La belleza de la semana: “Transferencia”, de Leonora Carrington

Esta artista británico-mexicana tan versátil, representante del movimiento surrealista, tuvo un encuentro con el psicoanálisis, y esta pintura da cuenta de ello

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"Transferencia" (1963), de Leonora Carrington, es una pintura al óleo sobre cartón, de 570 × 1030 mm (sin confirmar), perteneciente al  Museum for Moderne Kunst (Ishøj, Dinamarca), en préstamo a la Tate Americas Foundation, adquirida con la ayuda del Comité de Adquisiciones de América Latina 2017
"Transferencia" (1963), de Leonora Carrington, es una pintura al óleo sobre cartón, de 570 × 1030 mm (sin confirmar), perteneciente al Museum for Moderne Kunst (Ishøj, Dinamarca), en préstamo a la Tate Americas Foundation, adquirida con la ayuda del Comité de Adquisiciones de América Latina 2017

Es conocido el vínculo existente entre el psicoanálisis y el surrealismo. Este último, en figuras como André Breton en las letras, y Salvador Dalí, en las artes, se vio seducido por las ideas del austríaco, para poder interpretar y materializar algunas bases de su vanguardia.

Este hecho podría ser la clave para que la representante del movimiento Leonora Carrington, artista británico-mexicana, consultara al psicoanalista Abraham Fortes y luego retratara el vínculo en un cuadro, que representa ni más ni menos que el vínculo entre paciente y terapeuta, la transferencia.

En este retrato de Fortes, como en cualquier representación surrealista, en particular en la obra de Carrington, se condensan diferentes elementos con una potente carga simbólica desparramados a lo largo y ancho de la pintura. Además de aparecer el médico en distintas escenas –al menos cuatro veces, con diferentes anatomías y vestimentas, pero siempre con la misma expresión inmutable– también se incluyen referencias a los símbolos del zodíaco y al arte del Antiguo Egipto. Esto refleja el interés que tenía la artista por los mitos, los animales y los símbolos. A menudo pintaba escenas oníricas con figuras de la literatura, la Biblia y la mitología griega.

Lo onírico, tan propio del surrealismo, constituye la materia prima del psicoanálisis y es lo que se vuelca en la sesión-encuentro con el terapeuta, y lo que, de una manera u otra permite que se establezca la transferencia. La composición sigue el idiosincrático estilo ilusionista de Carrington y muestra su característica fascinación por la interacción entre humanos y animales.

"Eluhim" (1960), de Leonora Carrington, es una pintura al óleo sobre tablero de fibra, de 913 × 373 × 5 mm [con marco, 1017 × 475 × 40 mm], perteneciente a una colección privada (2009). En préstamo al Tate Modern a largo plazo
"Eluhim" (1960), de Leonora Carrington, es una pintura al óleo sobre tablero de fibra, de 913 × 373 × 5 mm [con marco, 1017 × 475 × 40 mm], perteneciente a una colección privada (2009). En préstamo al Tate Modern a largo plazo

El analista aparece situado dentro de una habitación de color terracota en el centro de la composición, así como, también, en cada una de las secciones laterales. A la izquierda, en una cámara de madera cuyas paredes está decoradas con figuras híbridas de cabezas de animales representadas como tallas del Antiguo Egipto. Viste una túnica naranja que cae sobre un pez a sus pies. En primer plano, delante de este, una criatura con cabeza de búho sale de lo que parece ser un estanque sosteniendo una copa.

Un gato de color azul celeste y dos figuras verdes ascienden hacia el centro, el más completo. Bajo una gran araña y un pequeño murciélago azul, se ve al doctor Fortes encerrado tras unas cortinas, cuya transparencia le confiere un aspecto pálido. Con la mano izquierda se lleva otro murciélago –esta vez entre blanco y gris– al pecho, y con la derecha sostiene un bastón con borlas, que bien podría ser un matamoscas o un látigo. En el espacio adyacente, iluminado con velas que posan sobre la cornamenta de un reno, y bajo un balcón cubierto de signos esotéricos, una serie de animales dan testimonio de una figura –claro que sí, Fortes– que es degollada por un pez frente a un trío (¿brujas o hadas?) que es acompañado por un pájaro gigante en la inspección de un animal ubicado en su nido. Finalmente, otro panel con relieves de estilo egipcio sirve de separador de la sección de la derecha. Aquí aparece por tercera vez el medico, nuevamente vestido de naranja, montado sobre los hombros de una figura de pelo espeso que sostiene un orbe verde. Las estrellas y el signo zodiacal de la artista, Aries, pueblan el cielo del atardecer.

Carrington le regaló Transferencia al doctor Fortes poco después de terminarla, y desde entonces ha permanecido en su familia. En interesante observar que el título de la obra alude, al mismo, al proceso psicoanalítico en el que las neurosis del paciente se transfieren al propio proceso terapéutico y se someten al trabajo de la terapia y al acto de regalar el cuadro. El título, cuentan, parece haber sido sugerido por el propio modelo. La riqueza de la imaginería personal, complejizada por el antiguo interés de Leonora Carrington por una amplia gama de sistemas de pensamiento y experimentación, tiene el efecto de hacer que la práctica de la terapia parezca un acto de transformación casi alquímico.

“Self-Portrait (Inn of the Dawn Horse)” es una pintura ejecutada por Leonora Carrington. Actualmente se encuentra en la colección del Museo Metropolitano de Arte
“Self-Portrait (Inn of the Dawn Horse)” es una pintura ejecutada por Leonora Carrington. Actualmente se encuentra en la colección del Museo Metropolitano de Arte

Al igual que en otras composiciones de figuras mágicas o esotéricas, Carrington sitúa al psicoanalista en el centro de un sistema de imágenes de su propia creación. Su relación terapéutica puede captarse, no sin ambigüedad o contradicción, en la figura atrapada del centro, así como en la pareja voladora de la derecha, en la que la propia Carrington puede ser la mujer de pelo abundante –rasgo con el que suele retratarse– que lo lleva hacia arriba.

Carrington pintó Transferencia dos décadas después del asilo español, y el doctor Abraham Fortes era profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, colega del psicoanalista social alemán Erich Fromm, y estaba vinculado con el mundo del arte mexicano.

Su comprensión de lo irracional no era una mera manifestación de una trayectoria paralela al surrealismo. Había sido internada en un manicomio en España tras la caída de Francia en 1940. Su consumo de drogas mientras estaba encarcelada en contra de su voluntad se recuerda en el texto Abajo, escrito en 1943.

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