Si tenemos la idea de la Antártida como un desierto blanco interminable e inhabitado, puedo asegurarles que eso cambia en el mismo instante en el que se visita alguna de las bases del sector antártico argentino. Allí, e incluso durante el tiempo incierto del viaje hacia allí, el viajero se encuentra con una comunidad, un grupo de personas diversas en origen, pertenencia, trabajo y edad, que no lo vive como algo transitorio en su vida, sino que es parte de un mundo construido a partir de esas identidades, intereses y deseos compartidos; búsquedas y anhelos que anclan allí, en el territorio antártico, aunque para muchos sea el hogar que habitan por un tiempo relativamente acotado.
El pasado domingo 18 de diciembre, día de la pasión futbolera, Infobae Cultura acompañó a representantes del Ministerio de Cultura y de Defensa de la Nación en las bases Marambio y Esperanza del sector antártico argentino, para presentar distintas acciones vinculadas a la cultura en el llamado “continente blanco”. La propuesta se desarrolla en conjunto entre ambas carteras ministeriales, a partir de la decisión de sus titulares, Tristán Bauer y Jorge Taiana, y a través de los equipos de la Secretaría de Gestión Cultural y el Comando Conjunto Antártico (CoCoAntar), que dependen respectivamente de ambas carteras.
Esta comunidad antártica, donde el que llega sabe a dónde va y por qué decide ir, tiene tradiciones que se fueron construyendo desde hace más de un siglo, especialmente en los últimos 70 años, cuando comenzó a llevarse adelante el plan de acción propuesto por el entonces Coronel Pujato al presidente Perón. Toda comunidad tiene una identidad y un conjunto de prácticas y expresiones que constituyen una cultura local. Toda cultura se estructura con individuos siendo, pensando y construyendo colectivamente en un lugar determinado, como también en el encuentro con otras culturas, como la que traen cada uno que llega a este continente blanco.
Para el general de brigada Edgar Calandín, titular del CoCoAntar, “La comunidad antártica argentina tiene una cultura basada en el compañerismo, la cooperación, el de estar siempre presente cuando hace falta una mano o un apoyo a quien sea, sin importar cuál es el sacrificio. Se hace un arte de la previsión y de la prevención, siempre con el afán de crecer, ser mejores y con un alto sentido de pertenencia. Esto se incrementa en nuestras bases del sur de la Antártida; hay una conexión muy fuerte en los antárticos y que se relaciona con lo espiritual y también con el arte de innovar para solucionar los problemas y esa necesidad de compartir y enfrentar los desafíos en equipo”.
El viaje comenzó con hisopado, recepción y prueba de ropa para soportar las condiciones climáticas adversas, espera de la carga de todo el material que debía trasladar el avión hasta las bases y volar en un Hércules de la Fuerza Aérea Argentina, travesía que implica condiciones poco habituales respecto de cualquier aeronave comercial. Una vez en Río Gallegos, tocó esperar en el alojamiento común en la base aérea y respetar estrictamente la burbuja sanitaria, hasta que estén las condiciones meteorológicas apropiadas para despegar. Pudieron ser unas horas o unos días. Ese proceso obliga a recupera la capacidad de ser paciente, ordenado, y la necesidad de construir un colectivo humano entre personal militar, funcionarios nacionales, científicos nacionales y extranjeros (investigadores sobre clima finlandeses) y, en este caso, periodistas.
Todo funcionó de manera natural y fue una antesala de lo que se vivió luego en Antártida. Si la agenda de un funcionario indicaba que se haría un acto en tal lugar a tal hora, eso depende de la decisión del grupo que define las ventanas oportunas para el viaje. Si imaginaba el retorno en un horario para cumplir con compromisos en su lugar de trabajo, deberían aceptarse los designios de nubes, lluvias y vientos. Si un periodista prometió la nota sobre cómo se vivió la final de la copa en la Antártida, debió avisarle a su editor que todo puede fallar, y que le tocó verlo en el televisor del comedor de la cuadra de la Fuerza Aérea en Río Gallegos.
Nuestra espera no fue tan larga, apenas unas 15 horas del horario previsto originalmente. Eso obligó a comprimir la programación de sábado y domingo. Durante el domingo desde la madrugada, tras una el viaje entre Río Gallegos y la Antártida, se llevaron a cabo actividades en las Bases Marambio y Esperanza.
En esta última se hizo entrega del reconocimiento como Punto de Cultura, otorgado por el Ministerio de Cultura de la Nación, a la comunidad organizada alrededor de Radio Nacional “Arcángel San Gabriel”. El proyecto, presentado con el acompañamiento de la Escuela Nº 38 “Presidente Raúl Ricardo Alfonsín”, la única del continente antártico, sumará recursos para la trasmisión vía streaming de producciones de la radio, sumando dispositivos para contar las vivencias de la comunidad argentina en la Antártida a otros argentinos, y fomentar nuevas miradas sobre la actividad antártica. Además buscan construir puentes entre comunidades escolares, organizaciones de todo tipo, medios de comunicación con esta comunidad. Desde la educación formal se pretende usar la tecnología para fomentar la interacción de los niñas y niños de esta escuela con sus pares de escuelas de distintos puntos del país. También se entregaron libros en la biblioteca de la Base.
Cuando llegaron los funcionarios, algo antes de las 5 de la madrugada de un día que no se acaba (en esta temporada no hay noche), todo el personal de la base y la mayoría de la población civil los recibió para compartir las actividades formales, sino permitirles recorrer los diferentes espacios vitales para la vida social en Esperanza, la base en la que se alojan familias enteras. Así conocieron la radio, la escuela, el museo y la biblioteca. Una comunidad construye alrededor de estos espacios colectivos y conociéndolos se entiende cómo valoran el apoyo constante que reciben de las distintas instituciones públicas: Ministerio de Educación, Ministerio de Defensa, Cancillería, Ministerio de Cultura y RTA a través de Radio Nacional Argentina, entre otras.
Estuvieron en esa visita el secretario de Gestión Cultural del Ministerio de Cultura, Federico Prieto, y la directora de Gestión Cultural del Ministerio de Defensa, Pilar Giribone. Al entregar la placa por el primer Punto de Cultura en el continente antártico, Prieto afirmó que “hubiéramos querido llegar ayer, durante el sábado, para entregar este reconocimiento a Base Esperanza, celebrando con ustedes los 70 años de la fundación de este espacio de la Patria. La meteorología no lo permitió, pero en cuanto pudimos vinimos aquí a cumplir con este propósito que, por ser de Entre Ríos, la tierra del General Pujato, deseaba cumplir desde que asumí el cargo”.
Según explicó a Infobae Cultura, lo presentado durante el fin de semana es apenas el comienzo del trabajo que esperan desarrollar en colaboración con otros organismos y agencias públicas. El eje es proponer una mirada desde la cultura en materia de soberanía nacional. “Nuestro objetivo es sumar a este proyecto de recrear la idea de soberanía en una tarea conjunta y colaborativa, como una práctica concreta mucho más que mero slogan. Es tiempo de construir políticas culturales permanentes en este territorio por muchos ignorado”.
Sobre el valor del proyecto “Conectando argentinos” que es beneficiario del programa del Ministerio de Cultura, Prieto sostuvo que “el valor del trabajo que se proponen hacer es que va a servir para mostrar al resto del territorio argentino la existencia de un imaginario argentino con las particularidades de este territorio y el sentir de quienes deciden ser argentinos en la Antártida. Tenemos que empezar a ser conscientes de que la Patria es tan grande como nuestras aspiraciones soberanas en esta tierra, y que este no es “el fin del mundo” sino puede pensarse también como el comienzo de la Nación”
En diálogo con Infobae Cultura el Gral. Calandín explicó que “para el CoCoAntar esta unión es de carácter estratégico, significa transformar una idea, un viejo anhelo en acciones concretas y llevar al continente blanco distintos programas, y de esta manera poder manifestar en las distintas bases argentinas nuestros rasgos distintivos, espirituales, históricos, intelectuales y también afectivos. Cada base es un centro de interpretación cultural. La idea es mostrar el ser argentino y difundir nuestra historia antártica, ya que el núcleo turístico que circula por la Antártida está impregnado de lo anglosajón, y eso de alguna manera se menoscaba lo nuestro, además de incluir la cultura organizacional de los antárticos argentinos que nos precedieron, que es muy rica y poco conocida. Este es el fundamento de nuestra vinculación, que esperamos sea el punto de partida de un programa que se extienda con los años, porque cultura es soberanía”.
En la Base Marambio se realizó un sencillo acto en el cual Pilar Giribone, en representación del Ministerio de Defensa, encabezó la inauguración del “Espacio de lectura Malvinas”. Lo propio había hecho en la biblioteca de la base Esperanza. Acompañando esa iniciativa del ministerio de defensa, Prieto hizo entrega del kit de libros que forman parte del programa “Libros y Casas”, que depende de la secretaría de gestión cultural del ministerio de cultura, para que sean parte de estos espacios en todas las bases antárticas.
Los espacios de lectura se crean en el marco de la “Agenda Malvinas 40 Años”, que tiene como finalidad la distribución de material bibliográfico en las Unidades Militares e Instituciones de Formación de las Fuerzas Armadas y el Estado Mayor Conjunto y
fue concebida como un programa cuyos objetivos son elaborar propuestas y acciones culturales, académicas, educativas y sociales por las distintas áreas del gobierno nacional, provincial y municipal, el Consejo Nacional Malvinas, las organizaciones y centros de ex combatientes y de familiares de caídos, universidades y organizaciones sociales.
Giribone explicó que “Los Espacios de Lectura Malvinas son espacios específicos sobre la Cuestión Malvinas que reúnen libros sobre nuestras islas y el Conflicto del Atlántico Sur desde distintas disciplinas y géneros literarios: novelas, historia, poesía, arquitectura. Así, fortalecemos la presencia argentina en la Antártida, promovemos una mirada bicontinental de nuestro territorio y federalizamos el acceso a la cultura”. Entre los libros que se incorporaron a esta biblioteca se encuentra Los Pichiciegos de Rodolfo Fogwill, Malvinas, mi casa, que incluye el diario personal de María Saéz de Vernet, esposa del primer gobernador de las islas, y la antología Poesía argentina y Malvinas.
En el mismo encuentro, que contó con la presencia del Comodoro Federico Vasallo, jefe de la Base Esperanza, y del oficial de la Fuerza Aérea Agustín Accaristo, jefe de operaciones de la misma, Prieto comentó las actividades pensadas en el programa “Cultura es Soberanía” en Antártida Argentina y anunció la programación artística para la temporada de verano, que se desarrollará en algunas de las bases antárticas. Hasta el momento se han planificado distintas actividades artísticas, que incluyen una obra de teatro para toda la familia en Base Esperanza, seleccionada del catálogo del Instituto Nacional del Teatro; un espectáculo de danza llevado a cabo de manera conjunta por bailarines de los elencos estables del Ministerio de Cultura, y pensado especialmente para esta ocasión por los equipos de Ballet Folklórico Nacional y la Compañía de Danza Contemporánea; el espectáculo “Islas de Fuego”, oratorio sureño de Fernando y Gabriel Lerman sobre la rebelión del Gaucho Rivero en las Islas Malvinas, con el protagónico de Juan Palomino, que se proyecta presentar sobre la cubierta del Rompehielos Irizar.
Para la celebración del día de la Independencia Argentina, el próximo 9 de julio, se presentarán cantantes junto a un ensamble musical para cantar el Himno Nacional, y luego brindar un concierto a todos los habitantes de una de las bases, elegida para tal evento por las autoridades del CoCoAntar
Además, en el marco de “Cultura es Soberanía” en la Antártida Argentina y en conjunto con el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) se organizará un ciclo de cine invernal. El lanzamiento del mismo se hará durante el cierre de la temporada de verano, con la presentación de una película y la visita de su realizador/a y algunos de sus protagonistas.
Este ciclo incluirá funciones regulares durante los meses de invierno, que se proyectarán en todas las bases. La curaduría incluirá películas estrenadas en los últimos 3 años, con el foco puesto en acompañar el momento de ocio y encuentro de sus habitantes.
El ministerio de Cultura y el INCAA van a impulsar el próximo año la actualización de los equipos del Espacio INCAA Latitud 90, ubicado dentro la Base Carlini. Esta es la única sala de cine oficial en el continente blanco. Fue inaugurada en el año 2005, cerrada en 2018 y reinaugurada en 2020, en medio de la pandemia.
En ese mismo evento Federico Prieto entregó 500 prendedores con el logo del Comando Antártico y 1000 ejemplares de una revista con información sobre el sector antártico argentino, que serán distribuidas en las diferentes bases para dar información a los visitantes, diseñada en base información provista por el CoCoAntar.
La experiencia antártica produce un impacto indudable en quienes pudimos habitar el lugar al menos por algunas horas. Caminar el terreno, comprender que existen días eternos y noches insondables, saber que el viento helado corta la piel no importa, lo que indique el calendario, y que puede aparecer o desaparecer repentinamente y cambiar todos los planes. Aprovechar el agua, ordenar lo que se desordena, colaborar con la limpieza del espacio común. Ser parte de la vida en común en un espacio como este, donde el territorio se extiende tanto físicamente como imaginariamente, es una experiencia sin dudas intransferible y cada quien la asume a su manera.
Poco antes de regresar consultamos a los funcionarios que fueron parte de la delegación sobre el valor de esta experiencia.
Giribone contó: “Para mí fue una experiencia única, me siento honrada de haber sido parte de este viaje, de haber podido no solo traer libros para las dos bases que visitamos, sino de poder estar cerca de la gente que hace a la vida cotidiana en Esperanza y Marambio. Pero además desde lo personal ha sido increíble haber vivido la otra parte inesperada de este viaje, que fue compartir con la dotación, con el equipo del ministerio de cultura, con los científicos y otros visitantes el partido final del mundial, y los festejos de la Argentina campeona. Para mí va a ser inolvidable, no tengo dudas que lo voy a recordar toda la vida”
Sobre su experiencia personal en este viaje, Federico Prieto explicó que “vinimos a la Antártida a trabajar a tratar de acompañar los procesos y los proyectos culturales que originados en la parte Argentina de este continente, con sus imaginarios, sus realidades y las posibilidades. En estos días comprendí en profundidad lo que significa la soberanía, el valor de conocer un lugar como este para internalizar la importancia que tiene la defensa de la independencia de nuestra patria. En ese contexto, casualidad o causalidad del destino, la visita y articulación en territorio gracias al Comando Conjunto Antártico, fue el día en que se jugó la final del mundial, que, como sabemos, no sólo la jugamos sino que la ganamos. Esto potenció la posibilidad de sentir de la pertenencia y el orgullo de ser Argentino. Acá se celebró como en cualquier rincón de nuestra tierra, pero con la particularidad de estar en otro continente. En el Antártico, donde también somos nación, donde debemos ejercer soberanía, y donde tenemos que hacer parte consciente de que forma parte de lo que llamamos Argentina. Como los goles de Messi, como la idolatría al Diego y como cantar Oid Mortales”.
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