Libros infantiles que abren diálogos

Obras para acompañar el destete o separaciones; sobre diversidad, género y emociones como el enojo y la frustración. Autores, libreros y especialistas en literatura infantil conversaron sobre este fenómeno editorial con Infobae Cultura

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Las librerías especializadas en literatura para los más chicos también están en alza
Las librerías especializadas en literatura para los más chicos también están en alza

Nicolás y Lucía son dos personajes de una colección de Margarita Mainé y Nora Hilb que atraviesan situaciones típicas de la infancia, como despegarse de su madre y su padre que se van a trabajar, despedirse de su chupete o comenzar a usar el inodoro. Nicolás y Lucía son, también, parte de la vida de muchas familias que hace décadas leen sus aventuras.

En los últimos años, se ha ampliado el catálogo de este tipo de títulos que abordan temáticas novedosas y actuales.

Bárbara Bonacin es dueña de Abrazandocuentos, una editorial, distribuidora y librería. En su trabajo observa que los libros sobre emociones son los más solicitados, “En particular los títulos sobre el enojo y también sobre los miedos”, destaca. “Otro de los títulos que se vende mucho es Teta, mamá, de la psicóloga Carolina Mora, [lo que llama la atención] sobre todo considerando que es para una franja etaria muy limitada”, agrega Bonacín a Infobae Cultura.

“Pensamos que hay una necesidad por parte de las familias de recurrir a los libros como un puente o un espejo de comunicación. Es decir, recurrir a las historias en las que los chicos puedan sentirse identificados y acompañados en cada situación de su crecimiento; como así también en las diferentes realidades familiares”, cuenta a Infobae Cultura Verónica Halac, de la librería Soplavientos, ubicada en el barrio porteño de Almagro.

La calma de León es uno de los libros más vendidos sobre el enojo. Escrito por Victoria Conte e ilustrado por Polly Boyle, el libro cuenta la historia de León, un niño que se enoja mucho y que descubre algunas cosas que lo ayudan a transitar esa emoción. “La calma de León surgió cuando mis hijos eran más chicos, un poco por mi rol profesional como psicopedagoga y un poco por mi maternidad había estado especializándome en disciplina positiva, crianza respetuosa, educación emocional y fui encontrando en ese camino herramientas que me servían a la hora de criar a mis hijos”, cuenta a Infobae Cultura Victoria Conte.

Librería Soplavientos
Librería Soplavientos

“Creo que cuando los niños ven que a los personajes de sus cuentos les pasa exactamente las mismas cosas que a ellos, se conmueven, se sienten interpelados, comparten emociones y se entienden mutuamente. Entonces la historia termina siendo un disparador para bucear en sus propias emociones, comprender algunas cosas que internamente estaban muy desordenadas, pero que justo ese personaje le pudo poner palabras a lo que le estaba pasando al pequeño lector. Pienso que este tipo de cuentos ayuda a abrir situaciones de diálogos entre los niños y los adultos, y puede que sean un gran puntapié para reflexiones personales muy interesantes”, dice a Infobae Cultura Polly Boyle, la ilustradora de La calma de León.

“Creo que hay mayor cantidad de énfasis en ese tipo de libros que apuntan a temas como la diversidad y las emociones, por ejemplo”, afirma la responsable de literatura infantil y juvenil de Edelvives Argentina Natalia Méndez, quien cree que cada tanto se ponen de moda ciertos temas: “Antes de las emociones fueron los valores, y así. Siempre hay alguna corriente, digamos, funcionando. En parte tiene que ver con cuestiones comerciales, de ocupar lugares que el público pide o de provocar idea de novedad, tomando cuestiones de agenda; y en parte tiene que ver con la larguísima tradición de la relación entre los libros infantiles y lo educativo, esa idea de que un mensaje llega mejor si está metido dentro de una historia”, advierte la editora.

Diversidad, inclusión, género, sexualidad, el otro. A la infinidad de nuevos títulos sobre emociones se suman los libros donde la diversidad ocupa un rol protagónico. Un ejemplo es Diminuta, una historia escrita por Silvina Rocha e ilustrada por Paz Tamburrini. Diminuta aparece en el bosque y el caracol, las mariquitas, las hormigas, el ciempiés, y muchos otros, la miran y la miran. No se sabe de dónde viene, ni quién es, pero lo que más les asombra es que no se parece en nada a ninguno de ellos…Finalmente, entre todos, le ayudan a Diminuta a construir su hogar.

Otro ejemplo es Federico y sus familias. Como dice su contratapa: “El gato Federico visita de tejado en tejado a todas sus familias. A Tadeo, que vive con sus abuelos; a Ana y sus dos mamás; A Virginia, su papá y su mamá… Son familias diferentes y Federico las quiere a todas por igual”.

Librería Dulcinea, en San Isidro, ya es un clásico
Librería Dulcinea, en San Isidro, ya es un clásico

Desde la librería Soplavientos cuentan que uno de los más vendidos es Tu cuerpo es tuyo, de Lucía Serrano, un libro para hablar de sexualidad a los más pequeños y así poder abordar el tema de los límites y de la prevención de abusos y contactos no deseados.

“Los títulos más vendidos fueron los de Oliver Jeffers. Sus libros Aquí estamos y Lo que construiremos, dedicados a sus hijos pequeños, son un tributo a la inclusión. Resumen magistralmente una mirada amorosa del mundo, las personas y demás seres vivos. Nos invitan a atesorar conscientemente esas pequeñas interacciones que van moldeando nuestro carácter”, cuentan Julieta Cascallar y Matías Biondo, de la librería STU, del barrio de Recoleta, en la ciudad de Buenos Aires.

Las razones detrás del fenómeno editorial. Como en todos los recorridos de los libros, hay una cuota de misterio, de azar y de sorpresa. O al menos eso dicen algunos editores. Lo cierto es que detrás de esta nueva oferta de títulos que abordan estas temáticas, los protagonistas encuentran algunas explicaciones.

Por un lado, la cuarentena como consecuencia de la pandemia por el Covid-19 fue un momento en el que tanto madres, padres y docentes comenzaron a explorar un poco más sobre las emociones. Pero existen otras aristas.

“Sí, en la cuarentena se incrementaron este tipo de libros, pero también hay que tener en cuenta que se desarrolló mucho más el tema de la educación emocional. Además podemos asociarlo a los cambios dentro de la sociedad y de las escuelas en relación, por ejemplo, con la Ley de Educación Sexual Integral (ESI), donde se pide trabajar las emociones, entre otras temáticas”, piensa Bonacin.

Desde la librería Dulcinea, en San Isidro, explican: “Creemos que hay un interés mayor de los padres y madres de buscar apoyos a la hora de educar a sus pequeños. Y muchas familias eligen los libros como un canal para conversar sobre ciertas situaciones. También son temas que se abordan en la escuela. Los docentes encuentran en los libros la posibilidad de enseñar hábitos saludables”, explica Lucía Anello, dueña de Dulcinea junto con Bernardo Beccar Varela.

“El paradigma sobre la infancia ha cambiado y por ende, la literatura infantil también. Creo que tiene que ver también con toda la información que tienen hoy los padres y madres. Leen mucho y se informan sobre alimentación, crianza, sobre estimulación. Por un lado me parece que está buenísimo, pero a veces se va al otro polo y puede entorpecer o generar demasiada ansiedad tener que cumplir con todo eso”, advierte Conte.

Las familias privilegian las lecturas dentro de la crianza
Las familias privilegian las lecturas dentro de la crianza

Disfrutar la literatura

Sin embargo, en este tipo de búsquedas se corre el riesgo de perder algo hermoso: la literatura como disfrute, sumergirse en reinos fantásticos, historias divertidas, mundos mágicos.

Para Natalia Méndez, editora especializada en literatura infantil y docente, no se trata de dos ideas opuestas. “Me resulta poco atractiva cierta exigencia a los libros infantiles de ‘hablar de cosas’, pero entiendo que desde lo comercial funciona, y desde las familias y/o escuelas muchas veces también, y me parece muy válido. Por otro lado, tampoco me resulta atractiva cierta idea de “literatura en sí” porque me suena un poco a concepto de torre de marfil, y a veces se olvida de que los recorridos de los lectores son mucho más amplios y variados”, concluye la editora.

Así lo define Conte: “Los libros abren el diálogo en familia. A partir de las historias podemos pensar qué fue lo que hicieron, dialogar sobre nosotros. Los cuentos tienen la posibilidad de mantener esa distancia que los hace sentir más seguros para hablar del personaje, hablar de lo que le pasó, al resguardo de que no hablamos directamente de nosotros”. Pero advierte: “Por un lado está bueno porque tenemos herramientas que antes no teníamos pero creo que es superimportante no olvidarse del otro aspecto de la literatura, que es el de acompañar, el de divertir, el de estimular la imaginación, simplemente jugar y que no todo tenga un propósito”.

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