Dos activistas ambientales pegaron su mano en un cuadro de Pablo Picasso expuesto en un museo de Melbourne, en el sureste de Australia, para hacer una llamada de atención sobre la crisis climática.
La Policía, tras lograr quitar el pegamento que unía las manos de los manifestantes con una cubierta que protege la obra, arrestó a los dos activistas, de 59 y 49 años, del grupo Extinction Rebellion y a otra persona que les ayudó, recoge el canal público australiano ABC.
Durante el acto de protesta, los activistas desplegaron a sus pies una pancarta que decía: “Caos climático = guerra + hambruna”. El cuadro, Masacre en Corea, parte de una exposición temporal sobre el pintor español en la Galería Nacional de Victoria, no sufrió desperfectos.
“El colapso climático significará un aumento de los conflictos en todo el mundo. ¡Ahora es el momento de que todos y todas las instituciones se pongan de pie para actuar!”, dijo el grupo ecologista Extinction Rebellion, del que forman parte estos activistas, en su perfil de Facebook.
Y anunciaron más acciones “en las calles durante las próximas dos semanas” como parte de la “Rebelión de la Primavera” que busca la recuperación de “las tierras de los pueblos Wurundjeri de la Nación Kulin”.
Este es un episodio más en la ola de activistas que buscan llamar la atención poniendo en riesgo obras de arte. Este comportamiento comenzó en mayo, cuando un activista arrojó un tortazo a La Gioconca, en el Museo del Louvre, luego de hacerse pasar por una persona con dificultades motrices -ya que llegó en silla de ruedas. Por suerte, el cristal protector evitó que la obra sufriera daños.
A partir de allí, otros grupos comenzaron a pegarse a obras de arte, generalmente en sus marcos, aunque incluso llegaron a pegar papeles sobre ellas, como sucedió en el caso de La carreta de heno, una obra maestra de John Constable en la Galería Nacional británica.
Este ataque fue perpetrado en julio por un grupo de jóvenes estudiantes, perteneciente al grupo Just Stop Oil, organización que ya realizó este tipo de acción en otros museos británicos. Ese mismo fin de semana, por ejemplo, se pegaron a una pintura de William Turner en la Galería de Arte de Manchester, mientra que otros lo hicieron sobre Duraznos en flor de Vincent Van Gogh. En ambos casos no hubo daños sobre la pintura.
En otro caso, integrantes del grupo se pegaron al marco una copia de La última cena en la Real Academia de las Artes en Londres y pintaron con spray debajo de la misma.
En el caso de Extinction Rebellion (XR), fundada en el Reino Unido, ya en 2019 habían organizado manifestaciones en todo el mundo en respuesta a lo que el grupo denuncia como “una acción inadecuada sobre la crisis ecológica que enfrenta el planeta”. En aquella oportunidad, prostetaron en más de 60 ciudades, desde Nueva Delhi a Nueva York, para pedir a los gobiernos que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero a cero neto para 2025 y detengan la pérdida de biodiversidad.
Entonces, en Londres, la policía arrestó a 276 activistas que bloquearon puentes y carreteras y se pegaron a los automóviles, mientras que los manifestantes en Berlín detuvieron el tráfico en la rotonda de la Columna de la Victoria. En EE.UU., los manifestantes rociaron la famosa estatua del toro embistiendo en Wall Street con sangre falsa como parte de una protesta contra el cambio climático, entre otras muchas medidas.
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