En el año 1979 el antropólogo George Chaloupka realizó diversas investigaciones en la región de Djarrng y registró relatos rupestres de los pueblos aborígenes de Australia.
En 1992, el investigador Paul Taçon y su equipo volvieron a fotografiar los motivos y retornaron nuevamente en 2019 al lugar que 40 años atrás había registrado Chaloupka. Pudieron evidenciar así la rápida desaparición de estos paneles rupestres a causa del cambio climático de la región.
Esa nueva era geológica
En la era del Antropoceno, el cambio climático y otras consecuencias de la actividad humana han provocado la afectación al patrimonio. Lo hemos visto con la elevación del agua en sitios adyacentes a los ríos o el incremento de la fuerza de los vientos en zonas desérticas.
Al igual que en Australia, se han podido observar efectos negativos en los registros de los años 80 y 90 en cuevas rupestres de México, Cuba, Perú o Chile, no sólo por el paso del tiempo, sino por el cambio climático. Es decir, al igual que muchas especies, el patrimonio está en riesgo de extinción y el más castigado es el rupestre.
Biodiversidad sagrada
Las representaciones pintadas, grabadas o talladas fechadas por lo menos desde hace más de 45.000 años –de acuerdo con las recientes investigaciones en Sulawesi, Indonesia, por Aubert Brumm y un equipo de investigadores– nos demuestran que el arte rupestre fue un modo muy práctico de comunicación.
Gracias a las clasificaciones de los motivos pintados rupestres sabemos que un gran porcentaje pertenece a animales, una tradición que, sin duda, se reproduce en todas partes del mundo. Aunque las aproximaciones en identificación de especies son aún escasas, la cantidad de información que ofrecen es enorme y ayudan a organizar una línea del tiempo, porque retratan especies ya desaparecidas o migraciones de las especies no endémicas a lo largo de décadas.
Especies en peligro de extinción pintadas en América
La diversidad de especies pintadas a lo largos de los siglos es un libro abierto sobre las costumbres alimenticias de los pueblos, sus hábitats y sobre todo la elección de lugares o espacios sagrados cercanos a mares o ríos. Algunas de las especies analizadas del arte rupestre en el continente americano nos revelan que fueron parte de un sincretismo ritual hombre-animal durante siglos y en el cual, en su mayoría, la fauna está representada realizando o siendo parte de actividades humanas.
Por ejemplo, en áreas rupestres de México hemos identificado gran variedad de animales acuáticos de gran belleza y detalle: ballenas, tiburones, tortugas, así como animales terrestres como el venado, conejos y lobos.
En el centro del país y en épocas más tardías los animales no sólo eran parte de la dieta prehispánica, sino también personificaban al nahual, la transformación animal. Ranas, sapos, grullas, peces, se localizan como parte de increíbles discursos pintados en la llamada Mesoamérica.
En Chile, al sur del continente americano, se identifican algunas especies pintadas que son cazadas desde las embarcaciones: ballenas, delfines y tiburones.
Divulgar desde el pasado para entender el presente y actuar hacia el futuro
Es muy significativo que los animales representados simbólicamente en estas pinturas, como la vaquita marina (Phocoena sinus), el tiburón martillo (Sphyrna lewini), la ballena gris (Eschrichtius robustus) o la tortuga careta o caguama (Caretta caretta), sean especies marinas que se encuentran en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN. Las causas de su situación actual derivan de actividades humanas como la pesca ilegal, el calentamiento global o la contaminación del agua.
Recientemente, se ha propuesto una actividad dentro de la década mundial de los Océanos que pretende concientizar sobre el importante papel del medio marino en la vida cotidiana, en el pasado y en el presente. Así, se están identificando algunas de las especies en peligro de extinción en el arte rupestre de América Latina. Hasta el momento hemos detectado cetáceos, mamíferos y aves incluidos en la lista roja.
El objetivo es hacer que la sociedad conozca el arte rupestre y también que reflexione acerca de un riesgo que puede ser real: aunque estas especies fueron importantes para el ser humano en tiempos muy antiguos, por diversos factores humanos en un futuro puede que solo las podamos admirar en las paredes de las cuevas.
La divulgación ha ayudado a que la ciudadanía tome conciencia de manera urgente. Diversas actividades como juegos, cuentacuentos, infografías y aplicaciones de móvil nos acercan al objetivo de la “Revitalización: Acción colectiva por el Océano”, con la protección de las especies y a su vez la protección del arte rupestre.
El arte rupestre muestra cómo era la interacción entre las sociedades del pasado y la biodiversidad. Analizándolo y reflexionando sobre él, podremos actuar en el futuro y cambiar el final de la historia de numerosas especies animales y vegetales. Tal vez incluso del ser humano.
*Aline Lara Galicia es investigadora del departamento de Prehistoria y Arqueología, Universidad de Sevilla.
Publicado originalmente en The Conversation.
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