Con motivo del 59.º aniversario del triunfo del gran artista chaqueño en el Festival Nacional del Folklore de Cosquín, se concretó en la histórica confitería La Europea la presentación de mi libro Luis Landriscina: un mundo de amor y de humor.
El fervor folklórico de Cosquín acompañó a don Luis en el emotivo homenaje que se le tributó.
El amplio espacio de esa mítica confitería de 116 años de antigüedad (fue fundada en el año 1913) resultó pequeño para albergar a la gran cantidad de público presente.
En la mesa, estuve acompañado por el periodista Pedro J. Solans y por dos viejos amigos del homenajeado, Víctor Hugo Godoy y Américo Neco Albornoz, ex integrantes de Los 4 de Córdoba.
Laura Molina regaló maravillas con su flauta traversa, y Juan Saavedra, una de las figuras más importantes de la danza folklórica argentina, regaló su arte e invitó a bailar a los presentes.
El músico Alberto Muñoz, quien recientemente finalizó una gira por España, interpretó temas de Luis Landriscina.
A todos ellos, en horas de la noche, se los vio actuando en el escenario Atahualpa Yupanqui.
Cargada de historia
Cosquín tenía una existencia de solo 37 años cuando el panadero asturiano José María Villanueva fundó la confitería La Europea, aliada fundamental de la historia coscoína.
El devenir del tiempo hizo que más que un negocio fuera un símbolo, una institución.
Si hoy Cosquín es la Capital Nacional del Folklore es por ella. Allí nació el Festival que ya lleva 63 ediciones, y que el 28 de enero de 1964 catapultó a la fama a Luis Landriscina.
La Europea contabiliza tantas anécdotas que para contarlas se necesitarían varios libros, como el escrito por Luis Digiano.
Allí se vistió Mercedes Sosa la primera vez que subió al escenario Atahualpa Yupanqui. Fue la segunda casa de Jorge Cafrune, amigo entrañable del dueño, Saúl Castro.
Fue la primera peña cosquinera porque cada noche, al término de cada luna, las estrellas del firmamento folklórico de entonces se concentraban allí para esperar el alba.
Lo hacían, al decir del citado escritor, al ritmo de zambas, chacareras, gotas, escondidos, milongas y poemas de grandes poetas como Ariel Petrocelli y César Perdiguero.
También es lugar histórico para los radicales: allí el doctor Arturo Illía, vecino de Cruz del Eje, aceptó la candidatura a presidente de la Nación para las elecciones de 1963.
Un cielo estrellado
Durante muchos años, la confitería La Europea fue lo más parecido a un cielo estrellado.
En sus mesas se sentaron estrellas del firmamento folklórico argentino como Jorge Cafrune, Mercedes Sosa, Argentino Luna, Los Quilla Huasi, Los 4 de Córdoba, Hernán Figueroa Reyes, Armando Tejada Gómez, Eduardo Falú, Jaime Dávalos, Roberto Rimoldi Fraga, Daniel Toro, Atahualpa Yupanqui, Horacio Guaraní, Jairo, Los Arroyeños, Edgardo Di Fulvio y Carlos Alberto Chango Nieto.
En esas mismas mesas se sentaron también figuras de la talla de China Zorrilla y Ernesto Sábato.
Haber presentado Luis Landriscina: un mundo de amor y de humor en ese reducto tan emblemático y tan cargado de historia ha sido para mí un honor, un privilegio, una gratísima experiencia.
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