Si las evidencias sobre su fiabilidad prosperan, un retrato hasta ahora desconocido de William Shakespeare que por estos días está siendo vendido por su propietario anónimo mediante un tratado privado sin subasta, se sumaría a la exigua galería de imágenes del célebre dramaturgo encabezada por el Retrato Chandos, hasta la fecha la pintura más reproducida y validada sobre el autor de Romeo y Julieta.
Tan enigmática como su vida, un misterio que ha dado lugar a ficciones interesantes como la de la británica Maggie O’Farrell -que en su novela Hanmet se atreve a imaginar la vida cotidiana del dramaturgo-, el rostro de Shakespeare ha dado lugar a conjeturas de todo tipo: la ausencia de retratos, de hecho, ha funcionado para algunos analistas en paralelo a la teoría de que no sería el verdadero autor de su corpus creativo, bajo el argumento de que resulta inconcebible que alguien “simple” como él haya podido crear obras geniales como las suyas.
Ninguno de los retratos que se conservan son cien por cien fiables para determinar que pertenecen al autor de Macbeth, aunque hasta ahora el más verosímil para los investigadores ha resultado el llamado Retrato Chandos, generalmente atribuido a John Taylor, aunque su autenticidad no ha sido confirmada, lo cual no ha sido un obstáculo para que se convierta en la imagen más reproducida del autor.
Sin embargo, el Chandos -que toma ese nombre por haber pertenecido a James Brydges, primer duque de Chandos- no guarda ningún parecido con el busto del dramaturgo erigido en la iglesia de la Sagrada Trinidad tras su muerte ni con el joven Shakespeare de la cubierta del First Folio. Además, no existen pruebas documentales que certifiquen su verdadera fisionomía.
Desde hace unos días, la inauguración y propuesta de venta por 10 millones de libras esterlinas (unos USD 12 millones) de una pintura de principios del siglo XVII que retrataría a Shakespeare, ha causado revuelo. La obra está siendo vendida por su propietario anónimo mediante un tratado privado sin subasta y actualmente se exhibe en el hotel Grosvenor House, en el oeste de Londres.
¿Se trataría entonces del único retrato de William Shakespeare realizado mientras éste vivía y no post mortem? La revelación de esta pintura de principios del siglo XVII ha causado polémica, ¿pero qué dice la evidencia?
Según el medio especializado The Art Newspaper, un examen de la imagen realizado por el Courtauld Institute en 2016 concluyó que los pigmentos eran consistentes con el período en el que vivió el dramaturgo y que su buen estado de conservación indica que permaneció en el mismo lugar durante un período prolongado, posiblemente siglos.
La figura retratada muestra a un hombre calvo y barbudo con camisa y jubón, con la útil inscripción en la parte superior izquierda y derecha del lienzo 1608 y AE (edad) 44, la edad correcta para el autor inglés en ese momento. El marco interior del retrato de 20 x 18 pulgadas incluye el título “Shakespeare”, pero se trata de una adición del siglo XVIII o XIX, cuando se revisó la pintura.
La limpieza de la obra previa a su análisis eliminó una espesa barba negra para revelar una barba original, recortada y puntiaguda. Y, al quitar el marco para examinarlo más de cerca, se descubrieron las letras estilizadas RP en la parte superior derecha de la pintura: la cifra de Robert Peake el Viejo (c.1551-1619), quien supervisó la representación de obras de teatro para la reina Isabel I.
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El hijo de Peake, William (c. 1580-1639), era dueño de una exitosa imprenta y conocía al grabador Martin Droeshout, quien creó la imagen de Shakespeare para el First Folio de las Obras Completas de 1623.
Tanto Shakespeare como Robert Peake vivieron cerca y trabajaron allí antes y después de que se mudara de Clerkenwell a Blackfriars en 1608. Peake pintó escenografía y otros elementos para el teatro, el único establecimiento cubierto de King’s Men o Shakespeare Company, donde Shakespeare ensayaba y representaba muchas de sus obras de teatro.
Con el autor de Hamlet en el apogeo de sus poderes en 1608, un retrato de esa época tendría sentido. ¿Quién mejor para encargar que Peake, a quien debió conocer a través del teatro? Los relatos muestran que la reina Ana también era mecenas del retratista en ese momento.
Las comparaciones entre la imagen y los otros dos retratos confirmados de Shakespeare son más complicadas: una es el “retrato de Droeshout” o “grabado Droeshout”, la imagen de Shakespeare registrada por Martin Droeshout para la primera página del llamado First Folio. La otra es la estatua erigida en su monumento funerario en Stratford-upon-Avon, pueblo del cual Shakespeare era originario. Ambas obras son póstumas, es decir que fueron realizadas luego de su muerte.
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El busto en su tumba de Stratford-upon-Avon ha sido muy cambiado y restaurado a lo largo de los años y no se cree que tenga un buen parecido. Eso deja el grabado de Droeshout como evidencia más certera: los investigadores compararon el ojo izquierdo, con su párpado caído y una leve deformidad posiblemente causada por cáncer. Ambos retratos tienen el párpado grueso, pero como prueba contundente, esto parece una exageración.
Se sabe que la familia Danby, que tenía conexiones directas con Shakespeare, tuvo la pintura en exhibición en Swinton Hall entre 1860 y 1865, y probablemente durante mucho más tiempo.
En resumen, la evidencia es circunstancial pero bastante convincente: el retrato es del período correcto y lleva una inscripción contemporánea que indica la edad correcta de Shakespeare. Peake, posiblemente el artista de la corte oficial preeminente de la época, ha sido identificado como asociado del dramaturgo; y el hijo del artista imprimió obras del creador del retrato grabado del First Folio.
Fuente: Télam
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