Os Paralamas do Sucesso es un trío brasileño conformado por Herbert Vianna, en guitarra y voz; Bi Ribeiro, en bajo; y João Barone, en batería. Por su apego a nuestro país y por la enorme presencia que tuvieron durante gran parte de la década de los 90, el grupo fue apodado como “La mejor banda brasileña de rock argentino”.
Desde su mismo comienzo, allá por 1984, “Los guardabarros del éxito” (traducción literal del nombre) logró mezclar los sonidos brasileros con el rock latino de los años 80, atreviéndose a cruzar las fronteras que hasta ese entonces pocos habían traspasado. El resultado fue mágico y hoy siguen posicionados como uno de los grandes nombres de la música latinoamericana. Es más, por estos días están llevando a cabo una impresionante gira que se llama “Os Paralamas Classicos” con el que celebran los 40 años rockeando.
Un sonido especial
Buen rock, ska y reggae es la fórmula mágica de Os Paralamas para la conquista de público, sumado a un extraordinario talento de sus integrantes. Influenciados por The Police, Jimmy Hendrix, Charly García, Fito Páez, Sumo, Los Pericos y Soda Stereo, los brasileños son una marca registrada.
Durante los 80 y 90 no había una banda más importante en Brasil que Os Paralamas do Sucesso. Estadios repletos y y millones de discos vendidos los llevaron a conquistar el resto del continente, convirtiéndose en una de las bandas más populares en Sudamérica.
Canciones como “Una Brasilera”, “Coche Viejo”, “Inundados”, “Caleidoscopio”, “Mi error”, “Dos Margaritas” y muchísimas más los pusieron en la cima y los dejaron como una marca indisoluble que perdura hasta estos días.
Un cambio de rumbo
En lo mejor de la vida del grupo llegó lo inesperado: el 4 de febrero de 2001 mientras piloteaba un avión ultraliviano (en el cual iba también su esposa Lucy Needhan), Herbert Vianna perdió el control y cayó al mar. El accidente mató a su esposa y lo dejó a él muy malherido. Por varios días su estado fue crítico, permaneciendo en estado de coma, con graves lesiones en su médula espinal y cerebro.
Nadie apostaba por nada.
Pero el pronóstico fue errado y Herbert Vianna despertó, para sorpresa de todos. No recordaba nada del día del accidente, tampoco recordaba a ninguno de sus tres hijos. La pérdida de masa encefálica estaba siendo responsable de que Vianna tampoco hablara en portugués, pudiendo comunicarse solo en inglés (idioma que hablaba con su esposa, de origen británico).
Comenzó lo que sería un largo proceso de recuperación. Los doctores confirmaron que nunca más podría caminar y que sería muy poco probable que pudiera cantar o tocar la guitarra nuevamente. Llegaron muchas operaciones y con el constante apoyo de su familia y compañeros de banda, Herbert comenzó a recuperarse lentamente; sus problemas de memoria aún eran severos, pero el trabajo psicológico, así como también las seis horas diarias de fisioterapia comenzaron a dar resultados. Sumado a todo lo anterior, la música comenzó a cumplir un rol fundamental en el proceso de recuperación del músico.
Por alguna razón aún recordaba letras de las canciones de The Beatles, Fito Páez, Charly García, U2 y otras bandas. En octubre de 2001 Vianna estaba componiendo algo de música junto a sus compañeros de banda.
En 2002 Fito Páez estaba realizando una gira por Brasil y en su último show en Rio de Janeiro sorprendió a un teatro completo cuando anunció: “Voy a llamar ahora a uno de los mayores conocedores de la música pop argentina, mi gran amigo que no veo desde hace un año: Herbert Vianna”.
El público comenzó a aplaudir para después levantarse y ovacionar de pie a un Vianna que ingresó en silla de ruedas y realizó su primera presentación desde sucedido el accidente. Después de una emotiva interpretación de la canción “Trac Trac”, el lugar parecía caerse por la ovación de una audiencia emocionada. Tiempo después, Fito Páez comentó que nunca en su vida había visto a un teatro completo, a todos y cada uno de los asistentes al show, llorar.
Desde la recuperación de Vianna, Os Paralamas do Sucesso se han mantenido activos editando discos y realizando giras.
Paralamas Classicos
Fue precisamente en Santiago de Chile donde este pasado fin de semana se presentó el grupo brasileño para celebrar sus 40 años junto a la música.
El Arena Monticello es un gran complejo que incluye un estadio, un hotel cinco estrellas, un centro comercial y un casino y fue en ese espacio donde tocaron los brasileños ante unos dos mil asistentes, la gran mayoría del país tropical. Y allí estuvo presente Infobae Cultura.
Durante dos horas estrictas y con muy pocas palabras en el medio, Os Paralamas paseó por su historia con canciones iniciales como “Cinema mudo”, “Ela disse adeus”, “Cuide bem de seu amor” y “Seguindo estrelas” y “O calibre”, para darle paso a la serie de éxitos totales como “Alegados”, “Trac trac”, “Oculos”, “Coche viejo”, “Melô do marinheiro”, “Uma brasileira” y “Lourinha Bombril”, la versión portuguesa de “Párate y mira”, de Los Pericos; “Caleidoscopio” y “Dos margaritas”, entre otras.
Paralamas en vivo es conmovedor, arrasador, pulcro y hermoso. Resulta fundamental el aporte de João Barone, que con su contundencia contagia al resto de la banda; la precisión de Bi Ribeiro en el bajo; y el toque rockero de Vianna, quien además sigue cantando muy bien. El grupo se apoyó en la clásica sección de vientos conformada por un trombón (Bidu Cordeiro) y un saxo (Monteiro Jr.), imprescindibles por su impronta jamaiquina; y un teclado lleno de soul (João Fera).
“Hablo poco español y agradezco a quienes fueron mis profesores: Charly, Fito, Los Pericos y Soda Stereo” dijo Vianna en una de las pocas intervenciones y también agradeció estar en Chile, un país “que está sabiendo conservar sus derechos democráticos” agregó, justo a las puertas de una elección en Brasil y que tiene a los tres integrantes del grupo claramente identificados con Lula da Silva (la canción “Luis Inacio” del disco Vamo Bate Lata está dedicada a él).
Con “Meu erro” llegó el final que encontró a todo el arena de pie, ovacionando a uno de los mejores grupos que ha dado el rock en Sudamérica y disfrutando el milagro de la vida, llevado adelante de manera tan hermosa por Herbert Vianna.
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