Antes que nada, queremos dedicar este premio a la memoria de nuestros queridos hermanos que ya no están, Gerardo Masana y Daniel Rabinovich. También deseamos compartir este gran honor con nuestros actuales compañeros de Les Luthiers: Tato Turano, Martín O’Connor, Tomás Mayer Wolf y Roberto Antier.
Y con nuestra “familia española”, los que están y los que ya han partido y añoramos, José Luis Coll, Miguel Gila, el Tricicle, Joan Manuel Serrat, Pepe Caturla, Rafael Estrella… Y Álex Grijelmo, que presentó nuestra candidatura al Princesa de Asturias en varias oportunidades… ¡Qué suerte que esta vez se haya salido con la suya!... ¡Más que nada nos alegramos por él!
¡(porque) Si fuera por nosotros…! Más aún, nosotros vamos a echar de menos esas nominaciones… que nos llenaban de incertidumbre, de ansiedad…, de frustración. Es que habíamos llegado a encariñarnos con el hecho de ser candidatos: no ganábamos, pero salíamos en la prensa… los amigos nos felicitaban… (drámatico) Ahora que nos han dado el premio, sólo esperamos que nuestros amigos no se olviden de nosotros.
Te puede interesar: Serrat, el vicio de cantar y una fiesta que aún no terminó
Ahora en serio: es un gran honor, un enorme orgullo, que nos den el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. En este querido Teatro Campoamor, ilustre y entrañable recinto de nuestras primeras actuaciones en Oviedo. Y nos alegra especialmente que este Premio haya sido otorgado a un grupo de humoristas. Hoy más que nunca nos sentimos orgullosos de esta bendita profesión.
El ejercicio del humorismo, profesional o doméstico, más refinado o más burdo, oral, escrito o mímico, dibujado… Mejora la vida, permite contemplar las cosas de una manera distinta…, lúdica, pero sobre todo lúcida…, a la cual no llegan otros mecanismos de la razón. El humorismo no depende de estar de buen humor o de mal humor, o de un humor de perros (que es cuando no movemos el rabo…). Hay gente que siempre está de buen humor pero es incapaz de entender un chiste. No importa, el sentido del humor se aprende y mejora con la práctica: nadie nace riendo.
El humorismo es siempre social. Uno no se cuenta un chiste a sí mismo, sino a los amigos o conocidos, en el trabajo, en el bar o en un velorio. ¡El humorismo, señoras y señores, es comunicación! Más aún: ¡Comunicación y Humanidades, que es lo que queríamos demostrar! Nuestra mayor satisfacción es habernos ganado con la ayuda de la música, unos raros instrumentos y la exuberancia y las ambigüedades del idioma castellano un lugar en el humorismo. ¡Qué orgullo recibir este premio de prestigio mundial! Qué alegría integrar la lista de argentinos que lo han ganado: Raúl Alfonsín, Mario Bunge, Daniel Barenboim. ¡Y nuestro querido amigo Quino, el padre de Mafalda, esa niña que nos observa desde un banco del Campo de San Francisco, a unos metros de aquí…!
Te puede interesar: Daniel Barenboim regresó a la Staatsoper de Berlín para el concierto de Año Nuevo
En los fundamentos de este Premio el jurado considera que nuestro grupo es: “uno de los principales comunicadores de la cultura iberoamericana”. Aparte del enorme halago que eso significa, estamos un poco sorprendidos. Y no por modestia sino porque nunca nos habíamos propuesto llegar a tanto. ¡Pero en fin, si el jurado lo dice… ¡Quiénes somos nosotros para oponernos a sus sabias decisiones!
Muchas gracias.
Seguir leyendo: