La figura de Paul Valéry (1871-1945), uno de los autores más emblemáticos de la denominada poesía pura, devela nuevos pliegues a partir de la publicación en Francia del Curso de poética, un texto inédito que reúne un seminario impartido en el Collège de France entre 1937 y 1945 por el poeta, filósofo y ensayista francés que ilumina una forma sorprendente de pensar el acto creativo, tan original como estimulante.
La publicación de esta obra, a cargo del prestigioso sello francés Gallimard, fue posible a que sus archivos han pasado recientemente al dominio público, y aunque la existencia de estas clases a las que asistieron prestigiosos ensayistas como Maurice Blanchot o Roland Barthes lejos de ser desconocidas suponía para algunos investigadores el germen de algunas nociones de la literatura contemporánea -como la de “la muerte del autor”-, el núcleo expositivo del escritor había tenido hasta ahora una circulación restringida y el material se creía perdido.
Los especialistas en Valéry sospechaban que existían, sin saber dónde exactamente, transcripciones de estos cursos. Los documentos que testimonian el primer ciclo del curso fueron encontradas de milagro en los archivos de las ediciones de Gallimard, detalla quien las localizó, el investigador William Marx, según consigna el vespertino francés Le Monde.
Aunque el crítico y editor reconoce que “la enseñanza de Valéry fue bastante árida”, ve en ella “un momento capital de reflexión literaria y estética, un auténtico monumento de pensamiento”. Junto a su equipo realizó la transcripción estenográfica completa de las primeras dieciséis lecciones del poeta, que sumadas a los demás documentos destinados al curso del “profesor Valéry”, arroja conceptos esclarecedores sobre la literatura.
Como señala Marx, el escritor ya no tenía nada más que demostrar. Sin embargo, cumplió meticulosamente su misión desplegando, al final de su existencia, un sistema teórico accesible a su público. Pero mientras esperaba oírle hablar de tal o cual autor, tal o cual novela o poema, aquí se centra principalmente en el estudio de la poiética (del griego poiein, “hacer”), es decir la producción de “obras del espíritu” en general, entendidas en el sentido fisiológico, antropológico y social.
El curso del Collège de France da una visión muy detallada de su concepción de la creación artística y literaria. Está atravesado por la tensión entre la libertad de inspiración y la necesidad de una forma. En enero de 1945, por ejemplo, durante un curso titulado Consejos para jóvenes escritores, resumía: “Si para hacer este trabajo, si para hacer este libro, has desarrollado en ti mismo algunas de tus facultades al extremo, para esta muy estrecha trabajo que estás haciendo, primero tienes la posibilidad de sobrevivir un poco, de distinguirte en una época (...), pero sobre todo habrás ganado algo en ti”.
Nacido en Sète -en el sur francés- en 1871, Valéry fue primer autor de poemas simbolistas antes de sufrir una crisis intelectual en octubre de 1892, durante la “noche de Génova”, cuando abandonó la poesía para dedicarse por completo al rigor de la vida del espíritu. Recién a principios de la década de 1910 volvió a la poesía y publicó sus grandes obras maestras, La Jeune Parque (1917) y Charmes (1922). En 1937 fue elegido miembro del Collège de France para dar allí clases de poesía hasta su muerte en 1945. Clases de poética, no de poesía, es decir, de esta disciplina que cuestiona las propiedades del discurso literario e identifica las leyes generales que permiten dar cuenta de las obras.
Fuente: Télam
Seguir leyendo