Podría decirse que Beatrix (nacida Helen Beatrix) Potter tuvo una vida que, si bien no fue lo feliz que seguramente hubiera deseado, es digno de un cuento de hadas. Nacida y criada en el seno de una familia victoriana, no tuvo vida social ni la posibilidad de estudiar, lo que ella pudo compensar con lecturas, ilustraciones y viajes a Escocia en sus vacaciones. Todo ello mitigó la carencia en su formación académica y le permitió cultivar su mundo interior auspiciado por sus propios curiosidad y talento innatos.
A los 24 años, escribió su primer cuento, The Tale of Peter Rabbit (El cuento de Peter, el conejo travieso), que tiempo después se convertiría en un libro, diferente a los demás: pequeño, con poco texto y con una ilustración en cada página. Al editor que se lo presentó, lo rechazó, sin embargo, Beatrix Potter no bajó los brazos ylo publicó por su cuenta. Fue un éxito.
Los editores Frederick Warne & Co. Ltd. se interesaron por su obra, y así comenzó un largo y fructífero vínculo comercial. Ese libro y los que siguieron –más de veinte– fueron muy bien recibidos, y así empezó a obtener ingresos por las ventas.
Las ilustraciones de El sastre de Gloucester, su segundo libro y uno de los favoritos, fueron realizadas en los alrededores de esa ciudad, ya que la historia está basada en un cuento real de Gloucestershire que oyó durante su estancia en casa de un primo, cerca de Stroud. Según cuentan, las telas que pintó en las acuarelas fueron basadas en unas existentes de V. & A.
Este volumen se imprimió por primera vez, también, de forma privada, en una edición limitada de 400 ejemplares, en 1902; y Frederick Warne & Co. Ltd., ya al año siguiente, publicó su primera edición “oficial”. D. Billington, director general de la editorial, expresó en una carta a la galería Tate, donde se encuentran gran parte de las ilustraciones del libro: “En cuanto a las veintidós ilustraciones originales que se conservan en su galería (N. de la r.: Tate Gallery], se trata de los mismos dibujos a partir de los cuales hicimos originalmente los bloques de nuestra primera edición de 1903. Solo dos de ellas se utilizaron en la edición de 1902 y aparecen en las páginas 40 y 43 de la presente edición (1958)”. Vale decir, asimismo, que la novena ilustración se utilizó solo en la edición de 1902, y existen otras siete láminas en la edición de Warne, cuyos dibujos no se encuentran en posesión Tate.
La bella imagen que es escogida por Infobae Cultura esta semana pertenece a este libro, cuyas ilustraciones se encuentran, en su mayoría en Tate Britain. Su título refiere a una frase que el sastre, protagonista, repite hasta el cansancio “No hay más hilo”, y que los ratoncitos registran, para luego actuar en consecuencia, y que repiten como un mantra, para darse ánimo mientras trabajan.
Otras de las obras presentes en esta nota son primerísimos planos de los tejidos, telas y bordados que con pericia y detalle Beatrix Potter supo captar. Los ratones se esconden entre los pliegues, pero los ojales, la nota que señala “No hay más hilo” cobran protagonismo. Tal vez los años de Potter sin salir demasiado de su hogar redundaron en una observación minuciosa que, con el tiempo pudo volcar en sus libros.
Es interesante observar la potestad y la personalidad que le otorga a los animales –en este caso, ratones y un gato, pero no solo–, rasgo propio y característico, por otra parte, de los cuentos de hadas clásicos, que, en la película Miss Potter, de 2006, son retratados como amigos de la artista que cobran vida y la acompañan. Lo que, una vez más, refuerza cómo logran crearse un rico mundo interior que, paradójicamente, tiene asidero en el exterior, en la naturaleza.
La naturaleza fue otro de sus desvelos. Fue una naturalista que logró adentrarse en el mundo de la investigación de los hongos, que si bien no la acogió por ser mujer, dejó un legado a través de artículos y dibujos. Sin embargo, y ante todo, será recordada en la literatura universal como una de las ilustradoras más reconocidas dentro de los libros para las infancias.
Es, tal vez, una de las que sí pudo abrir el camino a las mujeres dentro de otro campo que hasta ese momento estaba destinado solo a los hombres.
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