Un ecosistema virtual inmersivo y un cielo inventado habitan en Fundación Andreani

Hasta el 5 de marzo, las muestras de Mateo Amaral y Marcelo Grosman exploran puntos de convergencia entre arte, naturaleza y tecnología, para reflexionar sobre creencias, sentido y realidad

Imagen de la muestra "La invención del cielo", de Marcelo Grosman (Foto: Nacho Iasparra)

La Fundación Andreani expone dos muestras para visitar durante este verano: La invención del cielo, de Marcelo Grosman, y Éramos la humanidad, de Mateo Amaral. Se trata de propuestas visuales que proponen explorar la relación de los seres humanos con la naturaleza a través de la tecnología, utilizada como soporte y, al mismo tiempo, como disparador para reflexionar acerca de las experiencias virtuales y los sistemas de sentido desde los que miramos la realidad que nos rodea. Dos experiencias visuales que sumergen al espectador en mundos propios desde una mirada distinta para salir de la zona de confort, mover las piezas de lugar y reflexionar sobre nuevos modos de habitar la Tierra.

Constituida por piezas tecnológicas low-tech de proyección e impresiones de cartografías antiguas intervenidas con fotografías, sobre diversos papeles y vidrios, Marcelo Grosman crea una instalación en la que se cuestiona el relato que hemos construido del cielo a través de los años. “Cuando digo el cielo, obviamente no es ese cielo que efectivamente está allí, sino el cielo construido en imágenes humanas, el cielo representado, porque esa es la tarea de los artistas: trabajar y poner en cuestión las imágenes y los sentidos que ellas construyen”, afirma el artista en diálogo con Infobae Cultura.

En su texto curatorial elaborado junto con Virginia Castro, Grosman se pregunta: “¿Qué pasaría si dibujáramos nuevas constelaciones, otras versiones del cielo y el Cosmos dejándonos guiar por una lógica contra-hegemónica, que convocara a la celebración de los cuerpos, la amistad y el cuidado? Si proliferaran interpretaciones y representaciones individuales o colectivas del cielo, pero no una, sino dos, tres, muchas… Habida cuenta de que toda imagen se esgrime frente a otras ya existentes (y más poderosas): ¿qué micropolíticas deberían practicarse hoy, para reinventar una porción de cielo, y, en definitiva, de mundo?”.

Imagen de la muestra "La invención del cielo", de Marcelo Grosman (Foto: Nacho Iasparra)

En este sentido, La invención del cielo aborda el vínculo entre tecnología e imagen y gira en torno a las cartografías celestes como dispositivos estéticos, cognitivos y políticos. El cielo es entonces abordado desde una construcción política para romper el paradigma y reflexionar sobre el modo de lectura que la humanidad siempre ha tenido sobre él. “Nosotros encarnamos la idea de dibujar un cielo de acuerdo con nuestras necesidades y voluntades, representado en imágenes y una imagen siempre es política, hace política contra otra imagen”, afirma el artista.

Al interior de una sala a oscuras, las obras se disponen sobre mesas luminosas, con lupas que invitan al espectador a investigar por sí mismo, a ser parte del descubrimiento. Para Grosman, una muestra es una experiencia por transitar, donde confluye tecnología novedosa u obsoleta, pero de cualquier manera: “la tecnología es extraña al cuerpo, y eso es fascinante”.

Marcelo Grosman, quien vive y trabaja en Buenos Aires, se ha dedicado durante más de treinta años a la fotografía, reflexionando sobre la idea de verdad en las imágenes. Esta muestra es parte de esa búsqueda. Desde 1989 realiza exposiciones individuales en instituciones públicas y privadas internacionales. Su obra integra la colección del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA), el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), el museo MACRO de Rosario, el Musée de Charleroi de Bélgica y numerosas colecciones privadas.

Por su parte, Fundación Andreani también aloja, en su primer piso, la muestra Éramos la humanidad, un proyecto audiovisual del artista Mateo Amaral que recrea un ecosistema virtual habitado por seres con inteligencia artificial y motores de render 3D en tiempo real. Se trata de un mundo posthumano habitado por seres híbridos, con reminiscencias del pasado y arquetipos del futuro. “La muestra implica la superposición de dos ecosistemas, uno vegetal y otro virtual. Encuentro esa superposición muy similar a nuestra forma de existir en el mundo: vivimos en un mundo físico al que le superponemos el mundo virtual de nuestros pensamientos”, afirma el artista en diálogo con Infobae Cultura.

"Eramos la humanidad", de Mateo Amaral, se presenta en el primer piso de la Fundación Andreani (Foto: Gentileza de la Fundación Andreani)

Amaral trabaja la relación entre el hombre y la naturaleza como un todo, y crea un espacio inmersivo en el que la realidad y la virtualidad se unen. En una sala a oscuras, una jungla con plantas reales se mezcla con proyecciones fluorescentes que borran los límites entre ambas realidades. “Hace mucho tiempo vengo incluyendo en mis obras representaciones de plantas, sean dibujos o animaciones 3D. En este caso trabajé con Julia Nin para incluirlas no solo como representación, sino, también, como plantas reales en la sala. Poner plantas en un espacio cerrado y oscuro fue un gran desafío”, afirma el artista.

Éramos la humanidad es una propuesta inmersiva: ingresar en un mundo desconocido, nuevo, pero con elementos reconocibles que permiten reflexionar y permanecer. “Me atrae la idea de sumergirme en un mundo no humano que no entiendo, intentar correrme de nuestra forma habitual de lenguaje y creo que este formato de instalación es muy efectivo para esa especie de experiencia psicodélica”, afirma el artista.

"Eramos la humanidad", de Mateo Amaral, se presenta en el primer piso de la Fundación Andreani (Foto: Gentileza de la Fundación Andreani)

Mateo Amaral es un artista audiovisual que vive actualmente en Buenos Aires. Su trabajo surge de imaginar los espacios de la mente, los modelos de realidades que nacen en su interior y su relación con herramientas digitales como el modelado 3D y el diseño de sonido. En función de eso, busca representar ecosistemas vegetales o meméticos que toman la forma de cortometrajes, instalaciones, pinturas, VR o conciertos audiovisuales. Además de su obra individual, formó parte del colectivo artístico Oligatega y del grupo electro punk Hipnoflautas.

Las muestras pueden visitarse durante todo febrero, y hasta el 5 de marzo, en Fundación Andreani (Av. Pedro de Mendoza 1987, La Boca), de jueves a domingos y feriados, de 12 a 19.

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