Juan Diego Botto: “El cine español es muy diverso, pero mira poco a la pobreza”

El actor y director hispanoargentino dialogó con Infobae Cultura sobre “En los márgenes”, su ópera prima protagonizada y producida por Penélope Cruz, que llegará a Netflix. Además, adelantó que su obra “Una noche sin luna” se presentará en el Teatro San Martín en 2023

"En los márgenes", de Juan Diego Botto

Actor –fundamentalmente de teatro y cine–, director, dramaturgo y guionista, Juan Diego Botto escribió y dirigió su primera película, En los márgenes, que ya ha sido proyectada en varios de los festivales más importantes de Europa, como Venecia y San Sebastián, y que cuenta con la producción y actuación de Penélope Cruz, y que tendrá su estreno en Netflix

Radicado en España desde su infancia, el artista nacido en Argentina fue protagonista de películas recordadas como Martín H. (Adolfo Aristarain, 1997) y Las viudas de los jueves (Piñeyro, 2009), entre otros destacados roles en cine, teatro y televisión, que suman más de sesenta.

Hubo en torno a la escritura del guion, cuenta a Infobae Cultura, una puesta real del cuerpo, un minucioso trabajo de campo, una investigación in situ acerca de lo que quería narrarse para plasmar en la pantalla. Sostiene con calma, sin hacer aspavientos, una toma de posición que le nace de modo natural.

—¿Cómo nace En los márgenes?

En los márgenes inicialmente nace de una forma un tanto casual. Yo estaba haciendo una obra de teatro, hace muchos años, que se llamaba Un trozo invisible de este mundo, que giraba en torno al tema del exilio y de la inmigración, y Penélope Cruz vino a verla y le gustó. Entonces me propuso que escribiera algo para que hiciéramos juntos. Ella me propuso una historia, un tema, algo que fuera sobre celos. Un tiempo después, me senté a escribir y lo que me salió fue una escena en la que una pareja discutía por celos la noche antes de su desahucio.

—¿Qué es un desahucio?

—Desahucio es lo que en España se llama a cuando has tenido problemas para pagar alguna de las cuotas de tu alquiler o de tu casa, de tu hipoteca, y el banco te desahucia: se inicia todo un proceso que termina pasando por un juez para que, finalmente, llamen a la policía y la policía te eche de tu casa.

Una escena de "En los márgenes", de Juan Diego Botto (gentileza Juan Diego Botto)

—Un desalojo...

—La circunstancia en España, imagino que como pasa allí también, es que cuando te echan no hay alternativa, o sea, te vas a la calle. En la crisis anterior, la crisis bancaria de 2008, se inició todo un proceso en el que miles y miles de familias empezaron a quedarse sin lugar a donde ir, y terminaron en la calle. Eso sigue pasando hoy en día, en la actualidad. En España se producen alrededor de cien desahucios al día.

Pero volviendo a la película, cuenta que el tema de los celos no le interesó mucho, pero el otro sí, y se lo comentó a su compañera, Olga Rodríguez, que es periodista y que había cubierto varios de estos procesos y tenía muchos contactos con el tema. Así empezaron un largo proceso de investigación, “muy largo”, en el que se pusieron en contacto con educadores sociales, trabajadores sociales y con familias que estaban viviendo un proceso de desahucio, con gente de la banca.

“Mientras hacíamos nuestros distintos trabajos, íbamos dedicando tiempo a esta investigación: conocimos a muchas familias, entramos en sus casas, conocimos a sus hijos, y vivimos con ellas todo el proceso. Una vez que tuvimos todo el material, lo destilamos en una primera versión del guion, que yo le ofrecí a Penélope. Le dije ‘no hay celos, pero bueno, esto es lo que hay’. A ella le gustó la historia y decidió embarcarse, no solo como actriz, sino también como productora”, sintetiza el actor argentino, que reside en España tras el exilio de su madre por la desaparición de su padre.

Juan Diego Botto, junto con Penélope Cruz, en plena producción de "En los márgenes" (gentileza Juan Diego Botto)

—¿Cuánto tiempo llevó todo esto y cómo fue?

—El proceso de escritura y creación, de alguna manera, llevó alrededor de dos o tres años en una fase inicial. Por otra parte, mientras, seguíamos haciendo otras cosas, claro. A la gente ya la habíamos conocido, ya teníamos un contacto, y estábamos implicados, de alguna manera, con cualquier novedad que surgía en sus historias y sus casos. En España surgieron asambleas de vivienda a raíz de todo ese proceso, eran una suerte de asambleas populares; se coordinaban, se ayudaban, porque una vez que habían pasado por todo ese periplo sabían cómo ayudar a la gente que caía en esta situación. Se creó toda una serie de redes populares de autoayuda, que en muchos casos estuvieron apoyados por distintos abogados y ONG que los acompañaron en todo el proceso. Y como ya estábamos implicados, pues íbamos atendiendo las novedades que iban saliendo mientras íbamos escribiendo las distintas versiones de guion.

—¿Cómo fue el trabajo con los actores?

—El trabajo con los actores estuvo muy orientado a conectar esas historias y personajes reales con ellos. Tuvimos la suerte de que como conocíamos a todas estas personas [por la investigación realizada], por ejemplo a Penélope le presentamos a tres mujeres que de cada una de ellas habíamos sacado algo, que nos habían inspirado a Olga y a mí para crear su personaje, y le contaron sus historias. Hubo una que a Penélope le sirvió en particular para inspirarse, y quedó con ella varias veces. Lo mismo hicimos con Luis Tosar, a quien le presentamos un par de abogados en los que nos habíamos inspirado para crear su personaje, y lo mismo con todos los demás actores. Les fuimos presentando a las personas reales que habían inspirado la historia. Y después, con todos, no solo con los actores, sino también con el equipo técnico y artístico, los invitamos a que vieran una de estas asambleas de vivienda en las que los afectados y las afectadas, fundamentalmente las afectadas, porque casi todas eran mujeres, iban contando los casos, narrando sus casos. Yo creo que eso fue muy importante para implicar a todo el equipo en la historia sobre la que estábamos contando, para que tuvieran conciencia de que hablábamos de una situación real.

—A poco más de un mes del estreno, habiéndola presentado, también, en algunos festivales, ¿cómo le está yendo?

—La película lleva siete semanas en salas en España, hemos pasado por el Festival de Venecia, hemos presentado la película también en el Festival de San Sebastián. Hemos tenido un arranque, la verdad, muy feliz en salas de España. Ahora mismo la situación en España en salas es enormemente competitiva, y llevamos varias semanas entre las diez películas más vistas; de modo que, bueno, pues muy satisfechos, porque supera las expectativas que teníamos de una película netamente social de estar más de tres semanas allí, y espero que todavía le quede vida entre las películas más vistas de España, pues desde luego que es un logro.

Luis Tosar en una escena de "En los márgenes", de Juan Diego Botto (gentileza Juan Diego Botto)

—¿Va a proyectarse en Argentina?

—Bueno, de momento sabemos que la película se ha vendido a Netflix para toda Latinoamérica. Netflix tiene los derechos de exhibición en toda Latinoamérica, pero tiene una ventana de tiempo, no la puede exhibir todavía porque creo que la distribuidora, que es una distribuidora inglesa, Bankside Films, está tratando de que en algunos países se pueda exhibir en salas. Pero una vez que acabe ese período de tiempo, se emitirá en Netflix.

—Creo imaginar la respuesta, pero ¿hay una toma de posición a la hora de ponerle ese título a la película?

—El título de la película, más allá de lo que puede parecer, evidentemente tiene mucho que ver con la historia y tiene que ver con lo evidente, con una parte de la realidad que normalmente no queremos mirar, desde luego que en España no se suele mirar. La mirada hacia la precariedad es algo que, por lo que sea, en el cine español no es habitual. Un cine que, por otra parte, creo que es enormemente diverso, creo que es un cine de una altísima calidad y que este año, creo, está viviendo uno de sus mejores años en muchas décadas. Los títulos de cine español que hay este año en cartel son apabullantes. Ha pasado el cine español por el Festival de Berlín, ha pasado por el Festival de Cannes, ha pasado por el Festival de Venecia, hemos presentado muchas películas en San Sebastián. O sea, es un año singularmente bueno para el cine español. Y creo que es un cine muy diverso, pero que mira poco a la pobreza, mira poco a la precariedad. Hay una parte de nuestra realidad que nuestro cine mira poco.

—En relación con esto, hay diversas maneras de hacer arte o cultura. En tu caso, ¿podrías hacerlo desde un lugar en el que no hubiera un compromiso social desde los discursos/textos que trabajás?

—Yo creo que cada uno hace el arte que a uno le emociona, el que a uno le gustaría ver. Si mi arte es comprometido socialmente o no es porque yo cuento las historias que a mí me emocionan, que a mí me conmueven, que a mí me gustaría ver como espectador. Hablo de los temas que a mí me obsesionan. Todo mi teatro gira en torno al exilio, a la inmigración, a la dictadura argentina, al tema de los desaparecidos: uno tiene sus obsesiones. La memoria es, sin duda, la mía, y eso es lo que me gusta ver como espectador y lo que me emociona, lo que me conmueve.

Juan Diego Botto traerá de gira al Teatro General San Martín la exitosa "Una noche sin luna" en la temporada 2023 (Crédito: "Una noche sin luna")

—Te ha pasado con tus obras teatrales, también...

—Ahora mismo estoy girando con una obra de teatro que se llama Una noche sin luna. Es una obra que habla sobre la memoria, sobre la memoria histórica, sobre Federico García Lorca. Habla sobre lo importante que es la memoria para definir nuestra identidad, y habla, también, realmente, de un desaparecido, que es Federico García Lorca, que es un hombre que fue violentado de su casa, secuestrado de su casa, torturado, asesinado, y su cadáver fue hecho desaparecer.

—... y ahora también con En los márgenes.

—En este caso también había un aspecto de la actualidad que nos emocionaba y también una reflexión sobre el activismo. La película En los márgenes habla un poco sobre la vida del militante y el precio que eso tiene, ¿no? Uno de los protagonistas es un abogado-activista. Por un lado la contradicción de que son figuras fundamentales para que las cosas se muevan, para que las cosas cambien, y sin embargo, también, el precio es, a veces, excesivamente alto, ¿no? Bueno, sobre eso también queremos reflexionar en la película, y es un tema que está presente constantemente, también, por obvios motivos, en todo lo que escribo.

Y con respecto a eso también hay una cita de Federico García Lorca que en una obra de teatro se pregunta cómo atraer el mar a una sala de teatro, cómo llenar de estrellas un patio de butacas. Se está preguntando Lorca cómo se puede traer la realidad al teatro, si es posible que el arte refleje la realidad. Y la pregunta inmediatamente posterior es si es posible reflejarla e, incluso, incidir en ella, si el arte de alguna manera puede incidir en la realidad. Y bueno, esta pregunta creo que de alguna manera condiciona todo el teatro y el cine que hago.

Juan Diego Botto en plena producción de "En los márgenes" (gentileza Juan Diego Botto)

—¿Te considerás más actor o director?

—Yo soy fundamentalmente actor. Soy un actor que ha escrito seis obras de teatro y coescrito una película y dirigido una película, pero soy fundamentalmente actor, es de lo que vivo, es lo que paga mi casa y realmente lo que más he hecho en mi vida. Es verdad que cada vez me gusta más escribir; es verdad que cada vez estoy escribiendo más; es verdad que acabo de dirigir, y no sé si será el principio de otro camino… Pero de todas las cosas, con lo que más me identifico es con ser actor.

—Retomando a Lorca, tan presente para vos, y a Una noche sin luna, ¿se estrenará en Buenos Aires?

—Sí, llegará a Argentina en mayo del año que viene, tenemos ya cerrado con el San Martín para mayo: haremos dos semanas, dos semanas y media, en Buenos Aires. Y antes habremos hecho Bogotá y Montevideo.

—Es la primera vez que eso sucede. ¿Qué significa para vos eso?

—Tiene un enorme valor para mí. Yo hace mucho tiempo que no vuelvo a Buenos Aires, hace mucho tiempo que no voy, y nunca he ido con una obra de teatro. Voy al San Martín, que es el lugar en el que mis viejos empezaron a ser novios, haciendo Romance de lobos. Me hace muchísima ilusión lo de Buenos Aires en mayo, es una de las cosas que estoy esperando con más ilusión. Además, ahí vamos a cerrar la obra, ya llevamos dos años y medio de gira por toda España. Ha sido bueno, un éxito apabullante, yo no nunca había vivido una cosa así en teatro. No solo llenamos todos los teatros, sino que la respuesta del público es siempre enormemente conmovedora, aparte de ganar el Premio Nacional, todos los Max, mejor espectáculo, mejor actor.

Cerramos la función porque yo ya no puedo más, estoy agotado, pero seguimos teniendo peticiones y podríamos seguir viajando, no solo en España, sino fuera, pero para mí ahora lo único importante es terminar la gira que tengo aquí y la ilusión de ir a Buenos Aires, y ahí cierro ya este espectáculo.

—¿Y Buenos Aires...?

—Es la posibilidad de volver a ver a mi familia, que hace muchísimos años que no los veo, y conocer a gente nueva, hijos nuevos que han nacido, primos nuevos que tengo, familiares nuevos que no conozco, y presentarles a mi mujer y a mi hija. Seguramente viajaremos toda la familia, irá mi madre, irán mis hermanas. Será una oportunidad nueva de acercarnos a Buenos Aires, y para mí con la significación especial de hacerlo haciendo teatro allí.

Hay asignaturas pendientes para mí, una de ellas es entrar en la Escuela de Mecánica [de la Armada, ESMA], a la que nunca he entrado. Me he acercado dos veces, me he quedado en la puerta, y nunca me he atrevido a entrar. Y confío que esta vez, con toda la familia, podamos, pues entrar en ese nuevo espacio convertido en museo de la memoria, además de ver a toda la familia, es hacer esas visitas pendientes que tenemos con un aspecto de nuestra vida.

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