La novena sinfonía de Beethoven es pasión de multitudes en Japón, pero una versión es especial

El vocalista Toshihide Koroyasu, que cantó el “Himno a la alegría” el día de la caída del Muro de Berlín, vuelve a interpretar la pieza en la ciudad de Naruto, Japón, como un mensaje de paz para terminar la guerra en Ucrania

Toshihide Koroyasu, vocalista y académico japonés, que interpreta una de las piezas más emblemáticas de Beethoven con el deseo de poner un fin a la guerra en Ucrania (Foto: The Washington Post)

Los conciertos de la Sinfonía nº 9 de Beethoven son un popular acontecimiento cultural de fin de año en Japón.

Pero para Toshihide Koroyasu, vocalista y profesor especialmente nombrado de la Universidad de Educación de Naruto, la interpretación de la popular obra en su ciudad natal de la prefectura de Hyogo, prevista para finales de este mes, tiene un significado especial.

Koroyasu, de 69 años, cantó “An die Freude” (“Himno a la alegría”) hace 33 años en un concierto en lo que entonces era Alemania Oriental, celebrando la caída del Muro de Berlín. Ahora dirigirá el acto de Hyogo como director de orquesta, con esperanzas de paz mientras retumba la guerra en Ucrania.

El día de Navidad de 1989 -tras el derribo del muro entre Alemania Oriental y Occidental- la sala de conciertos Schauspielhaus (ahora Konzerthaus Berlin) de Berlín Oriental se llenó de gente cantando la parte final de la sinfonía. Intérpretes y cantantes de Alemania Oriental y Occidental, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética se reunieron para actuar bajo la batuta del mundialmente famoso director Leonard Bernstein. Koroyasu fue uno de los cantantes de aquel concierto histórico.

Natural de Taka, en la prefectura de Hyogo, Toshihide Koroyasu se trasladó a la entonces Alemania Occidental en 1982 para estudiar canto tras graduarse en la Universidad de las Artes de Tokio. En plena Guerra Fría, se unió a un prestigioso coro y sintió la tragedia de la división cada vez que visitaba el Este -entonces de colores monótonos y apestando a carbón- para asistir a un concierto.

Berlín, 10 de noviembre de 1989, día histórico de la caída del Muro (Foto: Japan News-Yomiuri)

Todo cambió en noviembre de 1989. Un alto funcionario de Alemania Oriental dijo erróneamente que se concedería libertad de circulación a los alemanes orientales, lo que provocó que un gran número de personas intentara entrar en Berlín Occidental. Se reunieron en los puestos de control del muro para pedir que se abrieran las puertas.

Imágenes de gente trepando por el muro y blandiendo picos dieron la vuelta al mundo. Estados Unidos y la Unión Soviética declararon el fin de la Guerra Fría en diciembre de ese año.

Koroyasu dice que no puede olvidar la sensación de exaltación que sintió en el concierto de Navidad conmemorativo. Bernstein pidió al coro que modificara la letra sustituyendo la palabra “Freude” (alegría) por “Freiheit” (libertad).

El músico y cantante japonés recuerda que, al oír los atronadores aplausos del público tras la interpretación, que más tarde se denominó “Oda a la libertad”, pensó: “La historia ha cambiado. El mundo seguramente será pacífico”.

El piano original de Ludwig van Beethoven es exhibido en su casa natal de Bonn, Alemania (Foto: REUTERS/Leon Kuegeler)

En 1991, tras el final de la Guerra Fría, Koroyasu regresó a Japón y enseñó canto en la Universidad de Educación de Naruto.

Estando allí, le llamó la atención un curioso hallazgo: al parecer, la primera interpretación de la Novena Sinfonía de Beethoven en Asia tuvo lugar en Naruto, una ciudad localizada en la prefectura de Tokushima, Japón.

Durante la Primera Guerra Mundial, Naruto acogió un campo de prisioneros de guerra alemanes que se habían rendido en Qingdao, China. Toyohisa Matsue (1872-1956), comandante del campo de prisioneros y generoso con ellos, les permitió formar una orquesta. El conjunto musical interpretó posteriormente la sinfonía en junio de 1918, lo que supuestamente fue la primera vez que se hacía en Asia.

Desde entonces, los residentes de Naruto y otras personas han celebrado conciertos anuales con la sinfonía con el objetivo de transmitir un trozo de historia a las generaciones futuras. Como cantante y director de orquesta, Koroyasu se implicó de forma natural.

Estatua de Beethoven en Bonn, su ciudad natal (Foto: EFE/EPA/CHRISTIAN BRUNA)

Koroyasu también ha participado en conciertos relacionados en Alemania y Qingdao. Habiendo experimentado los mágicos lazos de amistad que se forman durante las guerras, se dio cuenta de que la música tiene el poder de unir a la gente.

Este domingo 18 de diciembre, Koroyasu visitará su ciudad natal para dirigir el coro Kita-Harima Daiku Gasshodan en una interpretación de la obra maestra sinfónica de Beethoven.

Tras presenciar el júbilo de la gente por la caída del Muro de Berlín y conocer los vínculos de la sinfonía con Japón, desea transmitir ciertos mensajes a través del evento. Durante un ensayo a mediados de noviembre, él dijo a los miembros del coro: “Hay un dicho que dice que, cuando el cañón ruge, la diosa del arte calla. En esta época en la que vuelan misiles y se disparan cañones, es necesario que todos estemos unidos en la música”.

Se dice que Beethoven compuso la sinfonía en los últimos años de su agitada vida basándose en la frase: “Atraviesa la angustia y luego el éxtasis”.

En consonancia con la letra, que dice que todos los pueblos serán hermanos, Koroyasu espera poder transmitir la alegría de la música y un deseo de paz.

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