ArtHaus, el nuevo espacio cultural emplazado en el Microcentro porteño, propone para los próximos días y semanas una serie de eventos rupturistas, a partir de las presentaciones de Leo Kreimer, Andrés Di Tella y Soneto, una obra de teatro acústico inspirado en Shakespeare, creación de Marcos Franciosi, Carolina Sagredo y Julien Hogert.
Para empezar, hoy, 15 de noviembre a las 18 hs, se presenta Vida de pintor, sobre la obra de Carlos Alonso, editado por ArtHaus, en el Museo Nacional de Bellas Artes (Av. del Libertador 1473). Con textos de Andrea Giunta, Marcelo Pacheco, Virginia Castro y Andrés Buhar y diseño de Rubén Fontana, el libro que tuvo un proceso de seis años, tiene 400 páginas, un peso de 4 kilos y podrá comprarse a través de Mercado Libre y en las librerías de Bellas Artes y el Malba.
El miércoles 16 y jueves 17, se presenta -a partir de las 20 hs- RPM, Revoluciones por minutos, que une actuación, danza, arte digital, video y diseño sonoro para contar una historia dirigida por Leo Kreimer, conocido artista que viene De la Guarda, Hombre Vertiente y Piazzolla Futuro.
El espectáculo con entrada gratis, previa reserva en info@arthaus.ar permite seguir el camino visual de los sueños al unir diferentes lenguajes escénicos y disciplinas con la tecnología. El espectador está dentro de la escena, está rodeado por ella y vive la experiencia. Sin embargo no es una performance, es un relato.
Por otro lado, el sábado 19 y domingo 20, será el turno del cine, con Diarios, el proyecto mutante de Andrés Di Tella, que permite que cada presentación sea un estreno, al combinar cada vez proyecciones diferentes con nuevas lecturas de fragmentos en vivo.
Diarios, tiene una duración aproximada de 90 minutos y según Di Tella. “El diario tiene la rara virtud de que no llega nunca a ser “obra” sino, siempre, trabajo en proceso. Se escribe todos los días, sin corregir, sin saber del todo para qué, sin otro objetivo que el de captar algo del fluir de la vida, la sensación del momento. Del mismo modo, mi proyecto Diarios es un proyecto en curso, que no sé cuándo va a terminar. Incorpora en pie de igualdad las notas de cada día en el cuaderno, imágenes grabadas sin pretensiones con el celular, archivo personal, material encontrado en internet”.
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Estás serán las primeras presentaciones del cineasta en Argentina, después de su éxito en el Festival de San Sebastián, donde nadie vio la misma “película”, ni escuchó la misma lectura. Habrá dos únicas funciones con entrada libre y gratuita, hasta completar la capacidad de la sala.
Por otro lado, el 2 y 3 de diciembre, se presenta Soneto, una obra de teatro acústico lumínico que propone una experiencia inmersiva de una hora de duración; un concierto para cuatro con guitarras eléctricas, voces procesadas y escultura lumínica que fue concebida partir de una selección de “Sonetos” de William Shakespeare.
La pieza es una creación de Marcos Franciosi, Carolina Sagredo y Julien Hogert, escrita para Nuntempe Ensamble (Ariel Elijovich, Andrés Vaccarelli, Pablo Botshauser y Manuel Moreno), en una producción realizada por un equipo interdisciplinario de artistas de Argentina, Chile y Francia.
En la obra una pluralidad de voces interactúan con un cuarteto de guitarras eléctricas y una escultura lumínica operada en tiempo real. La obra indaga en torno al carácter imprescriptible del amor y el desamor. En este sentido, propone un viaje imaginario inspirado en las diversas maneras de decir y pensar al sujeto amoroso. Soneto está trabajada sobre el concepto de la obra como instrumento, según el cual, tanto las consecuencias composicionales musicales, dramáticas y lumínicas, se nutren de las necesidades propias del proceso creativo y del consecuente andamiaje técnico para llegar a lo concreto, ponderando la observación continua sobre todos los elementos en juego.
Cada uno de los sonetos de Shakespeare fue grabado previamente en Chile y Argentina (con voces de actores, actrices y otros colaboradores cercanos). La grabación de cada una de las voces fue trabajada como una fuente de información acústica y expresiva específica, que piensa a las mismas como filtro sensible del contenido de cada soneto. En la pluralidad combinatoria del total de las voces grabadas, estas interactúan reabsorbiéndose, contrastando e interpelándose, construyendo un paisaje a partir de los diferentes sujetos comunes que los vinculan, integran y separan.
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Por su parte, la escultura lumínica es una estructura móvil formada por varillas y puntos de luces led que se ubica suspendida sobre los músicos en el centro de la escena. Junto al movimiento cinético del desplazamiento de estos brazos luminosos en el espacio, cada luz está controlada para hacer aparecer y desaparecer partes de la escultura, cambiando su forma. El tamaño de la escultura, de 10 metros de diámetro en su parte superior y de 6 metros de altura, envuelve al espacio proponiendo una experiencia inmersiva, abstracta, vinculada a la percepción del espacio y el tiempo en relación al texto y la música, generando un devenir de estímulos lumínicos que varían sin poder intuir sus trayectorias.
Inspirada en una poética de lo vivo, de lo orgánico, la escultura puede pensarse como una suerte de red neuronal activada por el sentido del texto, por el devenir musical que lo interpreta, o por trazos de memorias caídas del espacio que se activan a partir de ciertas palabras, frases o estímulos sonoros: La voz particular de cada orador, es un disparador en tanto a lo expresivo, de las relaciones acústicas, gestuales, dramáticas y propiamente musicales. La luz completa ese universo fractal mediado entre el espacio, los intérpretes y un público que es rodeado por parlantes y que a su vez se inserta, desde lo simbólico en un espacio acústico-lumínico que se manifiesta como una red neuronal atemporal.
*ArtHaus, Centro de Creación Contemporánea (Bartolomé Mitre 434)
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