Desde Biarrtiz - La película colombiana Los reyes del mundo, de Laura Mora, ganó el premio Abrazo al mejor film de la competencia de ficción del Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz, que concluye el domingo 2 en esta bella ciudad balnearia francesa. La película, reciente ganadora de los festivales de San Sebastián y Zurich, se ha convertido en la revelación del cine latinoamericano de esta última parte del año. El film argentino Punto rojo, de Nicanor Loreti, se quedó con el Premio del Jurado en esa sección mientras que el Premio del Público fue para la película chilena 1976, de Manuela Martelli (Chile).
Los reyes del mundo es una road movie acerca de cinco jóvenes de las calles de Medellín que cruzan el país en busca de una “tierra prometida” que el gobierno ha restituido a uno de ellos a través de un familiar desplazado. Punto rojo es un policial violento en el que varios personajes se cruzan en relación a un misterioso ser que cae del cielo. En tanto, 1976 se centra en una señora de clase alta que, en plena dictadura de Pinochet, se ve envuelta en el rescate de un militante herido que está siendo escondido en una iglesia.
La película argentina Retratos del futuro, de Virna Molina, se quedó con el premio al mejor documental en la competencia de esa sección. El film de la co-directora de Raymundo, entre otras, es un ensayo documental que toma como punto de partida la lucha de los trabajadores de los subterráneos de Buenos Aires pero luego gira hacia reflexiones más filosóficas y políticas en función de la llegada de la pandemia que interrumpió el proyecto original.
“El premio me da mucha energía para seguir haciendo cine y seguir explorando los lugares incómodos del cine, que son los que más me interesan”, agradeció Molina al recibir el premio. En esta sección el premio del público recayó en el documental colombiano Alis, de Clare Weiskopf y Nicolas Van Hemelryck, centrado en un hogar de acogida para adolescentes mujeres con problemas familiares.
El cierre oficial tuvo lugar anoche con la proyección de Argentina, 1985, de Santiago Mitre, ante una audiencia que colmó la enorme sala de la Gare du Midi de esta ciudad. La película protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani, ya estrenada comercialmente con mucho éxito en Argentina, empezará a tener distribución comercial en Francia desde el 21 de octubre a través de la plataforma Amazon Prime Video.
En la competencia de ficción se destacaron además el film de suspenso y terror mexicano Huesera, de Michelle Garza, que utiliza mitologías locales tradicionales para contar la batalla de una mujer embarazada contra un ente siniestro que pone en peligro su vida y la película argentina Sublime, de Mariano Biasín, que apuesta al género coming of age al contar la historia de un adolescente miembro de una banda de rock que se descubre enamorado de otro miembro de su grupo.
En la competencia de documentales se presentó además Las delicias, de Eduardo Crespo, un breve documental centrado en las experiencias de un grupo de chicos que estudian en una escuela agrotécnica cuyo nombre da título al film. A lo largo del paso de un año a otro de cursada en este internado ubicado en Entre Ríos se van mezclando cuestiones personales, laborales y relaciones entre los chicos, de esas que van forjando, de distintos modos, los adultos en los que se convertirán en el futuro.
En tanto, la enigmática El veterano, el realizador chileno Jerónimo Rodríguez, cuenta mediante la voz en off del realizador e imágenes despobladas de personas (algunas de ellas, fotografías) la historia de un sacerdote norteamericano que se fue a vivir a Chile después de participar en el lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima. El narrador viaja por diversos países tratando de llegar al fondo de ese misterioso personaje, pero el viaje en sí va transformando a la película –y al narrador– en otra cosa.
En Luminum, en tanto, el entrerriano Maximiliano Schönfeld cuenta la peculiar historia de Silvia y Andrea, madre e hija que dedican su tiempo a la “ufología”, siguiendo fenómenos estelares a lo largo de las rutas de la provincia. Pero más que un documental sobre fenómenos celestes, se trata de un film acerca de la relación entre ambas y de la historia que las ha llevado a vivir el curioso tipo de vida que viven. Y a mirar siempre las estrellas.
Fuera de la competencia se vieron varios títulos que pasaron por festivales anteriores. Mi país imaginario, de Patricio Guzmán, que intenta recopilar lo sucedido en Chile desde las revueltas de 2019 hasta la elección a la presidencia de Gabriel Boric pasando por la Convención Constitucional a través de la cual se redactó una nueva Constitución Nacional que, una vez concluido el film, fue rechazada por otro plebiscito. Quizás por su “corta vida” política, la película del veterano realizador queda como una especie de burbuja de ilusiones de un tiempo en el que se creía que todo iba a cambiar en el país.
Un varón, de Fabián Hernández (Colombia), utiliza un registro más seco y directo para contar las vivencias de un adolescente de clase baja de Bogotá que vive en un reformatorio y que trata de evitar caer en la violencia a la que eventos, peleas y rivalidades de la vida cotidiana lo van llevando. En tanto, la también colombiana La jauría, de Andrés Ramírez Pulido, se centra en un grupo de adolescentes que están presos en una cárcel experimental en medio de la selva colombiana. Allí deben lidiar con sus propias tensiones y problemas además de las que les despierta el extravagante organizador de ese lugar alejado de todo y de todos.
Las argentinas El suplente, de Diego Lerman y Argentina, 1985, de Mitre, han sido, respectivamente, las películas de apertura y cierre, mientras que entre lo más destacado de la programación del festival estuvo el foco en la historia del cine brasileño organizado por el realizador de Aquarius, Kleber Mendonça Filho. Entre los grandes títulos que se vieron allí se destaca Cabra marcado para morir, film que Eduardo Coutinho comenzó a filmar en 1964 y recién pudo terminar dos décadas después. En ese tiempo, el realizador armó una mirada panorámica centrada en cómo la violencia política afectó la vida de una familia y de toda una generación de campesinos que intentaron luchar por sus derechos en medio de la dictadura.
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