La artista, docente e investigadora Elda Cerrato, ganadora del prestigioso Premio Velázquez 2022, falleció de causas naturales, a los 92 años, durante el viernes, según pudo verificar Infobae Cultura con su entorno cercano.
Cerrato se descompuso el lunes y estuvo internada en terapia intensiva hasta el viernes en la clínica Trinidad de Palermo. Será velada el lunes 20 en el espacio de su última exposición, el Centro Cultural Paco Urondo (25 de Mayo 201), de 15 a 20.
Nacida en Asti, Italia, Cerrato tuvo una extensa actividad creativa y educativa en Argentina y Venezuela (1960-1964 y 1977-1983), formó parte del CAyC, y también también tuvo una larga trayectoria como profesora e investigadora en la Escuela de Arte del Departamento de Humanidades de la Universidad Central de Venezuela, como en universidades y escuelas de arte del país como la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UBA.
En 2019 recibió el Premio Nacional a la Trayectoria Artística que otorga el Salón Nacional de Artes Visuales y durante 2022 fue reconocida no solo con el Velázquez, galardón iberoamericano que entrega el Ministerio de Cultura español, sino también con dos muestras retrospectivas en el país. La primera, a principios de año, en el Museo Moderno, donde se realizó su primera exposición antológica, con una selección que abarcó medio siglo de producción realizada entre Buenos Aires, Tucumán y Caracas.
A finales del año pasado, se presentó con Lado B, una muestra más pequeña y personal, curada por ella misma, en el Centro Cultural Paco Urondo, tras una propuesta del decano Ricardo Manetti de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), institución en la que impartió clases y donde ahora se desempeñaba como “profesora consulta”.
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Llegó al país siendo una niña y tras recibirse de bioquímica se dedicó al arte. Durante los sesenta emigró a Caracas con su compañero, el músico experimental Luis Zubillaga, con quien tuvo su único hijo, Luciano, cineasta experimental que reside en China.
Cerrato pasó del collage a las pinturas, y realizó dibujos, grabados, instalaciones, acciones y cine, en más de 25 exposiciones individuales en el país y el exterior, como en 150 colectivas en Europa, Asia y en América del Norte, Centro y Sur, y participó en diferentes Bienales, como dos ediciones de Bienalsur y había sido invitada para participar de la próxima Bienal de San Pablo.
.Fue cercana a Aldo Pellegrini, Juan Carlos Paz, Oscar Masotta, y estuvo vinculada al Instituto Di Tella como al histórico Centro de Arte y Comunicación (CAYC), donde entre otros participó de la emblemática Acción colectiva que el grupo realizó en la plaza Roberto Arlt en 1972, tras los acontecimientos de la “Masacre de Trelew” y que censurada por la policía.
Junto a Juan Carlos Romero formó parte de la fundación del SUAP (Sindicato Único de Artistas Plásticos) y tras mudarse a Venezuela durante la última dictadura militar argentina se integró al medio cultural de Caracas y, en particular, en el grupo El Techo de la Ballena. Allí también fue profesora fundadora de la Escuela de Artes de la Universidad Central.
En su trabajo cohabitaron la memoria personal y colectiva, aunque sus primeras obras estuvieron centradas en la investigación geométrica y búsquedas espirituales tras su experiencia, junto a Zubillaga, en los primeros grupos del maestro místico George Gurdjieff en América Latina.
“Mi primer trabajo fue más bien de tipo collage, más aleatorio, que fue la primera exposición que hice en Venezuela y después apareció por las colinas de Tucumán una expresión un poco de mis búsquedas, el Ser Beta, que tenía ciertas características, que yo llamé a ese periodo Cosmológico”, explicó en su última entrevista a Infobae Cultura.
En Tucumán, Cerrato observó una serie de OVNIs por la ventana junto a Zubillaga (1928-1995) en varias oportunidades en una experiencia que, comentó a este medio, era compartida por el resto de los pobladores de la zona y que la convenció aún más de sus búsquedas espirituales.
“Fue una experiencia muy singular, después hablando con los vecinos descubrimos que era algo muy común, ellos estaban acostumbrados ya a esas apariciones en el cielo. De alguna manera sentí que el Ser Beta cayó a tierra, y ahí tomé contacto con otra realidad. Eso ya me había atravesado bastante en la estadía en Venezuela, que el grupo con el que estuve ligada siempre fronterizo, que era izquierdista y surrealista”, dijo.
Tras la dictadura, su trabajo tomó un cariz político más potente, y participó de diferentes acciones colectivas para denunciar los peligros e injusticias que aquejan a la vida democrática, las violencias, las crisis económica política y sociales del país y la región. En ese momento, su obra forma parte de la feria ArcoMadrid, donde es representada por la galería Herlitzka & Co.
En ese sentido, durante su búsqueda artística, Cerrato interpeló el mundo de las ideas desde diferentes espacios, que unieron lo científico, con lo místico.
“No me es fácil diferenciar mi vida de mi pintura, mis trabajos profesionales de los personales, pues en algunos aspectos se han imbricado en una trama bastante enmarañada, estando muy íntimanente relacionado unos con los otros: así es como me encuentro conmigo y en mi misma y con los demás”, escribió en La memoria en los bordes, libro de 2015 publicado por la facultad de Filosofía y Letras de la UBA. En 2022, por su parte el Museo Moderno publicó Elda Cerrato: El día maravilloso de los pueblos.
“Aunque mi producción no ha seguido un camino lineal, con múltiples entrdas y escapes, una constante más ocultas a veces que otras, subyace en todo el campo de su recorrido. Es el tema de la memoria personal y colectiva, aún desde los primeros collages, con las inmersiones en el inconsciente y luego, en los grandes espacios vacios y cosmovisiones como recuerdos de tiempos otros”.
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