La directora española Carla Simón, ganadora del premio Oso de oro 2022 con Alcarrás, anticipó que el palmarés de la 73° edición será “compensado” en el reparto de distinciones, en una decisión “compartida” por los siete miembros del jurado del que forma parte y “sin imposiciones” de ningún tipo.
La decisión final ya ha sido adoptada, explicó en la víspera de la gala de los Osos, obviamente sin dar pistas acerca de quién se alzará con el Oro, pero segura de la decisión. “Todos nosotros podemos vivir con lo elegido”, dijo en alusión al equipo que preside la actriz estadounidense Kristen Stewart.
“Ha habido mucho diálogo y el resultado es un palmarés muy compartido, de acuerdo con la voluntad de Kristen de que todo el mundo se sienta representado”, dijo, y también bajo la premisa de que “nadie estará totalmente de acuerdo con todos los premios”.
Han sido diez días para visionar las 19 películas a concurso, entre ellas la española 20.000 especies de abejas, de Estíbaliz Urresola, y la mexicana Tótem, de Lila Avilés, ambas centradas en núcleos familiares: la primera, alrededor de un niño que se identifica como niña; la segunda, desde la mirada de otra niña ante la fiesta de cumpleaños de su padre, un hombre joven que agoniza.
En el jurado hubo un claro dominio femenino, con cinco mujeres frente a dos hombres. Además de Stewart y Simón, lo integraron a actriz iraní Golshifteh Farahani, la directora alemana Valeska Grisebach, la estadounidense Francine Maisler, el director rumano Radu Jude y su colega chino Johnnie To.
Esta composición “no ha influido en lo elegido”, asegura Simón: “No nos hemos dejado llevar por quién ha hecho una película, sino por la película en sí”.
Sí se ha notado la alta presencia femenina, sin embargo, en la forma cómo se ha desarrollado el diálogo y la consecución de ese resultado, insiste, “muy compartido”.
Carla Simón (Barcelona, 1986) había tenido ya varias experiencias como jurado, aunque no en uno tan numeroso y tampoco en un festival internacional de primera categoría, como la Berlinale.
“Es una responsabilidad. Te das cuenta de cómo un Oso de Oro ha marcado la vida de Alcarrás, cómo se ha visto fuera, cómo ha viajado, cómo se ha vendido en tantos sitios. Tienes la sensación de que debes elegir muy bien”, explica.
Al mismo tiempo, admite: “Te das cuenta de que en las conversaciones al final estás hablando de sensaciones, de intuiciones”. Desde esta perspectiva, explica: “Te preguntas cómo debían hablar hace un año de Alcarràs y qué sensaciones produjo”.
Estar en un jurado es también una manera de “abrir la mirada” hacia unas películas que “tal vez no verías, porque no es tu tipo de cine”. La competición de la Berlinale es una especie de “termómetro sobre cómo está el mundo del cine y el mundo en general, los temas nos interesan más”, resume.
El trabajo del jurado terminó el pasado jueves, puesto que el equipo de Stewart ve los filmes en sesiones y orden distintos que el discurrir del festival. Este viernes se estrenaban oficialmente las últimas dos aspirantes: Bis ans Ende der Nacht, de Christoph Hochhäusler, la última de las cinco representantes del cine alemán a concurso, así como la francesa Sur l’Adamant, de Nicolas Philibert.
“El 1 de marzo me encierro de nuevo en la cueva. Ni una entrevista más”, afirmó. Tiene escrita una primera versión del guion de Romería, su tercera inmersión en la familia –como fue Estiu, premio a la mejor opera prima en la Berlinale de 2017, y luego Alcarràs.
Empezó a escribir su guion en la pandemia y espera iniciar su rodaje en 2024. Simón advierte una diferencia entre esta tercera película y las anteriores: “Ahora será una reflexión sobre la memoria familiar, no una historia sobre una u otra familia”, revela.
Fuente: EFE.
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