Una nueva edición de Casa FOA, la megamuestra de diseño y decoración de la Argentina, se realiza desde este viernes hasta el 20 de noviembre en el barrio porteño de Retiro, bajo el concepto de “Escenarios futuros”, con la finalidad de pensar los espacios desde el bienestar físico y psicológico de quienes los habitan, en tiempos de pospandemia donde se resignifican las maneras de habitar y trabajar.
En esta ocasión, FOA tendrá lugar en un antiguo edificio de un gran valor patrimonial del barrio de Retiro: el Pensionado y Casa Parroquial Madre Admirable de Suipacha 1410, esquina Arroyo, parte de lo que quedó en pie después del atentado a la Embajada de Israel, y por primera vez en su historia estará conectada al Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, en la sede Palacio Noel que alberga las colecciones de Arte Virreinal Americano del siglo XVI, XVII, XVIII, que será intervenido en cinco espacios.
Esta 38° edición de la exposición se extiende en 5.390 metros cuadrados de recorrido y cuenta con 35 espacios distribuidos en tres plantas, un arbolado jardín urbano, una cafetería y un shop de diseño, que otorga la posibilidad de sumergirse en un espacio histórico reinterpretado por destacados diseñadores, arquitectos y paisajistas.
La temática que propone para este año, “Escenarios Futuros”, es una invitación a repensar hacia adelante el vínculo con el diseño, las nuevas formas de habitar, la incursión de la tecnología en la vida cotidiana; cómo lo sensorial modifica la experiencia del espacio; la sinergia entre arte, naturaleza y tecnología, y los materiales que ayudan a la preservación del ambiente.
Los amantes del diseño, el interiorismo y la arquitectura podrán ir descubriendo, a medida que avanzan en su recorrido, propuestas con mirada a futuro: unidades flexibles que se configuran según la necesidad, espacios de coworking con nuevas propuestas, dormitorios con rincones destinados especialmente para momentos de relax, baños que se transforman en spas y hasta un baño público presentado por un estudio jujeño con materiales propios de esa provincia.
La megamuestra de este año tiene como “hilo conductor las formas curvas, las texturas, la presencia de mucha naturaleza; una paleta de colores blancos, negros, grises y marrones; sillones cubiertos con tela soft -que dan la sensación de que envuelven y abrazan- vidrios dobles que impiden el paso de los ruidos desde el exterior”, explicó la arquitecta Catalina Ulloa.
“A partir de la pandemia, los diseñadores tomaron una postura que tiene que ver con pensar seriamente el diseño y los materiales desde lo ecológico”, señaló Ulloa, quien agregó que desde Escenarios futuros “hay un concepto que va más allá de lo tecnológico, y tiene que ver con reflexionar sobre el destino de los edificios patrimoniales a futuro, con cómo la ciudad va a respetarlos y a ponerlos en valor”, para aggiornarlos a la vida contemporánea.
El recorrido por la muestra se inicia con un surco de lámparas de telas de forma romboidal que penden del techo en tonos marrones y se conectan en un extremo con una instalación arbórea iluminada con luces led, para pasar luego a un espacio de coworking, trabajo colaborativo entre los usuarios.
Living, cocinas, auditorios, dormitorios, instalaciones artísticas, comedores, espacios de descanso y patios al aire libre forman parte de la exposición en la que los diseñadores dan cuenta del uso de materiales cálidos como la madera, el mármol, las texturas de yute, lanas, lámparas colgantes de formas redondeadas que remiten a la idea de sostenibilidad con el uso de iluminación LED; jardines de invierno para poder cultivar hierbas y vegetales y la reutilización y revalorización de lo existente, respetando la estética y la funcionalidad.
Una confitería que conecta con un patio al aire libre, un espacio de mesas, sillas y sillones cubiertos con almohadones de tela e iluminado con lámparas que cuelgan desde un inmenso árbol da el Museo Fernández Blanco, a través de una escalera con la que se intervino el lugar, en pleno corazón de Retiro, barrio que fue sede de FOA en 2015.
Marcos Malbrán, director de Casa FOA, destacó que el museo se sumó al recorrido “para que todos puedan disfrutar de este lugar que tiene el patio colonial más importante de Buenos Aires y que es muy poco visitado”.
Los edificios formarán parte del recorrido de La Noche de los Museos, el 22 de octubre, para que los visitantes puedan realizar un recorrido por edificios donde vivieron Oliverio Girondo y Norah Lange (Suipacha 1444), el Palacio Estrugamou (Esmeralda y Juncal) o el edificio Mihanovich (Arroyo al 800).
El evento promueve el diseño argentino y se realiza a beneficio de la Fundación Oftalmológica Malbrán, y en este sentido el director de Casa FOA recordó que “como el 14 de octubre es el Día de la Salud Visual, se organizaron charlas para el 18 de octubre sobre la prevención de la ceguera, con apoyo de la Organización Mundial de la Salud junto a la Cámara de Medicina Oftalmológica”.
“Hay 200 millones de ciegos a nivel mundial y eso genera un costo y poder hacer prevención los reduce y mejora la calidad de vida de esas personas”, destacó Malbrán.
La Casa Parroquial Madre Admirable, sede de Casa FOA 2022, es una construcción que cuenta con protección patrimonial y si bien no existen datos precisos de la fecha de construcción ni de su autor, para 1920 era conocida como la “Casa de Arroyo” y había pertenecido a la familia Pinedo.
Fue adquirida por Concepción Unzué de Casares, una de las donantes del Asilo Unzué de Mar del Plata, quien estaba en la búsqueda de un lugar donde instalar un Taller-Escuela para niñas de bajos recursos y logró la habilitación a través Frailes Menores Franciscanos.
El 17 de agosto de 1920, las Hermanas Franciscanas Misioneras de María enviaron, desde Mar del Plata, a las Hermanas Rhabana y Casimira quienes formaron la primera comunidad en “Mater Admirabilis” y el edificio se convirtió en asilo y en la escuela taller Josefa Capdevila de Gutiérrez.
En las aulas se dictaban clases de bordado y manualidades durante el día y por la noche funcionaba la Escuela Doméstica para madres de niñas pobres, también se daba un curso de dactilografía que más tarde sería validado por expertos de las Academias Pitman.
Con los años las funciones fueron cambiando, siempre con el objetivo de hacer caridad y ayudar a los necesitados. Funcionó como comedor, taller de bordado, asilo, jardín de infantes y hogar de mujeres, y en paralelo el predio se fue completando con una capilla de mayor dimensión, aulas, espacios comunes y un jardín lindero al Museo Isaac Fernández Blanco.
Luego las religiosas dejaron esta obra evangelizadora y social para dedicarse a otras tareas, por eso el 15 de agosto de 1982 se entregó la casa de “Mater Admirabilis” con la totalidad de sus instalaciones a la Arquidiócesis de Buenos Aires.
El 17 de marzo de 1992 el edificio sufrió el atentado de la Embajada de Israel y su fisonomía y uso cambió mucho. La Casa Parroquial, también destruida, se reconstruyó en otro sector del edificio que quedó en pie.
Las entradas para recorrer Casa FOA, que podrá visitarse todos los días de la semana de 12 a 20, pueden adquirirse online en www.casafoa.com o en boletería con un valor de 1800 pesos. Los estudiantes tendrán un descuento del 20% así como los jubilados, presentando carnet y DNI, de lunes a viernes, mientras que el ingreso será gratuito para personas con discapacidad y menores de 15 años.
Fuente: Télam S. E.
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