El Teatro Colón presentó una programación “entre el bien y el mal” para 2023

Habrá 15 óperas, 5 espectáculos de ballet, más de 10 conciertos y encuentros especiales con homenajes a Martha Argerich y Luis Alberto Spinetta, entre otros. Además, habrá eventos en La Rural, la Plaza Vaticano, la Usina de las Artes y el Teatro Coliseo

El Teatro Colón presentó una programación “entre el bien y el mal” para 2023

Jorge Telerman está exultante. El director general y artístico del Teatro Colón tiene —y lo sabe— una gran programación para el año próximo y está deseoso de contarla. Lleva poco menos de nueve meses de gestión y, sin embargo, ya impuso su identidad. Se hizo cargo del teatro cuando la pandemia empezaba a remitir y el público volvía, primero con timidez, y luego con franco entusiasmo. “Como diría el gran Borges”, dice ahora en diálogo con Infobae Cultura, “se me hace cuento que aquí hubo una pandemia”.

Desde hace varios meses —al menos tres—, el Colón tiene funciones con lleno total. De todas las propuestas que se presentaron este año, se destaca Los pescadores de perlas, de Bizet, una ópera que hacía más de cien años no se presentaba en el Colón.

Michal [Znaniecki, director de escena] ha logrado darle una mirada que es lo que va a verse justamente en la próxima temporada”, dice Telerman. Y sigue: “Confidencialmente Bizet es mi preferido y en Los pescadores de perlas aparece el genio que luego desplegará al infinito en Carmen. Michal logró un punto de vista muy interesante, que es donde que hay que detenerse para sostener una tensión virtuosa entre la tradición y la innovación. Muy respetuosamente, hizo una pregunta muy válida sobre cómo lo contaría hoy. Michal tomó una perspectiva humanista sobre las formas de vida de esos pescadores, donde le agrega un punto de vista político en el sentido amplio, y, en una obra que hacía tanto tiempo que no se presentaba, fue un rescate fabuloso”.

Habrá 15 óperas, 5 espectáculos de ballet, más de 10 conciertos y encuentros especiales con homenajes a Martha Argerich y Luis Alberto Spinetta, entre otros

En 2023 se pondrán en escena unas quince óperas, cinco espectáculos de ballet, más de diez conciertos y encuentros especiales con homenajes a Martha Argerich, Luis Alberto Spinetta, etc. Pero, además, hay una característica saliente y es que el Colón gana la calle: habrá eventos en La Rural, la Plaza Vaticano, la Usina de las Artes, el Coliseo.

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En las propuestas de la programación 2023 se propone un diálogo entre novedad y tradición. ¿Cómo se logra que es tensión sea productiva?

—La próxima temporada es fuerte y poderosa. Nos interesó extender una interpelación al público acerca de las decisiones: desde un punto de vista más político que moral, las decisiones que tomamos traen aparejadas consecuencias individuales y colectivas. Sin ser excesivamente pretensiosos, queríamos presentar el dilema eterno de la historia de la humanidad entre el bien y el mal, y sus consecuencias. El arte es un espacio privilegiado para esa reflexión, y en el Teatro Colón es casi una obligación hacer esa petición de principios. Elegimos este recorrido fáustico que se ve en los títulos, porque nos parece que es desde la base donde mejor se despliega la reflexión que queremos hacer sobre la toma de decisiones.

¿Con que obras busca hacer esta reflexión?

—En el mundo en general y en la Argentina en particular, tenemos que tomar conciencia de que lo que nos pasa y lo que nos pasará es, en un punto, producto de nuestras decisiones. Y ahí se verá, desde el Fausto propiamente dicho hasta La carrera del libertino y La flauta mágica, que, claramente, es un relato iniciático sobre el bien y el mal, o la perspectiva desde la que ese interrogante está puesto en Madama Butterfly. No buscamos que alguien crea que encontrará la respuesta, pero estamos convencidos de que el arte nos hace mejores al tomar conciencia sobre las reflexiones. Elegir esa línea narrativa, además, me parecía indispensable porque conmemoramos una de nuestras mejores y eternas tomas de decisión, que son los cuarenta años de democracia.

Los pescadores de perlas

Un año para la reflexión

El programa de las óperas 2023 tiene una integralidad que se ve en cómo las obras dialogan entre sí. La primera parte del año inicia con un circuito conformado por Fausto, La Flauta Mágica, Anna Bolena, La Carrera del Libertino, Il Trovatore, Il Turco in Italia. Pero, además, hay una característica saliente y es que el Colón gana la calle: durante todo el año habrá eventos en La Rural, la Plaza Vaticano, la Usina de las Artes, el Teatro Coliseo.

El año comienza afuera del Colón, con Resurrección. ¿Por qué?

—El Colón es para todos: no nos perdamos lo que produce el Colón. Tuve la maravillosa oportunidad de ver la creación de Romeo Castellucci de la puesta en escena de Resurrección, de la segunda sinfonía de Mahler, y como el Colón es un espacio central de producción cultural, quiere y tiene la obligación de referirse a estos cuarenta años de la democracia que empezamos cumplir, teníamos que iniciar nuestra temporada con nuestra decisión mayor. No en términos de reflexionar sobre el pasado, sino de entender el pasado para tomar buenas decisiones en el futuro. En un momento como este, me parece imprescindible recordar que la democracia no es algo que está dado. Empezamos con Resurrección en La Rural, una puesta formidable que nos va a llenar de emoción. No quiero espoilear. Se elige un lugar no tradicional, porque el desarrollo del concierto es a partir de una tierra baldía, en un gran terreno en donde se hace el descubrimiento de una fosa común, lo que en cada latitud despierta distintos tipos de tragedia.

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El arco comienza con Resurrección y terminan con el Himno a la alegría.

—Exactamente. Empezamos con Resurrección, que es nuestra vocación por la reflexión, y terminamos con el Himno a la alegría, que anhelamos. Es un arco narrativo, pero, confieso, es además una expresión de deseo.

El Teatro Colón es una institución que tiene la tradición de ser un espacio de discusión política. ¿Cómo se dirige el teatro sabiendo que habla?

—Sin duda, con un enorme sentido de responsabilidad. Viene bien llegar una vez que se ha hecho un recorrido. Las instituciones tienen una palabra propia, que es clara y afortunadamente excede a quienes transitoriamente lo administramos. En el mejor de los casos, uno podrá darle un cierto sentido a esa palabra para que tenga más potencia. Cuando el Colón habla, lo que dice se escucha en cualquier lugar del mundo y genera efecto. Sería poco si acá nos fijáramos sólo en brindar producciones de excelencia, porque, a esta altura, la excelencia es una especie de commodity.

El Teatro Colón

¿Hay en la agenda lugar para Theodora, como la que hicieron hace unos años Tantanian y Torchia?

—El Colón es una institución que nos interpela, y sus producciones y sus contenidos y la forma en que los hace y a quienes convoca tienen que dar cuenta de eso. Cuando convocamos a que un talento argentino, como Alfredo Arias, se una a un talento universal como Charles Dutoit para hacer La carrera del libertino, de Stravinsky también estamos diciendo que eso es lo que queremos. Este lugar tiene que seguir siendo un puente de conversación entre la Argentina y el mundo, y yo defiendo y promuevo las óperas que estamos comisionando. Pero también la cultura argentina conversa con la cultura planetaria y lo hace sin sumisión ni altanería. No nos olvidemos que gran parte de la tradición literaria y artística nace del malentendido del Fausto criollo, de Estanislao del Campo, cuando Anastasio va al viejo Colón a ver el Fausto de Gounoud y cree que lo que sucede es real. Eso me da pie para contar por qué elegimos también ese inicio: en ese malentendido muchos creemos que se funda gran parte de esa idiosincrasia y esa tradición artística argentina tan rica de abrir y de reinterpretar.

Si hablamos de decisiones, hace unos quince años, desde que dejó el cargo de Jefe de Gobierno, se dedica a la cultura en distintos espacios. Pero ¿extraña aquel otro barro?

—No, porque no está tan lejos. Sigo siendo una persona con una profunda vocación política. Cuando abordo una actividad cultural institucional como esta, lo hago desde una perspectiva profundamente política. Es mi aporte a la ciudad de Buenos Aires. Comparto la visión que tiene Rodríguez Larreta acerca de la ciudad. Más allá de haber tenido recorridos políticos distintos y de habernos enfrentado, también tenemos una relación personal cálida y amistosa anterior a nuestros recorridos políticos, que hacen posible que hayamos escuchado mucho más nuestras cercanías que nuestras diferencias. Retomando el inicio de nuestra charla, estos son momentos de decisión y en ese sentido yo tomé esta, porque creo que el país necesita cauterizar heridas. Los mejores proyectos han mostrado que tienen éxito si, además de ser buenos en ideas, son inteligentes en términos de la inclusión de los otros. En el campo de la dirigencia política, Horacio tiene esa característica, de la que yo, por otra parte, soy una muestra.

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