La semana pasada el Complejo Teatral de Buenos Aires presentó su programación para el 2023, que incluye las siete salas que actualmente están en funcionamiento, entre ellas el emblemático Teatro San Martín, un espacio cultural de referencia a nivel internacional y con un gran capital simbólico para la Argentina. La decisión respecto a los artistas que estarán programados y abrirán la temporada de cada espacio generó una carta de repudio de distintas organizaciones, que denuncian la desigualdad de género presente en la elección de los creadores.
En el comunicado, difundido por la Colectiva de Autoras, una asociación que actualmente integran 500 creadoras de teatro, cine, televisión, compositoras de música y coreógrafas, que trabajan para la equidad en la cultura, expresaron: “Para el 2023 hay 1 dramaturga programada y sólo 2 obras, (de 24), dirigidas por mujeres. Es decir, un 4% de dramaturgas y un 8% de directoras. La programación presentada, no solo atrasa, deja invisibilizada la producción de tantas autoras argentinas”.
Además, en la misma carta de repudio, que cuenta con la firma de artistas muy reconocidas y referentes del campo teatral, como Cecilia Roth, Cristina Banegas, Susana Torres Molina, Lorena Vega, Andrea Garrote, Valeria Lois, Claudia Piñeiro, Alejandra Flechner y María Onetto, entre más de 600 firmantes, hacen hincapié en la desigualdad de género histórica que carga el Complejo teatral. “En el 2018, el CTBA tenía un 1% de su programación dedicada a visibilizar a las autoras. Frente al reclamo expresado en los medios ante tan escandaloso hecho en el 2019 los porcentajes subieron mínimamente, en el 2020 atravesamos la pandemia y durante el 2021 y 2022 sabemos que se completó la programación demorada por dicha situación. Esperábamos, junto a toda la comunidad, conocer la programación 2023 y se dialogara con el nuevo paradigma de aplicación de derechos en cuestiones de género y paridad laboral. La desigualdad de género en la programación presentada es un acto de violencia laboral, económica y simbólica para todas las mujeres de la comunidad teatral”.
Infobae Cultura se comunicó con la directora general del CTBA, Gabriela Ricardes, quien asumió su cargo en marzo de este año y se convirtió en la primera mujer en estar frente a este organismo. Ricardes planteó su oposición a las cifras presentadas por la Colectiva de Autoras. “No entiendo cuál es el criterio para generar esa cifra, salvo que se considere que las coreógrafas no dirigen, que las directoras de espectáculos de títeres no merecen ser consideradas, o que no cuenten las reposiciones. En esta programación, de las 43 personas que conforman los binomios autoría y dirección, hay 16 mujeres y 27 hombres, lo cual representa un 37,2% de mujeres en estas áreas”, respondió.
La realidad es que la programación para el año que viene del CTBA incluye una serie de coproducciones con otros países, espectáculos internacionales, reposiciones y obras nuevas de creación nacional, con lo cual según a quiénes se considere, la cifra cambia. De todos modos, en cualquiera de estas opciones las mujeres siguen siendo minoría.
“En la historia del CTBA casi no hay presencia de autoras y directoras nacionales en las salas principales como es la Martin Coronado o Casacuberta. Las pocas que han estrenado siempre estuvieron programadas en lugares más periféricos. La programación de dramaturgas y directoras siempre fue mínima, ese vacío emite un mensaje claro de invisibilización de dramaturgas sobre todo en las salas más hegemónicas. La programación del 2023 es un acto de violencia ante tantas creadoras que quedan fuera de ese circuito. El contexto de superación en que se encuentra el feminismo y la mirada de género en la actualidad es ignorado o desconocido por los actuales programadores del CTBA. Es como una burla cargada de violencia”, sostienen desde el Colectivo de Autoras, que fue la organización que generó el reclamo, pero que también cuenta con el apoyo de Argentores y la Asociación Argentina de Actores.
“El complejo teatral tiene una programación comprometida con la excelencia y el riesgo artístico, más allá del género. Ese es nuestro primer compromiso. Además, entendemos que la programación está hecha por el trabajo de muchísimas personas, más allá de la dramaturgia y la dirección, y muchas de las cuales son mujeres, sobre todo en nuestro caso. La programación es circunstancial pero el compromiso con la diversidad en todos los estamentos del complejo es permanente y sostenido. La dirección de cuerpos estables y de los teatros, en el área ejecutiva, son puestos ocupados por mujeres en su mayoría”, dice la funcionaria cultural.
Con respecto a este tema, desde la Colectiva de Autoras sostienen que los cargos autorales y de dirección son los espacios en los que particularmente se niega el trabajo de las mujeres, a diferencia de otros campos, como el de la actuación, por ejemplo. Explican: “Los espacios autorales y de dirección son lugares de pensamiento y de poder en varios sentidos, ideológicos, de decisión, de formulación estética, y es muy notorio que en esos campos estemos más invisibilizadas y relegadas. Es estructural, el patriarcado no quiere a la mujer en esos espacios”.
En oposición a este planteo, Ricardes sostiene que la programación del CTBA no está cerrada y expresó: “Fue algo que dije de manera pública durante la presentación. Todavía hay muchos proyectos que están en tratativas para definir agendas y condiciones para su estreno. No voy a dar nombres porque es exponer a muchas mujeres con las que venimos trabajando para que estrenen en el CTBA, pero que no las elegimos por su condición de mujer sino por su talento y capacidad. Pueden no estar de acuerdo con la programación, pero nosotros somos una institución mucho más grande que la programación y no voy a dejar que se manche porque no cuentan a las coreógrafas, las titiriteras, o lo que todavía no se anunció pero está en tratativas. Es cierto que en la cultura se viene arrastrando una enorme disparidad de género y hay que colaborar para que eso se termine. Eso no está en discusión”.
Al cierre de esta nota, las artistas del Colectivo de Autoras estaban a la espera de una respuesta por parte de las autoridades y planteaban que no responder este reclamo “es otro acto de violencia hacia las autoras, las organizaciones que adhirieron y toda la comunidad artística de la ciudad”. Por su parte, Ricardes manifestó que su gestión es de puertas abiertas y que nadie se comunicó con ella antes de hacer público este comunicado.
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