¡Pero qué monstruosa puede llegar a ser la gente rica!

Un recorrido por series y películas como “She said”, “Who is Ghislaine Maxwell”, “Catch and kill”, “The vow” revela casos de la vida real, con millonarios involucrados en perversiones de todo tipo

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El famoso productor cinematográfico Harvey
El famoso productor cinematográfico Harvey Weinstein, declarado culpable de los delitos de violación y acto sexual criminal, en febrero de 2020 (Foto: REUTERS/Carlo Allegri)

¡Pero qué monstruosa puede llegar a ser la gente rica! Es decir, que no se malentienda: personas ominosamente malvadas existen en todas las clases sociales, en todos los géneros y en todos los países. Sin embargo, algunas personas -ellos- tienen los recursos para hacer más efectiva y despótica su maldad. Esto no es, claro, una metáfora.

Basta, para comprobarlo, sacar el ticket e ir a ver la película Ella dijo (She said), dirigida por Maria Schrader y protagonizada por Zoe Kazan y Carey Mulligan que interpretan a las periodistas Jodi Kantor y Megan Twohey quienes sacaron a la luz en The New York Times el affaire Harvey Weinstein, que dio lugar al movimiento #MeToo. Ustedes recordarán: Weinstein era uno de los productores más importantes de Hollywood y su compañía Miramax había lanzado films que verdaderamente renovaron el panorama de la industria fílmica, desde las primeras obras de Quentin Tarantino a Petróleo sangriento (Paul Thomas Anderson) y hasta la saga de Bridget Jones, entre centenares de títulos que el público y la crítica amaron, en distinto grado, claro está.

De izquierda a derecha: Robert
De izquierda a derecha: Robert Rodriguez, Quentin Tarantino, Uma Thurman y Harvey Weinstein. Tiempos de gloria para el productor: fiesta luego del estreno de "Kill Bill Vol. 2", en 2004 (Foto: AFP PHOTO / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Kevin Winter)

Las periodistas de la película de Schrader empezaron a desenrollar el ovillo que ocultaba el lado oscuro de Weinstein, un violador serial en habitaciones de lujo de hoteles cinco estrellas alrededor del mundo, allí donde lo llevara el camino de los festivales. El film narra desde adentro la investigación periodística, la búsqueda de víctimas que vencieran el miedo a hablar y la superación de los obstáculos legales creados por la arquitectura técnica para proteger a un millonario abusador. La ficcionalización de los hechos reales acontecidos en 2017 cuenta con los cameos de Gwyneth Paltrow y Ashley Judd, actrices ellas mismas víctimas del depredador.

Si el film retrata la investigación de The New York Times, la docuserie de HBO Max Catch and kill muestra el trabajo periodístico que fue llevado en simultáneo y con fecha de publicación cercana sobre el mismo tema por Ronan Farrow, quien la escribió para The New Yorker. En ambas producciones se dan cita no sólo la denuncia de la sistemática violación de mujeres por parte del empresario, sino también la investigación llevada a cabo por el periodismo, ya que ni el aparato policial ni la justicia habían logrado lo que las herramientas propias del oficio pudieron (con coberturas bancadas por grandes medios que posibilitaron el tiempo necesario a la investigación) y son buenas oportunidades de volver a la memoria el caso Weinstein, quien hoy cumple una condena a 23 años de prisión.

Ghislaine Maxwell y Jeffrey Epstein
Ghislaine Maxwell y Jeffrey Epstein (Foto: Sven Nackstrand / AFP)

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“Bueno, un (1) millonario”, podrá decir algún lector. ¡Pero hay más en la oferta de las plataformas de streaming! Acaba de estrenarse Ghislaine Maxwell, que es una versión de una hora y media de la docuserie Who is Ghislaine Maxwell de tres capítulos de una hora. Sucede que hay una repetición inevitable de protagonistas y testigos sobre hechos acontecidos hace muy poco tiempo, tanto que Maxwell fue condenada a 20 años de prisión (y eso que la sacó barata). Si hacen memoria se darán cuenta de que la mujer de nombre extravagante era la socia en el delito de Jeffrey Epstein, el magnate de las finanzas (para ser cliente suyo había que contar por lo menos con mil millones de dólares de patrimonio).

Epstein se suicidó en su celda en 2019 cuando iba a ser juzgado por violaciones reiteradas a menores, tráfico de cuerpos, y facilitación de niñas con fines sexuales. Ghislaine -ella misma hija del dueño del emporio de medios británico Robert Maxwell y estudiante en su juventud en Oxford- era una mujer de la alta sociedad en la clasista Gran Bretaña, se codeaba con la realeza y era conocida por su sociabilidad desarrollada en esos ámbitos a los que pertenece el 1% de la humanidad. Cuando su padre Robert murió al caer al mar desde su yate en el Mediterráneo, ella emigró a los Estados Unidos ya que la fortuna familiar también se erigía en fraudes varios que salieron a la luz. Ya lo dijo Bertolt Brecht: “Es más honesto robar un banco que fundar uno”. Y allí conoció a Jeffrey, el capo de los banqueros, por así decirlo.

Sarah Ransome y Elizabeth Stein,
Sarah Ransome y Elizabeth Stein, dos de las víctimas de Jeffrey Epstein, salen de la corte luego de la sentencia en el juicio a Ghislaine Maxwell, el 28 de junio de 2022 (Foto: REUTERS/Shannon Stapleton)

Salieron un tiempo, viajaron, vivieron en distintas casas del mundo de Epstein. Compartían un secreto. Según Ghislaine, los mejores médicos del mundo habían descubierto que el organismo de Jeffrey necesitaba “eyacular tres veces por día”. Y ella comenzó a buscar a todas a esas mujeres por prescripción médica. Pero a su novio le gustaban las adolescentes. Ella se encargó entonces de idear un sistema de búsqueda en escuelas secundarias de, por ejemplo, Miami: chicas a las que llevaba a la mansión y a las que les pagaba primero porque le den masajes a Jeffrey y luego violaban en conjunto.

A las más dispuestas (es un recordemos que eran todas menores), Ghislaine las convertía en reclutadoras, realizando de este modo un mapa piramidal de cacería de niñas para violar. Un sistema que repitieron en otros ámbitos de Estados Unidos. A las de su mayor agrado las llevaban a la residencia en Manhattan y las exhibían en fiestas. Ya mayor, una de ellas denunció las violaciones de Epstein y un notable invitado a la velada, el príncipe Andrew de Inglaterra. La foto famosa que recorrió al mundo tiene como protagonistas a Andrew (que cayó en desgracia en la corona británica) y la adolescente y detrás Ghislaine, mirando atenta. Ella misma era una depredadora que violaba a estas niñas para su propia satisfacción psicópata. Para luego volar en un jet privado a algún lugar del mundo.

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"The vow"
"The vow"

La serie The vow, de HBO Max, tiene como centro el funcionamiento de una organización de superación personal llamada NXIVM, dirigida por Keith Ranieri, un hombre que se auto presentaba como la persona más inteligente del mundo y que logró convocar a 15 mil participantes en todo el mundo a sus cursos de reprogramación personal, una mezcla de psicología, new age y organización institucional. Su eje eran personas acaudaladas y, en lo posible, celebridades. Así logró captar a varias actrices de Hollywood y sobre todo a magnates de los Estados Unidos y de México. Se presentaban como “empresas”, tenían fines de lucro, cobraban los cursos, a la vez los adherentes escalaban posiciones en cuanto se superaban como personas.

Tiempo después se supo que existía una organización secreta y paralela conformada sólo por mujeres que juraban fidelidad total a Ranieri, eran marcadas con fuego con un signo distintivo y cumplían todos sus deseos sexuales. Incluso niñas de 14 años. Mientras Ranieri llegaba a la tapa de Time por su método (que había logrado curar a personas con síndrome de Tourette, un misterio científico no aclarado aún) el gurú seguía reclutando a mujeres para satisfacerlo, y a niñas para violarlas. Hubo quienes huyeron y su imperio se desmoronó. Hace pocos meses fue condenado a 102 años de cárcel.

Qué cosa los millonarios perversos.

Ernesto Cardenal 1925-2020 (Foto: Bernard
Ernesto Cardenal 1925-2020 (Foto: Bernard Bisson/Sygma via Getty Images)

A uno le dan ganas de volver a recitar esos versos tan lindos de Ernesto Cardenal, ese poeta inmenso, y decirlos de corrido, como una canción hermosa:

Ni con las joyas de la Joyería Morlock

ni con perfumes de Dreyfus

ni con orquídeas dentro de su caja de mica

ni con cadillac

sino solamente con mis poemas la conquisté.

Y ella me prefiere, aunque soy pobre, a todos los millones de Somoza.

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