Andy Warhol y Prince ocuparon esta semana el centro del escenario en un caso de derechos de autor ante la Corte Suprema, que pasó de las analogías con los cereales Cheerios y la Mona Lisa al entusiasmo del juez Clarence Thomas por el músico afroamericano autor de “Purple Rain”.
A pesar de la naturaleza ligera de los argumentos, que en ocasiones implican a dos celebridades fallecidas, la cuestión que se planteó ante el tribunal es muy seria para el mundo del arte: ¿Cuándo se debe pagar a los artistas por una obra original, que luego es transformada por otros, como la adaptación cinematográfica de un libro?
El caso afecta a artistas, autores, cineastas, museos y estudios cinematográficos. La ley admite cierta cantidad de copias como “uso justo”, mientras que la apropiación a gran escala de una obra constituye una infracción de los derechos de autor.
A lo largo de los 90 minutos que duraron los argumentos, los jueces debatieron cómo los tribunales deben tomar esa decisión.
El juez Samuel Alito preguntó sobre una copia de la Mona Lisa en la que se cambió el color de su vestido. La jueza Amy Coney Barrett utilizó como ejemplo la trilogía de El Señor de los Anillos y su adaptación cinematográfica, así como una caja de cereales Cheerios, haciendo una analogía con las famosas imágenes de Warhol de las latas de sopa Campbell. También se citaron los programas de televisión Happy Days y Mork & Mindy.
El caso se refiere a un retrato de Prince que Warhol creó para acompañar un artículo de la revista Vanity Fair en 1984. Para ayudar a Warhol, la revista concedió la licencia de una fotografía en blanco y negro de Prince realizada por Lynn Goldsmith, un conocido fotógrafo de músicos, para que sirviera de referencia. Goldsmith recibió 400 dólares.
Warhol la utilizó para crear retratos de Prince con el mismo estilo con el que había creado los conocidos retratos de Marilyn Monroe, Jacqueline Kennedy y Mao Zedong. Recortó la imagen, la redimensionó y cambió los tonos y la iluminación. A continuación, añadió sus característicos colores brillantes y contornos dibujados a mano.
Al final, Warhol creó varias versiones, entre ellas la de un Prince con la cara morada que se publicó con el reportaje de Vanity Fair. Goldsmith recibió un pequeño crédito junto a la imagen.
El asunto del caso comenzó cuando Prince murió en 2016. Vanity Fair volvió a presentar otro de los retratos “intervenidos” por Warhol, esta vez un Prince con cara naranja que salió en la portada de la revista. Andy Warhol había muerto en 1987, pero la revista pagó a The Andy Warhol Foundation for the Visual Arts 10.250 dólares para utilizar el retrato.
Goldsmith vio la revista y se puso en contacto con la fundación para pedir una compensación, entre otras cosas. La fundación acudió entonces a los tribunales para que se declare que las imágenes de Warhol no infringían los derechos de autor de Goldsmith. Un juez de primera instancia dio la razón a la fundación, pero ésta perdió en la apelación.
El juez Thomas preguntó el miércoles al abogado de la fundación, Román Martínez, si la fundación le demandaría por violación de los derechos de autor si se ponía a crear con la imagen de Warhol.
“Digamos que soy a la vez fan de Prince, que lo era en los años 80″, dijo, y fan de la Universidad de Syracuse, cuyos equipos deportivos son los Syracuse Orange. “Y decido hacer uno de esos grandes pósters inflados de Orange Prince y cambiar un poco los colores en los bordes y poner ‘Go Orange’ debajo”. Thomas dijo que agitaría el póster en los partidos y lo comercializaría “con todos mis amigos de Syracuse”.
Martínez insinuó que podría demandar y que Thomas perdería.
Varios jueces sugirieron que el resultado apropiado en el caso es aclarar el primero de los cuatro factores que los tribunales utilizan para evaluar si algo es “uso justo” y enviar el caso de vuelta a los tribunales inferiores para su revisión. “¿Por qué no lo devolvemos?”, preguntó en un momento el juez Ketanji Brown Jackson.
Una serie de organizaciones de alto nivel destacaron la importancia de la decisión, entre ellas la Motion Picture Association, destacados museos de Nueva York y Los Ángeles, y los creadores de Plaza Sésamo, que dicen que a menudo se basan en el “uso justo” para las parodias, pero también conceden licencias a personajes con derechos de autor como el Monstruo de las Galletas y Elmo para su uso en nuevas obras de otros.
Entre los grupos que instan a los jueces a ponerse del lado de Goldsmith se encuentran la administración Biden, la organización propietaria de los derechos de autor de las obras del Dr. Seuss, la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos y Jane Ginsburg, experta en propiedad intelectual e hija de la difunta jueza Ruth Bader Ginsburg. Entre los partidarios de la fundación Warhol se encuentran las fundaciones de otros dos destacados artistas, Robert Rauschenberg y Roy Lichtenstein.
Se espera una decisión en el caso The Andy Warhol Foundation for the Visual Arts v. Lynn Goldsmith, 21-869, para finales de junio de 2023, antes que la Corte Suprema entre en receso de verano.
Fuente: AP
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