Diqui James es el cerebro creativo detrás de la inmensa maquinaria conocida como Fuerza Bruta, que es una de las principales experiencias de teatro físico a nivel mundial, con giras y temporadas por todo el mundo, y que acaba de estrenar Aven en Buenos Aires. “Nuestra historia se remonta a los 80 -dice James en alusión implícita al grupo Organización Negra que dominó la escena alternativa y experimental en la postdictadura- con una propuesta muy dark, con De la Guarda (el otro grupo que surgió de allí) hicimos cierto corrimiento a la felicidad pero siempre manteniendo esa cosa oscura y también Fuerza Bruta en sus inicios fue un grupo mucho más oscuro, es como un grupo festivo, de liberación pero que tiene que pasar también por un lugar opresivo, mientras que acá el desafío fue hacer algo que fuera feliz. Con Aven quisimos hacer el show más feliz del mundo”, cuenta.
La charla con James se desarrolla dos días después del estreno de Aven en la sala Sinpiso, situada entre los bosques de Palermo y avenida Lugones en un predio del club GEBA y donde Fuerza Bruta instaló su taller creativo y su sala, equipada con todos los requerimientos técnicos que necesitan para sus espectáculos, hechos a fuerza de despliegue físico, energía pero también calibradas máquinas que en base a mecanismos simples logran desafiar principios incorruptibles de la naturaleza como la ley de gravedad o crear un túnel de viento de “imposible construcción” según los expertos. “Aven es un show feliz, donde no tenés que pasar por ningún momento de oscuridad o incertidumbre para llegar a la liberación como sucedía con Wayra (el espectáculo anterior del grupo y con el que giró, literalmente, por todo el mundo)”.
“Acá el desafío -concluye la idea- fue hacer un espectáculo con la potencia de Fuerza Bruta, con su demostración física y donde su característica festiva esté presente constantemente generando una sensación de disfrute desde el comienzo y que eso crezca a medida que se desarrolla el espectáculo, hasta el final, donde te podés quedar en la sala bailando y tomando algo”, remarca. Aven, dice James, “es vuelo delirante” compuesto por nueve números y con momentos efectivamente sorprendentes, como el baile de una bailarina rodeada de enormes mariposas, en uno de los momentos más bellos del show; un túnel de viento al que se someten dos actrices y un actor; una ballena gigante y de inmensa ternura, tripulada por dos locos de remate y que casi no cabe en la sala para mil personas y un globo terráqueo que cuelga del cielo y es caminado por extraños alpinistas.
—El show, además de esa felicidad de la que hablás, por momentos se convierte en una rave gigante y además es como una suerte de celebración o ritual.
—El espectador viene a nuestros shows a tomar parte, quiere participar, Fuerza Bruta es una experiencia colectiva, no tendría ningún sentido hacer este espectáculo para un solo individuo que lo mira desde una butaca, la experiencia de estar compartiendo lo que está sucediendo es parte de la obra. Nos interesa muchísimo que las obras de la compañía sean experiencias sociales colectivas donde quepan todos, como sucede con el ritual del carnaval, quizás el más diverso e inclusivo, eso es algo que para nosotros transmite alegría.
—¿Esta idea de la felicidad en Aven está influida o tiene relación también con la pandemia, como una suerte de respuesta a ese tiempo que fue tan oscuro?
—La pandemia fue muy dura, nos agarró cuando estábamos muy cerca de tener el guion armado del espectáculo e hizo que se estirara en el tiempo, eso en algún punto nos hizo bien porque durante esos dos años, dos años y medio, maduramos un montón de cosas que quizás sino no hubieran madurado. Creo que mucho de esta búsqueda de la felicidad fue profundizado por la pandemia ya que cuando terminó el aislamiento y volvimos, todos teníamos la necesidad de generar climas felices, euforia, alegría, nos influyó en ese sentido.
—Ustedes hicieron aquel impactante desfile del Bicentenario, que contaba una historia y tenía toda una dramaturgia pero acá es otra cosa.
—Sí, ese fue el único espectáculo nuestro de esas características, donde teníamos que contar cosas de la historia argentina que todos tenían que reconocer y sentirse identificados; acá es otra cosa, no estamos contando ninguna historia, acá cada uno se hace la película que quiere, este es un vuelo delirante, es: vení, disfrutalo e imaginate lo que quieras.
—Y aunque muy complejo, de algún modo simple también.
—Nos inspira generar naturaleza artificial. En el mundo de hoy, donde la mayor parte de la humanidad decidió vivir en ciudades, perdimos el contacto con la naturaleza y uno se vuelve casi un extraño, con su celular, en medio de ella en alguna ocasión especial como unas vacaciones, por eso en Aven apostamos un poco a esa sensación de felicidad y de belleza que es algo propio de la naturaleza y que nos queda muy lejos. No buscamos hacer cosas complejas sino simples como una mariposa, una ballena, el viento, el agua, reproducir artificialmente esa belleza que tiene la naturaleza, evocándola con amor y de manera feliz, alejados de la melancolía o la nostalgia.
—¿Cómo se diseña un espectáculo de Fuerza Bruta?
—Armar todo el juguete lleva mucho laburo, mucho tiempo, mucha producción, en este caso tres años. Somos un equipo creativo y otro de producción técnica. Lo primero que hacemos es trabajar la idea y después vemos cómo la resolvemos. En este caso, para uno de los números dijimos: quiero una chica bailando rodeada de mariposas, entonces empezamos a a buscar las mariposas, ver cómo podía funcionar, estudiamos un sistema, otro sistema, otro sistema, nos fijamos cómo se hacía en la antigüedad, en el cine, cuestiones de fotografía y animación y empezamos a traer elementos y con el director técnico y con el equipo de diseñadores industriales y de ingeniería empezamos a llegar a un prototipo hasta que en un momento decimos: “así tiene que andar” y nos la jugamos y construimos la maquinaria que necesitamos. Lo que tiene la mariposa es un efecto muy antiguo, el zootropo, anterior al cine, donde hacían girar imágenes y vos metías la carita adentro y veías a un tipo caminando y esto es algo similar pero mezclado con luz estroboscópica que funciona como obturador de la luz que girando a muchas velocidad se hace la magia.
—Contame el trabajo del equipo técnico porque diseñan aparatos increíbles.
—Alejandro García y Fabio D’Aquila son, desde1992, la cabeza del equipo técnico, trabajamos con ingenieros, calculistas, diseñadores industriales. El equipo nuestro es muy grande y con ellos diseñamos todo; ya tenemos una dinámica de lograr lo que nos planteamos, no tenemos miedo a experimentar ni probar. Nadie se conforma con un no. Para este espectáculo para hacer el túnel del viento fuimos a la Universidad de la Plata que tienen un túnel de viento que tuvieron la amabilidad de prestárnoslo un día para verlo y cuando les dijimos a los ingenieros de ahí que son regrosos, que lo queríamos hacer los tipos nos dijeron: “No, esto no lo van a poder hacer”, ¿vos pensás que nos bajoneamos? Para nada, salimos y dijimos que les íbamos a mandar invitaciones para el estreno, todavía no lo hicimos (se ríe Diqui James). Nos pasa todo el tiempo cuando recurrimos a los expertos nos dicen no vamos a poder y entre nosotros buscamos, buscamos y rebuscamos hasta que lo conseguimos.
—Algo muy argentino.
—Sí, totalmente.
* Con autoría de Diqui James, música original de Gabriel Kerpel, puesta en escena de James, diseño de vestuario de Andrea Mattio y un elenco de trece actores, actrices, bailarines, “Aven” se puede ver de miércoles a domingo a las 21 en la sala Sinpiso en GEBA, Julio A. Noble 4100.
Fuente: Télam
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