La pandemia produjo uno de esos parates que obligan a replantearse cosas, desde hábitos cotidianos hasta temas fundamentales. En el mundo de la cultura, especialmente, el panorama parecía bastante oscuro, casi negro. ¿Podremos volver a hacer lo que hacíamos antes? ¿Queremos volver a hacerlo? ¿Habrá alguien del otro lado para verlo? La duda de cómo se saldría de esa crisis invadió a todos. Dolores Fonzi parece haber respondido a esa crisis de la manera más efectiva: trabajando y animándose a probar cosas nuevas. En su caso: debutar en la dirección de cine. Después de varias décadas de trabajar delante de la pantalla, la actriz cruzó la frontera hacia el otro lado y estrenará en la primera mitad de 2023 su ópera prima como realizadora, Blondie.
Mientras termina el trabajo de posproducción de su película, la actriz de El aura y La patota estrena además otra, que filmó saliendo de la pandemia: Las fiestas, un drama familiar dirigido por Ignacio Rogers en el que actúa junto a Cecilia Roth, Daniel Hendler y Ezequiel “Echi” Díaz. La película, que se estrena este jueves, se centra en una madre (Roth), que acaba de salir de una delicada operación, y que se reúne con sus tres hijos a pasar las fiestas en una casaquinta que tienen en un pueblo de provincia. A lo largo de los por momentos incómodos días que pasan allí salen a la luz las tensiones, recriminaciones y fricciones propias de una familia en la que, bajo una aparente bonhomía y amabilidad, se callan miedos, reclamos y asperezas varias.
“Fue un rodaje buenísimo porque nos conocemos mucho todos, somos un grupo de amigos –recuerda Fonzi–. Y eso es un beneficio de antemano. Esa confianza, esa intimidad, era una base para empezar. Pero no hay mucha improvisación: el guión es bastante igual a lo que decimos en la película. Lo que sí tuvimos que encontrar es el tono, cómo romper con la cosa de igual igual, de amigas, que tenemos con Cecilia para ponerla en el rol de madre. Hubo bastantes ensayos y lecturas tratando de comprender qué se le ponía por debajo a esos textos. Es una película sobre el vínculo entre una madre y sus tres hijos que, cuando se juntan, hacen como un monstruo de cuatro cabezas. Ninguno está del todo completo por sí mismo. La madre (Roth) no termina de ser madre, entonces mi personaje tampoco puede terminar de ser hija. Hay algo como maníaco que se repite ahí, que gira en falso, como un hueco, un vacío.”
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Hoy Fonzi está metida de lleno en la posproducción de Blondie, un guión que escribió en 2017 junto a Laura Paredes y que finalmente pudo filmar en 2022 con el apoyo de Amazon Prime Video. Es una comedia dramática centrada también en conflictos familiares, en este caso en la relación entre una madre y su hijo (Santiago “Toto” Rovito, uno de los abogados jóvenes de Argentina, 1985) con el que vive como si fuera su roommate. Ella lo explica así: “Es la historia de una madre adolescente que tuvo a su hijo a los 15 años y ella ahora tiene 40, él 25 y viven juntos, se llevan muy bien, van a recitales, cocinan, fuman porro, ella es un poco como el personaje de El gran Lebowski. Son como una pareja perfecta, pero en algún momento eso se va a cortar”.
—¿Es tu debut absoluto en la dirección? ¿No habías dirigido nada antes ni en TV o teatro?
—No, no había dirigido nada, ni un episodio de tele, es la primera cosa que escribo, dirijo y también actúo. El guión lo tenía en un cajón de la mesa de luz. Santi (por Santiago Mitre, el realizador de Argentina, 1985 y su pareja hace ya varios años) me decía “los guiones se escriben para hacerse”. Pero hacer cine es difícil. Podés tener la intención de hacer una película pero a la vez tenés que esperar que pasen ciertas cosas y todo tarda mucho tiempo en avanzar. Hasta que de golpe sale y es como un embudo en el que tenés que resolver mil cosas en muy poco tiempo.
—¿Qué fue lo que te dio ganas de dirigir? ¿Era un sueño que tenías hace tiempo?
—No necesariamente, pero a la vez después de tantos años de experiencia vas a un set y tenés cosas para decir sobre lo que se hace. Entendés la luz, la puesta. Si tenés buena comunicación con el director tratás de mejorar las escenas. Y a la vez empezás a autodirigirte: recibís un pedido respecto a qué hacer y tenés que tener una mirada sobre eso para interpretar lo que te están pidiendo.
—Y ahora que lo hiciste, ¿fue más fácil o difícil de lo que creías? Especialmente teniendo que actuar a la vez…
—Me fue muy fácil, la verdad, aún actuando. Y estoy muy contenta con la película, con cómo quedó. La verdad, solo haría este tipo de trabajo de acá en adelante, me autodirigiría (risas). Digo, es un personaje y un guión que puedo hacerlo porque lo escribí para mí. Hay otros seguramente que no.
Fonzi dice que Blondie se inspira un poco libremente en El mundo según Garp, la novela de John Irving. “La leí, me fascinó y es un libro que da para hacer mil películas –cuenta–. Empecé con una versión centrada en una madre soltera, enfermera. Había ahí algo que me interesaba, pero era más dark. Al final no fui por ahí, me fui más a la comedia. La madre y el hijo son muy distintos, hasta de aspecto, porque si bien el padre no existe en la película, esa información genética está en el hijo: él es alto, de pelo largo. Es eso, una comedia pequeña que está buena, quizás un poco pretenciosa por la cantidad de referencias visuales que puse de todas las películas que vi en mi vida. Pero fue muy intuitivo todo, no hay un estilo. Nunca estudié montaje y muchas cosas las fui aprendiendo sobre la marcha”.
—Pero imagino que habrás tenido un grupo de colaboradores bastante experto para ayudarte ahí…
—Las cabezas de equipo son unos genios (Javier Juliá en fotografía, Micaela Saiegh en arte, el propio Echi Díaz como coach actoral, entre otros) y ya estamos todos hace tiempo en el caldo del cine así que nunca me sentí sapo de otro pozo. En el elenco están también Leonardo Sbaraglia, Rita Cortese y Carla Peterson. Y el equipo técnico fue excelente. Yo terminé muy emocionada, con un agradecimiento enorme a ese equipo que hace posible que eso que a vos se te ocurre suceda, gente con mucha vocación, buena onda. Estuvo buenísimo y me sentí muy cómoda con la experiencia.
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El otro paso que se viene es un viaje, que la toca lateralmente pero a la vez le divierte. Es que Argentina, 1985, la película dirigida por Mitre ha sido nominada a los Globos de Oro y Fonzi viajará a la ceremonia, que suele (o solía, en función de los problemas que han tenido sus organizadores en los últimos años) estar plagada de estrellas del cine y la TV de Hollywood. Y estando la película en la llamada shortlist para los premios Oscar, es muy probable que una nominación los deposite en esa otra, aún más glamorosa ceremonia, que tendrá lugar en Los Angeles el 12 de marzo. “La estamos viviendo bastante tranquilamente. Ahora la película quedó entre las 15 mejores y sí, ese día hubo un poco de ansiedad, pero ahora veremos qué pasa si queda o no entre las cinco”, cuenta.
Fonzi ya estuvo en la ceremonia (acompañó a su entonces pareja, Gael García Bernal, cuando la película chilena No, de Pablo Larraín, que él protagonizaba, estuvo nominada) y sus expectativas están también relacionadas a esa experiencia previa. “Es divertido, por supuesto, especialmente si vas con amigos, pero estás en una tercera bandeja, arriba de todo, no ves nada –recuerda–. Esa vez cantó Adele el tema de la película de James Bond y se escuchaba perfecto pero se veía todo chiquitito. Después salís a tomar un champancito y volvés a entrar. Por ahí ves pasar, no sé, a Daniel Day-Lewis, viste, como la realeza del cine, actores. Pero lo que más me ilusiona es que la película pueda estar ahí, creo que se lo recontra merecen. El evento en sí ya lo conozco, pero para la película y para Santi sería una enorme alegría poder estar”.
—Ahora que se ganó el tercer Mundial la gente pide “el tercer Oscar” para Argentina después de “La historia oficial” y “El secreto de sus ojos”...
—Ojalá se pueda dar. No sé, fue un gran año este. Yo me tatuaría el 2022. Para mí fue un año bárbaro.
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