La avenida Emilio Civit es una de las calles más características que tiene la ciudad de Mendoza. Con una arboleda frondosa, varios carriles y muchas residencias espectaculares, tiene una particularidad: termina en los portones del Parque General San Martín, una de las postales más reconocidas de la provincia.
En esa avenida, más precisamente al 348, se encuentra la Mansión Stoppel, una casona señorial que es parte de la mejor arquitectura local y que en 2018 pasó a ser el Museo Carlos Alonso, uno de los lugares centrales para las artes plásticas de la región.
La impactante mansión, una de las más representativas de la historia de la provincia, fue construida en 1912 por Víctor Babino, a pedido de Luis Stoppel, un diplomático y empresario nacido en Chile y radicado en Mendoza, de ascendencia alemana, que tuvo una vida muy activa en Mendoza.
Fue comerciante, terrateniente, político y tuvo una alta inserción en el mundo social mendocino de fines de siglo XIX y principios del siglo XX.
La actividad comercial en la que se destacó fue la de una empresa de carruajes. Stoppel prestaba asilo y ayuda a todo ciudadano chileno que se encontraba en la provincia. También fue concejal de la ciudad.
La vivienda se construyó bajo la tipología chalet, de 23 metros de frente por 60 de profundidad. A su vez, el terreno se constituía de 1.234 metros cubiertos y 2.000 de jardines, desde donde se comunicaba la actual avenida Emilio Civit con la calle Julio A. Roca. La obra comenzó hacia 1910 y se inauguró en 1912, y allí vivió su dueño hasta que falleció. Luego, fue sede del Patronato de Menores.
Durante casi 40 años estuvo deshabitada, por eso a su alrededor se tejieron varias historias sobrenaturales. También fue víctima de varios intentos de usurpación.
El lugar para el arte
En ese espacio recuperado y reinaugurado en 2018 funciona el Museo Carlos Alonso, que ofrece dos espacios con características arquitectónicas muy diferentes. Allí se propone un viaje al pasado mendocino, al lujo de antaño y el nuevo edificio, una mirada hacia el futuro, parados en un presente, en el que podemos disfrutar del inmenso talento de nuestros artistas plásticos contemporáneos.
El Espacio A incluye toda la planta baja de la mansión y allí se encuentra la exposición permanente con algunas de las obras del pintor Carlos Alonso.
El Espacio B es un moderno edificio de tres pisos –construido en lo que fue la zona de carruajes de Stoppel– y en el que se exponen de manera alternada distintos artistas contemporáneos de la región.
El artista
Considerado uno de los más grandes pintores argentinos del último siglo, Carlos Alonso es pintor, grabador y dibujante. Nació en Tunuyán (corazón del Valle de Uco mendocino) el 4 de febrero de 1929. Su maestro de dibujo fue Sergio Sergi; los de pintura, Francisco Bemareggi y Ramón Gómez Cornet; y en escultura fue discípulo de Lorenzo Domínguez.
En 1950 comienza con sus exposiciones fuera de la provincia de Mendoza.
Recibió numerosos premios en Argentina y el exterior; participó de muestras individuales y colectivas en todo el mundo, entre ellas, en el Museo Nacional de Bellas Artes, de México, en el Museo de Arte de La Habana (Cuba), y en las galerías italianas Giulia de Roma y Eidos de Milán, además de la Bedford Gallery de Londres.
Entre sus ilustraciones más importantes se pueden mencionar Don Quijote de la Mancha y Martín Fierro, Romancero criollo, Antología de Juan, La divina comedia, Juguete rabioso, Lección de anatomía, Mano a mano, además de Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda.
Lo que se viene
Por estos días acaban de finalizar dos muestras del mismo Alonso. Por un lado, Dante x Alonso y por otro, El matadero.
Según el Ministerio de Cultura y Turismo de la provincia, durante todo el verano se podrá disfrutar de varias muestras que anunciarán pronto, con toda la temporada de verano.
La mansión está a unas cuadras del Parque General San Martín y la célebre avenida Boulogne Sur Mer, lugares imposibles de obviar cuando se visita la provincia.
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