La historia de cómo un actor muy poco conocido y sin trabajo llegó, después de cumplir 40 años, a transformarse en el mayor empresario televisivo de las últimas décadas debería ser contada en algunas de las series o películas de Taylor Sheridan, el responsable de hacer cumplir eso que llaman “sueño americano”. Para algunos, al menos. Cansado de sesiones de casting improductivas, de no tener dinero (cuenta la leyenda que llegó a vivir en un auto con su perro), de papeles ocasionales en series en las que le pagaban muy poco y hasta de ser despedido de un rol secundario en Sons of Anarchy cuando pidió aumento de sueldo (su personaje, previsiblemente, murió), Taylor se dio cuenta en 2010 de que tenía que cambiar de vida. “Me dijeron que no me iban a pagar más porque no valía más, que había 50 actores más como yo –le dijo Sheridan a Deadline–. Entendí ahí que siempre iba a ser uno más en la lista de reparto, intercambiable con otros. Y decidí que no quería ser eso por el resto de mi vida”.
La solución, a la distancia, parece sencilla: ponerse a escribir sus propios films y series. Pero miles de actores lo han hecho, buscando generar su propio trabajo sin depender de propuestas ajenas o de la suerte. Lo que nadie podía prever fue el resultado. Escribió el guion de Sicario: fue un éxito. Escribió el de Sin nada que perder, violento policial con Jeff Bridges: otro éxito. Dirigió y escribió Wind River: en menor medida, un éxito también. La secuela de Sicario: lo mismo. Pero el “milagro” real todavía no había comenzado. El verdadero golpe –de suerte o de talento– se llamó Yellowstone, una serie sobre rancheros de Montana protagonizada por Kevin Costner que ningún canal o plataforma quería producir (le presentó el proyecto a HBO, quienes lo adquirieron y luego lo abandonaron) y que finalmente recaló en Paramount. Yellowstone, que debutó en 2018, no solo se convirtió en un éxito, sino que se transformó en la ficción más vista de la televisión estadounidense, con una audiencia que crece temporada tras temporada y que ahora, en la quinta, llega a más de 10 millones de espectadores por episodio, solo contando los que lo ven el día que se emite.
Esa serie –que aquí se ve, como toda la producción de Sheridan, a través de Paramount+– le abrió las puertas a algo que usualmente está reservado para los Marvel y los “Star Wars” de este mundo: armar lo que se da por llamar “un universo”. El hombre firmó un contrato de exclusividad con lo que era ViacomCBS (ahora se la conoce como Paramount Global) para expandir la saga familiar de los Dutton, los protagonistas de Yellowstone, a través de varias generaciones. No sólo eso, sino que también empezó a escribir y producir otras series dentro de ese acuerdo, no necesariamente relacionadas con esa historia troncal. ¿El valor estimado de ese contrato? Se calcula que 200 millones de dólares.
Para 2023, el mundo según Sheridan incluirá muchos productos agregados a la nave nodriza que acaba de terminar con la primera parte de su quinta temporada. Dentro de la saga de la familia Dutton está 1883, cuya única temporada, protagonizada por Sam Elliott y las estrellas de la música country Tim McGraw y Faith Hill, se emitió a principios de 2022. Y este domingo 5 llega a América Latina, vía Paramount+, 1923, cuyos primeros cuatro episodios (de un total de ocho) ya fueron emitidos en los Estados Unidos. La particularidad de esta serie es que tiene como protagonista nada menos que a Harrison Ford, en su primer rol para la televisión desde 1977, antes que una cierta película llamada La guerra de las galaxias lo transformara en una megaestrella. Ford encarna a Jacob Dutton, antepasado del personaje de Costner, y su esposa es interpretada por la notable actriz británica Helen Mirren, otra estrella de cine que se hizo famosa mundialmente por la serie de TV inglesa Prime Suspect. Y se prevé que entre 2023 y 2024 Sheridan tendrá en el aire dos series más de esa saga, una que transcurrirá en los años ‘40 y otra en los ‘60. Y así, uno imagina, podrá seguir y seguir recorriendo décadas en la vida de estos rancheros de Montana mientras el éxito lo acompañe.
Pero el mundo del nuevo Rey Midas de la TV no acaba ahí. Sheridan estrenó a finales de 2021 la primera de sus series no pertenecientes al universo de los Dutton. Se trata de Mayor of Kingstown, centrada en el mundo de la corrupción carcelaria en Michigan y protagonizada por Jeremy Renner y Dianne Wiest. Si bien tuvo menor repercusión que Yellowstone y sus precuelas, la serie fue renovada para una segunda temporada, cuyo primer episodio se emitió el 15 de enero en los Estados Unidos. De todos modos, Mayor of Kingstown se topó con un inesperado problema ya que Renner (el actor conocido por interpretar a Hawkeye/Ojo de Halcón en el universo de los superhéroes de Marvel) tuvo un grave accidente con un quitanieves el 1 de enero y no se sabe aún cómo saldrá de esa difícil situación.
El otro proyecto grande de Sheridan, que se estrenó en América Latina el 25 de diciembre pasado, es Tulsa King, una serie protagonizada por Sylvester Stallone en la que la estrella de Rocky y Rambo interpreta a un mafioso neoyorquino que, al salir de la cárcel tras 25 años, es enviado a hacer sus “negocios” a la capital de Oklahoma, una ciudad no del todo preparada para un tipo como él. El primer episodio de la serie fue visto por cuatro millones de espectadores, superando a House of Dragons, la muy promocionada precuela de Game of Thrones y convirtiéndose en la serie de ficción más vista en canales de cable y plataformas durante 2022. Obviamente, Tulsa King fue rápidamente renovada para una segunda temporada.
Hay muchos más proyectos de Sheridan por venir. El más importante de todos, el que demuestra también su capacidad para conseguir grandes estrellas de cine para trabajar en sus series, es Lioness, que tiene como protagonista y productora a Nicole Kidman. La serie se centra en un programa de la CIA que trabaja con agentes que se infiltran en organizaciones terroristas y tiene en su elenco, además, a Morgan Freeman y Zoe Saldaña. A eso habrá que sumarle 1883: The Bass Reeves Story, un spin-off del universo Yellowstone centrado en un legendario sheriff afroamericano del Oeste de los Estados Unidos. La serie limitada (miniserie) que protagonizará David Oyelowo se estrenará, como Lioness, durante 2023. Y para más adelante ya está encaminada Land Man, una serie sobre millonarios petroleros de Texas que tendrá como protagonista a Billy Bob Thornton.
A todo esto hay que sumarle que, gracias a la fortuna que hizo con sus series, Sheridan –que se crió en un rancho de Texas y es un experimentado cowboy– ahora se ha expandido a otros negocios. Ha comprado con un grupo de inversores y por 320 millones de dólares una famosa estancia en el norte de Texas llamada “6666″, en la que se filma en parte Yellowstone pero que se dedica principalmente al ganado y a la cría de caballos y yeguas. Se rumorea, además, que el rancho, que se extiende por 2 mil kilómetros cuadrados (sí, más grande que toda la ciudad de Nueva York, casi un estado dentro de otro estado), probablemente sea también el eje de otra de las series de Sheridan, que se llamará 6666 (pronunciada como “Four Sixes” o “Cuatro seis”) y que se incorporará al universo de ficción de la familia Dutton.
Sheridan tiene una particularidad que lo distingue de la mayoría de sus pares, tanto guionistas como productores o showrunners. Salvo en el caso de Tulsa King, el hombre escribe todos y cada uno de los episodios de sus series y, la mayoría de las veces, lo hace solo. La rareza de este sistema es que la industria televisiva estadounidense funciona por lo general con equipos de guionistas que se dividen capítulos y trabajan en grupos coordinados para ir delineando los personajes y las subtramas de las series. El caso de Sheridan es distinto. Como el hombre no viene de las escuelas de guion y genera sus propios productos, prefiere trabajar por su cuenta y escribir las temporadas, explica, “como si fueran películas de diez horas de duración”, sin utilizar las reglas y técnicas que caracterizan a la mayoría de estos hoy tan formateados productos.
Toda esta cadena de triunfos y éxitos tiene una contrapartida, una zona que Sheridan no ha logrado conquistar: el respeto de la crítica. Si bien sus primeras películas como guionistas fueron celebradas (Sin nada que perder fue nominada al Oscar a mejor guión original), sus series nunca han conseguido el favor de los medios y suelen ser vistas como una suerte de telenovelas en versiones ampulosas y grandilocuentes. Sus sagas familiares, con sus clanes y enfrentamientos, sus líos políticos y de alcoba, su retrato de rancheros millonarios, con sus empleados, sus rivalidades y peleas territoriales tienden a ser despreciadas por los críticos, que no las consideran a la altura de las muchas y muy buenas series que se producen en la actualidad. Salvo alguna excepción (un aislado Globo de Oro a Kevin Costner, una sola nominación a los Emmy por “diseño de producción” y muy poca cosa más), Yellowstone no es tenida en cuenta a la hora de los premios ni de las listas de lo mejor del año. Al contrario, a veces aparece en las listas de las peores. Hasta el año pasado –en el que su imperio televisivo se empezó a diversificar al punto de tornarse inevitable hablar de sus series– era más habitual ver entrevistas a Sheridan en revistas de negocios que en los medios dedicados a la industria del espectáculo.
Esto se liga al otro “problema” que ronda a Sheridan y a su cada vez más expandido mundo: se lo asocia con lo que en los Estados Unidos llaman “los estados rojos”. No por comunistas, sino más bien todo lo contrario. Los red states son republicanos, votantes de Donald Trump, un universo con el que Hollywood, al menos en los papeles, no se lleva nada bien. Las series de Sheridan, que transcurren por lo general en grandes estancias o en ciudades del interior (Montana, Oklahoma, Texas) y no lidian por lo general con los problemas de las urbes cosmopolitas de las costas de los Estados Unidos, son populares con un tipo de público que gran parte de la producción hollywoodense actual –más “políticamente correcta” y de corte más o menos progresista– deja un poco de lado. Ese público amante de géneros clásicos como los westerns, los policiales y el melodrama con personajes cumpliendo roles tradicionales, se siente interpelado por las series de Sheridan de una manera que quizás no sienta con otras, si se quiere más “sofisticadas”. Y viceversa. Para los públicos más “actualizados”, sus series son un paso atrás, casi retrógradas en los mundos y personajes que retrata.
Habiendo visto varias de ellas es evidente que, en lo ideológico al menos, sus críticos exageran. Es cierto que son series que bien podrían haberse hecho 20 o 30 años atrás, que funcionan con recursos, formatos y tipologías que Hollywood ha ido abandonando (a grandes rasgos, el de Sheridan es un mundo y un tipo de personajes con algunos puntos de contacto con los de Clint Eastwood, a quien Taylor admira), pero leer sus series solo desde un punto de vista político es un tanto reduccionista. Esto no quiere decir que sus series sean extraordinarias. Quizás, al escribir todo él mismo, le sea imposible mantener el nivel y la consistencia a lo largo de cientos de episodios de media docena de series. Lo cierto es que Sheridan por momentos muestra sus limitaciones y cae en algunas ideas y recursos melodramáticos más propios de la vieja televisión abierta (las series tipo Dallas o Dinastía, populares en los años ‘80) que de lo que hoy se llama “televisión de prestigio”. De hecho, quizás Tulsa King, cuyo guionista principal es Terence Winter, quien trabajó en clásicos como The Sopranos y Boardwalk Empire, sea la mejor de todas sus producciones, la más liviana, entretenida y por momentos hasta graciosa.
Más allá de las discusiones respecto a la calidad de sus series o sus opiniones políticas (el hombre niega que sea “una serie para republicanos”, pero prefiere no hablar de sus ideas políticas), lo cierto es que el Universo Sheridan está en plena expansión. Si bien sus producciones no tienen fuera de los Estados Unidos la misma repercusión que en su país de origen, el hombre por ahora no parece tener techo dentro del paraguas de Paramount+, plataforma que ha puesto casi todas sus fichas en este “hacedor de milagros” y en sus multiversos para adultos. Con la quinta temporada de Yellowstone encaminada, al igual que la segunda de Mayor of Kingstown, la primera de Tulsa King y con el debut de 1923, con Harrison Ford a la cabeza, todo parece indicar que tendremos Taylor Sheridan por un buen rato.
Seguir leyendo