Hay algo en ese pelo o, mejor dicho, en ese cabello (porque el cabello tiene bucles, melena, rodetes, tirabuzones, mechas) que se agita, eléctrico, en todas las tapas de los discos de Gal Costa, incluidos sus últimos proyectos: A pele do futuro y A Pele do futuro ao vivo. Si, como explica Silvia Federici, en Caliban y la bruja, en la edad media les cortaban el cabello (y no el pelo) a las mujeres acusadas de brujería (un eufemismo de imputación por ser mujeres), Gal es la maga, la hechicera, la encantadora, de la música brasileña. Tras sus rizos, ni cuchillos ni armas del demonio, sino las portadas de algunos de los discos más emotivos de la música moderna del Brasil.
Y hay algo en ese país, imperial (porque Brasil, a diferencia del resto de América, no proviene de reinos, sino de un imperio, y los imperios son desordenados, impuros, inabarcables y allí residen su poder y su sincretismo): la posibilidad de mezclarlo todo y afortunadamente, entender poco. La expresión que se usa en Brasil es “está bien: como dos y dos son cinco” popularizada por Gal en la canción Como 2 e 2. En este sentido, Brasil rima con Babel. Y fuera de los países que cantan en criollo o que entierran palabras en inglés en su idioma (un tema más de colonización histórica que de audacia lingüística), Brasil fue uno de los primeros, en un acto de modernidad notable, en usar palabras en inglés para sus canciones. Caetano Veloso compuso así Baby, el himno con el que se inauguraba el movimiento tropicalista. Y que volvió a grabar hace apenas dos meses.
El arco de la carrera de Gal, recoge desde Baby, hasta el extraordinario, ya desde su título, A pele do futuro. Un disco tan primaveral y bailable como al mismo tiempo hondamente romántico. Y tan apasionado como la letra de la canción que le da título: “La piel de la herida que se forma / es la cicatriz en la piel del futuro / la piel del futuro, finalmente / inmune al corte, al filo del tiempo”. Un disco que no comienza desde del amor después del amor, sino del después… del después. O, como dijo Leonard “zen” Cohen: “Hay una grieta en todo: así es como entra la luz.”
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Esta baby, joven, de 75 años, que nació como Maria da Graça Costa Penna Burgos y que en el Río de su juventud convivía en el barrio de Botafogo (cuando aún la llamaban Gracinha), con la actriz Betty Faria, el músico Paulinho da Viola o la troupe de Teatro Jovem y los jóvenes hermosos, creativos y bohemios que darían forma a la cultura de fines de los 60, fue la elegida por Caetano, por su voz clara y frágil, para acompañarlo desde su primer disco. El disco Domingo, de 1967, debut discográfico de ambos, de hecho, colocaba en su tapa el nombre de ella por sobre el de él. Caetano, enamorado de esa voz, la elegía para que sus composiciones brillaran más.
Un disco que comienza con Coração Vagabundo preanunciando los itinerarios, ese frenesí de sentimientos que es la canción brasileña: una voz que entonaría como ninguna, en todas las épocas, las canciones de los grandes compositores de su país: Divino maravilhoso (de Gilberto Gil), Eu sou terrivel (de Eramo y Roberto Carlos) Ela jao nao gosta mas de mi' (de Jorge Ben), Nao identificado y Forca estranha (de Caetano), Modinha para Gabriela (de Dorival Caymmi) o Folhetim (de Chico Buarque) o Aquarela do Brasil (de Ary Barroso). Acaso nadie como Gal y Bethania, como el mundo de Almodóvar, como la poesía del siglo de Oro español, como un Freud rimado, enseñaron a comprender de otra manera a las mujeres. A mujeres que aman a otras mujeres. Y que cantan canciones escritas por hombres, sobre mujeres... desde el punto de vista de las mujeres.
Gal, en portugués, el idioma de la eufonía (lo contrario de la cacofonía: una sonoridad agradable por la combinación adecuada de los sonidos de las palabras) rima con los nombres de los grandes compositores brasileños, como siempre hizo rimar su nombre con cada disco o nuevo proyecto: Legal, Fa-Tal, Gal Tropical. Escuchar a Gal sigue siendo vital y plural.
La búsqueda para entrevistar a la mujer que, en 1985 y a los 40 años posó desnuda para la revista Status (especie de Playboy brasileña) para sorpresa de todo Brasil, fue difícil. Pero luego de muchas charlas con sus representantes, Gal accedió a responder algunas preguntas a Infobae Cultura por mail.
— Ha pasado más de medio siglo desde el movimiento tropicalista, usted cumple 75 años y su disco Legal cumple 50 años también. ¿Qué tiene Gal para decir hoy?
— Parece que todo fue ayer... Todavía me siento joven y es maravilloso cantar… el escalofrío en la barriga es el mismo antes de subir al escenario, hasta que comienza el espectáculo. Puedo decir que hoy me siento más segura, mucho más serena en el escenario. Realmente me siento a gusto cuando subo porque viene una energía de no sé de dónde… de Dios, del cosmos, de los ángeles, de las estrellas, de mi ‘orixá’…, en fin, llega esa energía y me siento muy vital.
Hablar del tiempo implica traer el presente. Y si el presente es inevitable, también lo es el presente político, con un presidente como Jair Bolsonaro que tuvo, entre otras, declaraciones misóginas, anti-LGBTQ y racistas.
— ¿Es peor este escenario comparado con la dictadura, cuando publicaste Gal Costa, tu primer disco?
— No se puede comparar lo que estamos viviendo con una dictadura, pero estos son tiempos oscuros y este presidente no me representa.
—¿Disfruta de estar en su casa con su hijo? ¿Qué cambió en su vida la maternidad?
—Por supuesto. Me gusta pasar tiempo con él. Gabriel es muy musical, escucha todo tipo de música. Me llena de alegría cada vez que vuelve a casa después de la escuela. Tener un hijo fue algo revolucionario en mi vida. Ser madre me hizo una persona más feliz y completa. Gabriel me muestra muchas cosas. Le encanta la música de los 70, por eso mi disco de estudio A Pele do Futuro tiene influencia de música disco.
Es difícil, pensar en un disco (y más hoy, que los servicios de streaming nos están llevando a “singles”, a canciones sueltas), con un concepto detrás. Y aún más, si se trata de un álbum con diferentes compositores. A pele do futuro lo logra: abrazar el amor y su ausencia al mismo tiempo. Ya no el dictum (a veces certero, a veces abusado) de que “lo personal es político”, sino que “lo romántico es político”.
- A pele do futuro tiene un sonido “disco”, tan bailable desde la primera canción, “Sublime” y a la vez habla de amor: romántico, maternal o amistoso. ¿Cómo logró este cóctel tan perfecto?
- Todas las canciones de este disco siguen un sonido con el que siempre soñé, que era música disco y con estética de los 70 que conseguimos con mi productor Marcus Preto. Y además estoy convencida de que cada vez necesitamos más amor. Y de todas las formas. Lo he estado diciendo mucho en los shows porque es algo en lo que realmente creo. Entonces con Marcus seguimos esas líneas, esas ideas, para producir todas las canciones.
- ¿Cómo consiguió canciones inéditas de compositores como Gilberto Gil, Adriana Calcanhotto, Paulinho Moska o Nando Reis?
- Bueno, como siempre, en todos los discos llegan las canciones y el repertorio va tomando forma. Es como un rompecabezas. A nivel producción, Marcus Preto, se encargó de buscar las canciones y juntos las escuchamos y analizamos una por una. Naturalmente todas las canciones se transformaron, con nuevos arreglos, para que tuvieran la intención de música disco, de música hecha para bailar. A algunos compositores les pregunté yo misma, como fueron los casos con las canciones de Guilherme Arantes, Puro sangue (libelo do perdão) y de Gilberto Gil, Viagem passageira. El nombre del álbum proviene de esta hermosa composición que Gil compuso especialmente para mí. La amo: su letra es de una extraña belleza.
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—La canción “Palavras no Corpo” tiene una gran historia: “No sigo mapas, sólo deseo, secreto y unión / Nadie dice ‘Yo te amo, como lo digo yo”.
— La música es de Silva y letra de Omar Salomão, hijo de Waly. Ellos estaban hablando con Marcus Preto y le dijeron: “nadie dice ‘te quiero’ como lo dice Gal!”. Y entonces Marcus les dijo: “¡escriban una canción para ella diciendo eso!”. Y así fue.
—“Minha mae”, junto a Maria Bethânia es realmente conmovedora ¿Es cierto que su madre, mientras estaba embarazada, solía escuchar mucha música clásica para que le llegara a los oídos?
—Ella siempre me decía que sí. Mi madre era una persona muy musical.
—La canción “Livre do amor”, con sus versos, “Libre de amor, por fin, conmigo y solo para mí / libre de cicatrices, de esas canciones melosas / dama de las almohadas, libre de ansias y anhelos / de la vana pertenencia, dama de la tranquilidad”, suena como una forma difícil pero épica de soledad: ¿qué le parece?
—Creo que es una canción hermosa, Adriana Calcanhotto la hizo para mí. Adriana estuvo conmigo desde mi disco Estratosférica y ahora era el momento adecuado para grabarla.
—Quizás el amor y su ausencia son parte de lo mismo… “como dos y dos son cinco”, ¿no?
—Amor e saudade estãrao sempre próximos (El amor y el anhelo/melancolía siempre estarán cerca).
—Hace menos de dos años que el movimiento tropicalista cumplió medio siglo. ¿El paso del tiempo y el periodismo han idealizado esa época? ¿Sigue en contacto con su admirador y amigo, Caetano Veloso?
—Cuando Caetano y Gil se exiliaron en Londres yo me quedé aquí. No tenía dinero para ir y tenía que cuidar a mi madre. Así que me quedé en Brasil, defendiendo sus ideas, las nuestras, cantando y transmitiendo ese mensaje. Y terminé ocupando ese puesto de “portavoz” del Tropicalismo. Y los valores musicales de ese movimiento (el pop, el internacionalismo, siguen siendo necesarios). Ser tropicalista es buscar lo nuevo, no quedarse en la zona de confort. Y por eso, todavía me siento como una tropicalista. Mi próximo disco seguro que será diferente al anterior, pero siempre con canciones que me impacten, que me guste grabar. Con respecto a Caetano siempre estamos en contacto. Mi identificación con Caetano es difícil de igualar: él compone para mí como nadie más.
- Su carrera es como un milagro de compositores clásicos brasileños (Jobim, Buarque, Ary Barroso, etc.), junto a otros más nuevos y experimentales. ¿Siempre quiso ser moderna y clásica al mismo tiempo?
- Tengo varias Gal dentro de mí y todas reflejan lo que soy hoy. Soy plural, como creo que todas las personas deberían ser. La gente necesita estar abierta a ver el mundo de muchas maneras. Y yo soy eso. Me gusta atreverme, cambiar, crear nuevos caminos y dar saltos dentro de mi carrera.
- Siempre quise preguntarle por “Negro amor” su conmovedora versión en portugués de “It’s All Over Now, Baby Blue” de Bob Dylan, de la cual se dice que habla de su ruptura con Joan Baez.
- Las versiones siempre están pensadas a partir de mis ideas o las ideas de quienes trabajan conmigo y los músicos que elegimos para interpretarlas, que les dan ese toque final. La grabé para el disco Caras e Bocas, con las fotos hermosas de Marisa Alvares Lima y que fueron una elección mía. Me encanta la grabación, la letra, la versión… aún me da escalofríos. Es maravillosa. Los arreglos son de Caetano Veloso y Péricles Cavalcanti. Realmente la amo y la sigo cantando hasta el día de hoy.
- ¿Y todavía disfruta cantar “Baby”?
- Claro que sí.
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