El Oscar 2023 viene con novedad en el frente

La película alemana “Sin novedad en el frente”, un crudo relato del horror de la Primera Guerra Mundial, se ve con la gran rival para la nominación de “Argentina, 1985″. Pero es mucho más que eso

Fotograma de la película alemana "Sin novedad en el frente", dirigida por Edward Berger, que cuenta con 9 nominaciones para los premios Oscar 2023 (Foto: prensa Netflix)

Estas jornadas de festejo post Mundial tuvieron su reversión cinematográfica mediante la noticia que recorrió las páginas de espectáculos y cultura argentinas: la nominación al Oscar a la Mejor Película Extranjera 2023 para Argentina, 1985, de Santiago Mitre. Probablemente se trate de la película más discutida en décadas en el cine nacional, ya que revisita el Juicio a las Juntas de la última dictadura militar. Y más allá de las críticas a omisiones que le quitarían rigor histórico, es un film que pretende, sin dudas, relatar un episodio central de la historia local reciente para llegar a las más amplias capas del público (logro alcanzado con creces, felicidad del cine y éxito popular) con un planteo estético propio del cine clásico hollywoodense, si se quiere, y un héroe sobrecargado, como dato narrativo político -entre otros-.

Desde estas líneas les deseamos el triunfo a la Daríneta, compuesta por el protagonista Ricardo, su fiel escudero Peter Lanzani, el mencionado director Mitre y el guionista Mariano Llinás. Que regresen al país desde Los Angeles con el Oscar en la mano y tengan el recibimiento popular que se merece la película, esta vez logrando llegar al Obelisco.

Sin embargo, si bien el camino hacia el triunfo de la Selección no fue uno asfaltado en platino, que Argentina, 1985 obtenga la estatuilla dorada parece que podría ser una hazaña aún más difícil. Sin ánimo de ser agorero, pero a la vez que sin caer en el vulgar chauvinismo, es necesario decir que el film alemán Sin novedad en el frente, producido por Netflix, es el amplio favorito a ganar el premio. Fue nominado en total a 9 premios, incluida a la Mejor Película, además de Mejor Película en Lengua Extranjera. Y se debe agregar que cada nominacion se produce de manera muy merecida.

La película está basada en la novela del alemán Erich Maria Remarque, de 1929, Sin novedad en el frente, que transcurre en los últimos tramos de la Primera Guerra Mundial, en la zona de guerra de trincheras de la frontera germano francesa en la zona de Flandes. Trincheras que se ganaban y perdían por los respectivos pequeños avances y retrocesos de los ejércitos enemigos. Tal inmovilidad virtual estancó las posiciones pero produjo, solo en ese llamado Frente Occidental, tres millones de muertos hacia el final de la llamada “Gran Guerra”.

"Sin novedad en el frente" está basada en la novela del escritor alemán Erich Maria Remarque, de 1929 (Foto: prensa Netflix)

Allí se dirigían cuatro amigos apenas terminados sus estudios secundarios, en la primavera de 1917 -a 3 años de comenzado el conflicto bélico- con un “ánimo” patriótico y una alegría que iluminaba sus facciones, haciéndoles festejar que en cuestión de semanas estarían marchando sobre París. Paul Baumer, quien falsifica la autorización de sus padres por ser menor para marchar a la guerra, es el eje narrativo de la novela y el film. Junto a él sus tres compañeros Tjaden, Muller y Kropp, pronto conocerán por qué la guerra es la forma terrenal de los infiernos y no el honor de la juventud de hierro alemana que les inculca el general Friedrich, cuyo rol como mentor de los jóvenes se desarrolla más en el texto. Igualmente es bien perfilado en la película, con algunos movimientos que descubren al militar chauvinista fanático que no duda en enviar a la muerte a miles mientras toma un buen vino.

Eso encuentran los muchachos, “el horror, el horror”, de las batallas por las trincheras donde los compañeros de armas caen como moscas y la supervivencia se comprueba cuando se conserva en el cuello la placa identificatoria que separa los nombres de quienes viven y quienes mueren. En el frente, conocen a Katcinskzy, un zapatero analfabeto algo mayor que los más jóvenes y que establece una relación de protectora y viril amistad con Paul, que le lee las cartas de su esposa. Es una amistad que los une a lo largo del periodo de dieciocho meses que quedan de guerra. En la ciudad, el socialdemócrata Matthias Erzberger (Daniel Brühl, de Good bye Lenin y Bastardos sin gloria, entre otras), recopila datos sobre las decenas de miles de víctimas de guerra caídas por semana, pero el Kaiser aún no ha cae.

Es cuando entonces los jóvenes se enfrentan al tanque y a los lanzallamas: las primeras formas de intrumentación racional de la muerte, que se traduce en espanto y nada más que espanto. Walter Benjamin en su texto Experiencia y pobreza se refería a esta novedad que enfrentaba al hombre con el asesinato industrial jamás visto antes, y cómo los soldados volvían del frente sin habla ya que no podían describir lo indecible.

Walter Benjamin (1892-1940)

En la tragedia griega el protagonista experimenta la anagnórisis: cuando la realidad de las circunstancias hacen que configure la realidad de su existencia y su destino. Paul podrá darse cuenta de que la guerra lo ha convertido de un hombre joven en tan solo una bestia, aunque sea posible al menos la intención de la redención.

Y es que la guerra bestializa a las tropas a las que los generales mandan a la muerte desde sofisticadas oficinas e imperialistas intereses, como sucede actualmente con el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Si la imagen de hombre fuerte y autoritario como un zar que cultivó Putin durante las últimas décadas, acompañada por el asesinato de opositores, persecusión a personas LGTB y el impulso a un capitalismo mafioso basado en el loteo de la antigua propiedad estatizada, es opuesto por las visiones pro Estados Unidos y Gran Bretaña, principalmente, o la OTAN, más en general, al democrático capitalista Zelenzky, que ya vende abiertamente la así llamada “independencia ucraniana” al mejor postor, según un video enviado a la Asociación Nacional de Cámaras de Comercio e Industria de EE. UU.

Allí invita: “Ya hemos logrado atraer la atención y cooperar con gigantes del mundo financiero y de inversión internacional como BlackRock, J.P. Morgan y Goldman Sachs. Marcas como Starlink o Westinghouse ya se han convertido en parte de nuestro camino ucraniano. Sus brillantes sistemas de defensa como el HIMARS o el Bradley ya vinculan nuestra historia de libertad con sus empresas. Estamos esperando a los Patriot. Miramos de cerca a Abrams. ¡Miles de tales ejemplos son posibles! Cualquiera puede convertirse en un gran negocio trabajando con Ucrania”. En la guerra no hay buenos ni malos, hay intereses de distinto tipo, en este caso de una gigantesca reestructuración económica. Los que mueren en las trincheras son los soldados, como en 1917, los que regresan sin habla, también son ellos.

El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, en videollamada con el primer ministro de Latvia, Krisjanis Karins, y el primer ministro de Reino Unido, Rishi Sunak, en una imagen del 19 de diciembre de 2022 (Foto: REUTERS/Henry Nicholls/Pool)

Por la gran calidad y dramatismo con que el planteo antibelicista de Remarque se plasma en la película de Edward Berger es la gran candidata a la estatuilla.

No hay problema, Darineta querida, en esta contienda sí se tiene en cuenta el honor de los contendientes.

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