Kanye West, el artista que supo ser genial, afronta un vertiginoso descenso a la locura

Fue considerado con justicia, uno de los músicos más relevantes de este siglo. Pero ahora sus declaraciones públicas y acciones supuestamente publicitarias lo han convertido en una especie de paria social. ¿Qué pasó?

Kanye West en la fiesta Vanity Fair, en julio de 2020 (Foto: DPA)

En 2016, los dirigentes del Partido Republicano y, particularmente, del trumpismo, se entusiasmaron cuando Kanye West, teñido de rubio, se acercó a mostrar su apoyo al entonces flamante presidente electo en la Trump Tower de Nueva York. “Kanye West is blonde and gone” –está rubio y acabado– cantó Lana Del Rey en su canción “The Greatest” de 2019, unos años después del apoyo del rapero al ex presidente pero todavía antes de su espiral de descenso a los infiernos de la extrema derecha y el submundo del supremacismo blanco estadounidense.

En 2020, West, que, según confesó, nunca había votado en su vida, fue candidato a presidente, obteniendo magros resultados. Su candidatura fue apoyada por Elon Musk. Tiempo después profundizaría una pendiente de locura que lo llevaría a decir en 2021 que la existencia de la esclavitud fue “una elección” para los afroamericanos, o de defender al año siguiente a los oficiales de policía que asesinaron a George Floyd frente a las cámaras en 2020. Hace tiempo que West está mas en los medios por sus dichos ya no polémicos, sino directamente repudiables, que por su arte. No obstante, esto no siempre fue así. Pero ¿qué le pasó a Kanye West para pasar a ser uno de los artistas mas importantes de lo que va del siglo XXI a convertirse en un paria?

En 2002, durante un especial de recolección de fondos para las víctimas del Katrina, West había dicho ante las cámaras que al entonces presidente George W. Bush “no le importa la gente negra”. En 2010, Kanye llamó a “boicotear” a Trump debido a su racismo para con la población afroamericana. Oriundo de Chicago, al igual que Barack Obama, apoyó su campaña en 2008, cuando ya era una de las principales estrellas del mundo del hip-hop. En 2009, cuando West interrumpió a Taylor Swift en los Video Music Awards de MTV para decir que su premio se lo merecía Beyonce, Obama fue grabado diciendo que Kanye era un “jacckass” –la traducción mas cercana seria “pelotudo”–. En 2012 volvió a reafirmarlo en público, aunque matizó con un “pero es talentoso”. En 2015, Ye aseguró que Obama lo llamaba por teléfono, pero el demócrata lo desmintió en público. Ese mismo año, Kanye anunció por primera vez que quería ser candidato a presidente, y Obama lo “aconsejó” públicamente con sorna y entre risas. Ese año tuvo un meltdown en medio del programa Saturday Night Live y varias entrevistas donde divagaba incoherencias. Fue diagnosticado bipolar, aunque en Twitter afirmó que esto era “erróneo”.

Elon Musk junto a Kanye West, cuando aún eran amigos (Foto: Instagram @kanyew.est)

Antes de cambiarse el nombre a Ye, Kanye West llegó a ser uno de esos artistas que aparecen pocas veces en una generación. Cuando irrumpió en el mainstream del mundo del rap allá por los primeros 2000, su propuesta era sumamente novedosa. Su debut, The College Dropout, trajo una brisa de aire fresco y un estilo preppy a una escena hip hop dominada por él gangsta rap de gente como 50 Cent o el shock permanente de Eminem. Hasta su estilo personal era novedoso: mientras los otros usaban la estética de la calle y las pandillas, Kanye no fingía ni sobreactuaba barrio y usaba todo el tiempo polos, camisas o camperas universitarias.

Kanye West - Life of the Party (2022)

De ahí en mas todo fue ascendente en lo artístico para Kanye hasta llegar a su obra maestra de 2010, My Dark Beautiful Twisted Fantasy, que fue calificada con la nota máxima por medios especializados como Pitchfork, y considerado uno de los discos más importantes de lo que va de milenio. En el medio, se convirtió en un todopoderoso empresario de la moda con un mega contrato con Adidas basado en las Yeezys, las zapatillas diseñadas por él que, en un primer momento, llegaron a venderse por cifras astronómicas. En 2009 se había iniciado en el mundo de la moda junto a su íntimo amigo y también oriundo de Chicago, el diseñador Virgil Abloh en Fendi. Abloh murió en 2021 y se llegó a hablar de Kanye West como su sucesor. Sin embargo, todas las marcas que colaboraron con Ye rompieron sus alianzas en los últimos meses, incluyendo Adidas, que seguirá comercializando sus Yeezys aunque sin el nombre del rapero.

Durante años, los republicanos lucharon para vincularse con los sectores afroamericanos, cuando alguien de la talla de West los apoyó en 2016, creyeron que finalmente podían comenzar a entrar por ahí. Esto no fue así, al punto de que el mismo Trump tuvo que salir a negar sus vínculos con él luego de una cena entre ellos y el supremacista blanco Nick Fuentes en la casa del magnate en Mar-a-Lago, durante el último Día de Acción de Gracias. Trump se vio obligado a salir a negar que conociera a Fuentes, e incluso le bajó el tono a su relación con West, calificándolo de un “hombre obviamente con problemas, que necesita ayuda”. En la cena, por lo que contaron los asesores de Trump, Ye le expresó sus intenciones de ser candidato a presidente en 2024 y le pidió que sea su compañero de fórmula como su vicepresidente.

Kanye West en el primer acto de su campaña presidencial, en julio de 2020 (Foto: REUTERS/Randall Hill/File Photo)

El ex presidente quedó atónito por la propuesta, le aconsejó que no lo haga y le dijo que era una locura, las cosas terminaron a los gritos, y ahora no sabe cómo despegarse de una relación que, a estas alturas, le trae muchos más problemas que beneficios. La Coalición Judía Republicana repudió en un comunicado a West y les exigió a los dirigentes republicanos que debe estar claro su estatus de “paria”. El mismo Biden, sin referirse al rapero ni a su relación con Trump, afirmó que no debe haber ningún lugar para el antisemitismo, el racismo, ni expresiones de este tipo en los Estados Unidos. El asunto Kanye era tema de conversación en todos los medios nacionales y en las redes sociales, a todos los políticos del país se les pedía una opinión, y todos lo repudiaron.

Unos días después de esto, en una entrevista grabada con el conductor insigne del conservadurismo estadounidense, Tucker Carlson, selló su alianza con la extrema derecha estadounidense. El equipo de Carlson editó los comentarios antisemitas y los divagues inconexos de West para dejarlo mejor parado. Pocos días después, la debacle pública fue total. Ye fue al programa de Alex Jones, teórico de la conspiración y conocido periodista de ultraderecha. Allí, profirió comentarios antisemitas en vivo que fueron demasiado, incluso, para Jones, que intentó ayudarlo. Pero ante un intento de salvaje por parte del periodista, Kanye no tomó el salvavidas, y dijo que “todo el mundo tiene grandes cosas para ofrecer, especialmente Hitler”, después siguió alabando al genocida con “argumentos” delirantes sin ningún tipo de sentido como que “inventó las autopistas, o el mismo micrófono que yo uso para cantar”. Incluso, su cuenta de Twitter fue suspendida por su otrora amigo Elon Musk tras tuitear una esvástica. Las apariciones públicas de Ye son igual de estrambóticas, cuando no está con una mascara que le tapa toda la cara, incluidos los ojos y la boca, se muestra con una barba descuidada y la mirada extraviada, mientras se adentra en laberintos discursivos inconexos, antisemitas, racistas, y LGBTIQ+ odiantes.

Kanye West ft. Lupe Fiasco - Touch the Sky (2009)

En Estados Unidos, el peso social de los artistas afroamericanos es mayor que el de los blancos. Puede ser otro signo del racismo sistémico de la sociedad estadounidense, pero a un músico, deportista o actor negro se le exige mucho más que a un blanco. Debe ser un activista, hablar de política, estar en todas las causas consideradas nobles por el progresismo. Además de ser bueno –o el mejor– en lo que hace, tiene que hablar como Tupac Shakur o como Muhammad Ali. Kanye West pareciera ser la inversión perversa de todo esto. Sí, habla de política, cada vez más, pero para decir que Hitler “tenía muchas cosas buenas” o para negar la existencia del Holocausto. Está claro que Kanye West es un hombre que realmente necesita ayuda, que fue usado por la derecha estadounidense al mismo tiempo que nadie se preocupaba por su salud mental. Actualmente nadie quiere tener ningún tipo de asociación con él, y es muy poco probable pensar en que pueda llegar a experimentar un regreso artístico y comercial al nivel de lo que llegó a ser. Lo que necesita de forma imperiosa es buscar ayuda para comenzar a recuperarse y salir de un camino donde puede llegar a terminar mucho peor. Como tantos que alguna vez fueron genios.

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