio de Cultura y Deporte, desembolsó 400.000 euros y llevó 26 obras de 18 artistas, entre ellas, la argentina Cecilia Bengolea y el uruguayo Joaquín Torres-García.
También adquirieron piezas la Fundación Aldo Rubino para el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires, un cuadro del cubano Waldo Balart (Proposición, un acrílico sobre lienzo de 1979), o la Fundación de Francesca Thyssen para TBA21 Thyssen-Bornemisza Art Contemporary en Madrid.
“Estos trabajos, que abarcan diferentes disciplinas artísticas (instalación, video, pintura, fotografía, collage), pasarán a formar parte de la Colección del Museo y pertenecen a distintas generaciones de artistas: históricos, como Torres-García; a creadoras con carreras consolidadas como Marisa González o Rosa Torres; y a artistas más jóvenes de los que se han adquirido trabajos realizados en los últimos tres años”, informaron desde el Reina Sofía a través de un comunicado.
Algunas galerías internacionales evitaron ser tan específicas sobre su desempeño, como el caso de Jocelyn Wolff de París, que participa desde hace muchos años en ARCO y que reportó “ventas exitosas en esta edición” o la berlinesa Contemporary Fine Arts, que informó de obras vendidas entre 180.000 y 670.000 euros, sin especificar artistas.
En la feria se vendieron también varias obras del pintor brasileño Lucas Arruda, cuya exposición individual “Assum Preto”, presentada por la Fundación Sandretto Re Rebaudengo y curada por Hans Ulrich Obrist, fue puntapié de las actividades en Madrid, con su inauguración en la esplendorosa Biblioteca del Ateneo de Madrid.
También acrecentaron sus acervos de arte instituciones como la Colección del Museo Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles (con la ayuda del Gobierno regional), el Ayuntamiento de Madrid que ha comprado seis obras, por valor de 226.000 euros, para incorporar al Museo de Arte Contemporáneo -MAC- la Fundación Helga de Alvear y TBA21 Thyssen-Bornemisza Art Contemporary.
Las ventas argentinas
Con respecto a los artistas argentinos, obras de Gabriel Chaile, Diego Bianchi, Florencia Böhtlingk, Ana Gallardo o Andrea Ostera se han vendido a diferentes colecciones.
La compra de una pieza de Ana Gallardo en la galería Ruth Benzacar al coleccionista argentino afincado en Miami Jorge Pérez; la adquisición de seis obras por parte de la propia Fundación Arco para su colección privada -que posee más de 300 piezas- y que incorporó al argentino Diego Bianchi (galería parisina Jocelyn Wolff) o la venta de uno de los hornos del tucumano Gabriel Chaile por 60.000 euros a un coleccionista europeo, también conforman el balance de las cinco jornadas exitosas de la feria.
De igual modo, otros argentinos acapararon la atención a lo largo de todo el predio, como ocurrió con las piezas de Víctor Grippo (unas raras acuarelas de tamaño pequeño) vendidas en la galería madrileña 1 Mira, o la instalación con 200 kilos de papas extendidos sobre una mesa de seis metros, que transforma las papas en pilas, que dan energía y encienden otros elementos en el circuito.
La Feria Internacional de Arte Contemporáneo contó en esta edición con cuatro secciones comisariadas, entre ellas el Mediterráneo, como tema principal, y la participación de 211 galerías de 36 países.
Con información de Efe y Télam
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