Antes era fácil. Uno solo tenía que poner en una lista las películas que se estrenaban en los cines y los rankings estaban resueltos. Ya no es así. Aun antes de la pandemia –que terminó por limitar aún más la convocatoria de las salas de cine– ya analizar lo mejor del año obligaba a que uno tenga que repasar, además, los estrenos en las diversas plataformas de streaming. A eso luego se le sumó un sistema mixto, que para algunas películas importantes utilizan Netflix, MUBI y otras: dar sus films “originales” un par de semanas en algunas salas casi a modo de promoción para luego sí estrenarlos en las plataformas. Para sumar confusión al panorama de los “estrenos” están además las películas que podemos ver en festivales, locales o internacionales. Y ni hablar de ese universo paralelo que podríamos llamar “no estrenos”: todas esas otras películas que circulan online de manera no del todo legal.
Es un sistema curioso que perdió además su sentido temporal, de fechas: uno iba a ver una película al cine en las primeras dos o tres semanas de su lanzamiento, no sea cosa que la película en cuestión bajara de cartel. Ahora, en cambio, se sabe que todo sigue disponible por bastante más tiempo en las plataformas. Si a eso se le suman los algoritmos que llevan un poco de las narices a los consumidores de plataformas a ver lo que ellas “recomiendan”, se hace muy difícil armar un panorama de cine de un año determinado. Así que aquí va un muy apretado Top 5 de películas, cuatro de las cuales se vieron en cines como “adelanto” de su paso por plataformas y una sola que fue, de un modo más tradicional, directo a las salas, aunque ahora ya está disponible en streaming. Y a la lista le agrego una yapa que no solo fue una muy buena película, sino que se convirtió en un evento sociocultural en la Argentina.
5- Pinocho, de Guillermo del Toro
Hay películas que logran sobreponerse a las ganas del espectador. Confesión: la historia de Pinocho me tiene un poco harto. He visto muchas películas sobre ese célebre cuento y me parece innecesario seguir haciendo versiones. Este año, de hecho, hubo dos. Y la primera en estrenarse, de Robert Zemeckis, era poco menos que espantosa. Pero el estreno de la versión del mexicano Guillermo Del Toro no solo me hizo cambiar de opinión y me devolvió la fe en la historia, sino que sirvió para probar un hecho central, fundamental del cine: no solo es lo que se cuenta, sino quién y cómo lo cuenta. Sí, el guion tendrá sus diferencias y libertades creativas con el original, pero lo central pasa por el arte, por la factura, por la imaginación desplegada y la emoción que vuelve a provocar este cuento que, yo creía, ya estaba agotado. La misma historia puede contarse mil veces si el que narra sabe cómo hacerlo. Y Del Toro es un maestro en eso. Disponible en Netflix.
4- Crimes of the future (Crímenes del futuro), de David Cronenberg
El maestro del terror físico y perturbador regresó con una película en la que se mantiene fiel a los temas con los que viene trabajando desde los comienzos de su carrera, pero esta vez en un tono y formato más frío y analítico. La historia de un extraño grupo de personas que experimentan con un hombre (Viggo Mortensen) cuyo cuerpo y órganos mutan no solo es un resumen de los temas que siempre persiguió el director de Crash y Pacto de amor, sino que funciona como una enciclopedia que hace a partir de su propia obra. El nuevo film del canadiense es todas sus películas destiladas en una sola, una metapelícula de David Cronenberg que literalmente “opera” sobre toda su producción previa: la condensa, la analiza, la actualiza y resignifica. Es una mutación de los mismos órganos de siempre, expuestos como la herida abierta de una cirugía y a la vista de todo el mundo. Disponible en MUBI.
3- What do we see when we look at the sky? (¿Qué vemos cuando miramos al cielo?), de Alexandre Koberidze
Una fábula humanista, bella y generosa, este film georgiano es también un poético tributo al poder del cine –y a su historia– para conjurar los demonios de la realidad. Es una película de amor –un cuento de hadas casi– entre dos personas que no se (re)conocen, pero también entre un cineasta y su ciudad, sus niños, sus viejos y, fundamentalmente, sus perros. Es, pensada desde hoy, una película profética, porque sus pasiones futbolísticas terminaron concretándose en el mundo real, ya que la historia se desarrolla durante un mundial de fútbol, y su protagonista, Giorgi, es fan de Messi y quiere que Argentina sea campeón del mundo. En la devoción que tiene tanto Alexandre Koberidze como el protagonista por Lionel, hay también una línea de pensamiento y un acto de fe: que el mundo, aunque sea durante el tiempo que dura un partido de un mundial de fútbol, pueda ser un lugar más bello y armonioso. Y si se gana, mejor todavía. Disponible en MUBI.
2- Drive my car (Maneja mi auto), de Ryusuke Hamaguchi
Basada en un cuento de Haruki Murakami, esta fascinante película japonesa cuenta la historia de un actor y director teatral quien, tras una serie de trágicas circunstancias en su vida, se muda de Tokio a Hiroshima para montar allí la adaptación de la obra de Anton Chejov Tío Vania. Y allí empieza a conectarse con una joven que conduce el auto con el que él se mueve por la ciudad y que usa para ensayar. Entre otras vivencias y circunstancias que atraviesa a lo largo de las tres horas que dura el film, esa conexión entre el dramaturgo, su chofer y el auto en el que ambos viajan será el eje central, humano y doloroso, de este excepcional drama acerca de la soledad, de las segundas oportunidades y de la posibilidad de volverse a abrir a un mundo que parece cerrado definitivamente. Disponible en MUBI.
1- Licorice Pizza, de Paul Thomas Anderson
El género llamado coming of age –traducible acá como “películas de crecimiento”– puede parecer agotado. Hemos visto tantos films sobre adolescentes que se topan con momentos difíciles en sus vidas que los hacen crecer de golpe que pensamos que ya los vimos todos y que no hay mucho más para inventar ahí. Hasta que llega el director de Boogie Nights y Petróleo sangriento, armado de una historia de amor, compañerismo, amistad, celos, aventuras, camas inflables, accidentes de motos y mil cosas más, y nos damos cuenta de que todavía hay lugar para historias de este tipo, que las sensaciones y emociones que se atraviesan en la adolescencia son tan inagotables como universales. En la California de 1973 como en cualquier época y en cualquier lugar. Disponible en Amazon Prime Video.
Bonus: Argentina, 1985, de Santiago Mitre
La película argentina del año, en función no solo de su repercusión popular ni de los debates que generó, sino por sus intrínsecas cualidades cinematográficas, es una mirada al Juicio a las Juntas militares que parece insertar la historia real dentro del marco de una película clásica de Hollywood. Es el cuento de un antihéroe (el juez Strassera) y su banda de jóvenes principiantes (el fiscal Moreno Ocampo y el resto del equipo) que cargan sobre sus livianos hombros la aparentemente imposible tarea de condenar a los militares responsables de los crímenes de lesa humanidad durante la dictadura. Enfrentándose a unos enemigos poderosos y en un clima enrarecido en el cual ni siquiera se sentían del todo apoyados para cumplir con su cometido, la historia de esa ejemplar condena y de la noble y esforzada gesta para obtenerla es ideal para este drama de la vida real. Allá donde la verdad se transforma en leyenda, la película de Mitre imprime la leyenda. Disponible en Amazon Prime Video.
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