Al sur de Andalucía, en la ciudad de Ubrique, en la residencia Nuestra Señora de los Remedios, murió hoy Jesús Quintero. Emblema del periodismo español. Tenía 82 años y su salud era delicada: sufría una afección respiratoria y había sido operado recientemente de una patología cardiaca. “El mítico comunicador ha comido este mediodía y se ha ido a descansar. Ya no ha despertado”, anunció Ok Diario.
Los comienzos
Algunos lo llaman por el apellido, otros le decían El Loco. En algún momento, un programa que lo llevó a la masividad se convirtió en su apodo: El Perro Verde. Pero su destino estaba marcado de antemano. Y no era el que finalmente ocurriría. Hijo de un electricista y una campesina, iba a ser carpintero u obrero de la celulosa —otro camino era improbable—, pero un día decidió probar suerte en el escenario. Fue en el teatro Lope de Vega de Sevilla. Un empresario se acercó y le dijo que su voz llegaba a la última fila. Fue entonces que torció su rumbo: cambió las tablas por las ondas.
San Juan del Puerto, Huelva, 18 de agosto de 1940. “Nací el mismo día y a la misma hora que Napoleón, a las 11 de la mañana y con 42 grados de calor. Pero nunca suelo hablar de edades porque eso me parece una violación a la intimidad”, solía decir.
Todo comenzó en Huelva. A los veinte años consiguió trabajo en la Radio Nacional de España. Animaba las tardes como Estudio 15-18. Un día le hizo una propuesta a los directivos: recorrer España en una furgoneta llena de libros y sartenes, entrevistando a “los nadies”, gente sin fama pero con historia, personajes sin nombre pero con vida. Lo tituló El hombre de la roulotte. Pero su fama estalla con El loco de la colina. Desde entonces se vuelve un auténtico fenómeno social que trascendió las fronteras españolas y se hizo un lugar en países como Argentina y Uruguay.
El perro verde
En televisión continuó su carrera. Algunos de los ciclos que fueron muy vistos y comentados en su momento, y que hoy aún se recuerdan con cariño, son: Trece noches, Qué sabe nadie, El vagamundo, Ratones coloraos, El loco de la colina —retomando su ciclo radial, ahora en formato audiovisual—, La noche del loco o El loco soy yo. Pero su gran programa fue, sin dudas, El perro verde, que comenzó a emitirse en el año 1988 desde Sevilla 1988 en TVE.
Personajes de la política, la ciencia, el arte, la cultura y el pueblo pasaron por ahí. El conductor apenas intervenía con preguntas y comentarios; los protagonistas eran los invitados. Algunos fueron Charly García, Nacha Guevara y Eduardo Galeano. Muchos recuerdan la entrevista al convicto Rafael Escobedo, condenado por el crimen de los Marqueses de Urquijo, unos días antes de su suicidio.
Durante el programa lo acompañaba siempre un perro de raza golden retrevier, blanco y lanudo, llamado Calma de Valle Negro. Juntos, el perro y QUintero, oían a los entrevistados. Un hombre que no respondía preguntas porque era mudo. Once mendigos en una cela hambrienta. Una modelo desnuda. Un hombre que le rezaba al inodoro. Una pareja haciendo el amor. Todos ellos pasaron por El perro verde; eran “los nadies”.
Lo conocían en todos lados y por sus diferentes programas. Cuando entrevistó a Robledo Puch en la cárcel de Sierra Chica, el preso le dijo emocionado: “¡Ah!, ¿usted es El loco de la colina?”. Otro ciclo conocido: Cuerda de los presos. Recorrió 140 cárceles españolas para charlar con 140 condenados. Su objetivo era mostrar que “los monstruos cuando los conoces de cerca, no son tan monstruos”.
Conductor silencioso
Recibió reconocimientos como el Rey de España de periodismo de 1990, el Premio Medio de Comunicación Nacional 2006, el de Presentador de televisión del año 2006 del grupo Vocento, y el Premio Mejor entrevistador del milenio del Grupo Corporación Multimedia. Su interés por la comunicación se ha extendido: fue productor de la cantante Soledad Bravo y del guitarrista Paco de Lucía, y escribió los libros Trece noches, Cuerda de Presos y Jesús Quintero: entrevista.
No creía en el “reportaje agresivo”; prefería el silencio, la escucha, la conversación. ¿Por qué el mundo es como es? “La razón profunda es la desigualdad. No es posible que la mitad del mundo se muera de hambre y la otra mitad de colesterol”, dijo en un reportaje. Por problemas de salud, el 7 de septiembre último ingresó en la residencia Nuestra Señora de los Remedios de Ubrique en Cádiz, donde finalmente murió hoy.
SEGUIR LEYENDO