El arte digital vive un tiempo de plena expansión, con los NFT y su circulación en la Web3

La segunda edición del PremioB·Arte 2022 convoca a participar en video, fotografía, poesía, cuento, arte digital y arte físico, con reconocimientos pagaderos en Bitcoins. Las obras seleccionadas serán exhibidas en noviembre, durante Labitconf 10º Aniversario

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Imagen generada digitalmente de las
Imagen generada digitalmente de las letras NFT detrás de un marco dorado con arte digital

Ya llevamos casi dos años de convivencia con una nueva forma de arte (o deberíamos decir de expresión) que ganó explosiva popularidad con la viralización propia de la era de internet. Me refiero a los NFTs que palpitaban en su nicho de nerds desde 2014, que fueron bautizados recién en 2017 pero que la pandemia y la casa de subastas Christie’ s pusieron en la boca de todos en 2021.

No es para menos, Beeple vendió sus 5.000 días en 69 millones pagados en Ethereum. La noticia salió en todos los diarios y así comenzó esa mágica sinergia que provoca el arte con todo lo que toca: traduce lo difícil al atávico idioma de la imagen y logra conectar directamente con lo emocional. Hubo amantes del arte que escucharon por primera vez la palabra blockchain y hubo millones que googlearon NFT al punto de convertir esa sigla en la palabra más buscada en 2021.

NFT es Non Fungible Token. NFT no quiere decir arte digital, pero la realidad es que desde la masificación de los NFTs el arte digital ha ganado un enorme crecimiento al punto de cambiar la experiencia en museos y salas contemporáneas.

Obra digital del artista Beeple,
Obra digital del artista Beeple, 'Everydays: the first 5000 days', vendida por Christie's en NFT por 69 millones de dólares

Para explicar la fungibilidad decimos que un bitcoin es igual a otro bitcoin, de la misma manera que un billete de cien es igual a otro billete de cien. En cambio un NFT no es igual a otro NFT. Tiene un carácter singular. Certifica el archivo generado por su creador: arte, en el caso que nos ocupa, pero no exclusivamente. Se trata de una tecnología poderosa que cada vez escucharemos con más frecuencia y más casos de uso.

Una obra de arte “tokenizada” se vuelve inviolable, trazable, su smart contract o contrato inteligente está a la vista, con todo su historial, una especie de proveniencia en tiempo real que deja al coleccionista de arte tecnológico en un lugar privilegiado. Mientras, el vulnerable coleccionista de arte clásico debe oficiar de arqueólogo a la hora de invertir una suma de dinero en una obra cuya historia se pierde en los pliegues de los tiempos.

Los NFTs permiten a los artistas monetizar su producción porque las obras se pueden mostrar y vender en marketplaces, aún más, los contratos inteligentes permiten adjudicar un royalty y así, el día que el coleccionista que lo compró lo transaccione en el mercado secundario, el artista cobra el porcentaje que programó. Sin que medie la confianza ni la buena voluntad de nadie, ocurre automáticamente.

Fotograma del video "Year 4,
Fotograma del video "Year 4, Age 17 ? His Name Is Victor", del artista FEWOCiOUS, que se ofreció a la venta como NFT en la casa de subastas Christie's. Cortesía de Christie's Images Ltd. 2021/Handout vía REUTERS

La comercialización de NFTs es un ejemplo de uso de la Web3, la internet del valor. Es el paso que faltaba para que la tecnología se democratizara y se expandiera generando una verdadera bisagra en el siglo XXI.

La Web1 fue la primera, la de las páginas que nos tienen como consumidores de una información que decide quien construye esa página. La Web2 es la de las redes, gracias a ella todos generamos nuestro propio contenido. La vida se muestra y se comunica por Twitter, Facebook, Tik Tok, etc.

La Web3 se articula gracias a la tecnología blockchain, se basa en la criptoeconomía, nos permite vincularnos P2P (peer to peer) en la formación de valor y generar una reputación que nos da acceso a servicios financieros descentralizados, accedemos a formar comunidades y creamos de una manera diferente para públicos nuevos.

'Quantum', del artista Kevin McCoy,
'Quantum', del artista Kevin McCoy, considerada el primer NFT conocido de la historia, ofrecido a la venta por Sotheby's. SOTHEBY'S / MCCOY

O sea, para los artistas constituye un modelo opuesto al del estereotipo del artista sufrido del siglo XX, romántico, incapaz de manejar el valor de su trabajo, tantas veces maltratado por un sistema que lucraba con su talento.

La Web3 nos exige que, como creadores, seamos protagonistas de nuestra historia. Muchos actores intermediarios de la industria del arte se verán afectados y probablemente solo logren resignificarse aquellos que le agreguen valor al proceso, porque en la Web3 los creadores pueden vincularse con su público en relación directa, las comunidades son globales y la legitimación se define de otra forma, más horizontal, más democrática.

En el campo de las artes visuales se está viviendo una era explosiva, la tecnología avanza con experiencias novedosas y el desarrollo de lo visual pone al artista en un lugar protagónico. ¿Quién puede a esta altura definir cómo se disfrutará de la creación en 2025 o cómo será exhibir arte en el metaverso?

“Work in progress”, repetimos como un mantra desde un grupo donde trabajamos en potenciar la creación en Web3; “estamos en Beta”, refuerza el ecosistema. No todas las épocas permiten vivir la gestación de algo nuevo. Somos privilegiados.

Una instalación de arte inmersivo
Una instalación de arte inmersivo titulada "Machine Hallucinations - Space: Metaverso" del artista mediático Refik Anadol, fue subastada en línea como NFT por Sotheby's. REUTERS/Tyrone Siu

Pero aún existen resistencias; no me voy a detener en el grito de guerra folklórico de las faunas jurásicas que una vez más (y van mil a lo largo de la historia) aúllan: “¡Eso no es arte!, ¿me vas a decir que un JPG es arte?”.

Sobrevolemos la terquedad y aterricemos en fronteras que sí vale la pena atender: Blockchain parece difícil, se ve como un mundo complejo, mucha gente en general y artistas en particular no encuentran por dónde entrar. La ONG Bitcoin Argentina trabaja hace diez años para derribar esas distancias y acercar a la sociedad las oportunidades que brindan las tecnologías descentralizadas, transparentes, trazables, seguras y consensuadas.

En esta línea, la ONG Bitcoin Argentina brinda en forma libre y gratuita la posibilidad de participar en PremioB·Arte 2022, un certamen multidisciplinario con premios en Bitcoin que no requiere ningún conocimiento previo en NFTs ni blockchain. Al contrario, PremioB·Arte se propone como un puente para facilitar la información accesible y de calidad a estas tecnologías.

En esta segunda edición PremioB·Arte amplió las disciplinas y ahora son seis: video, fotografía, poesía, cuento, arte digital y arte físico, con premios que van desde 500 a 1.000 dólares (pagaderos en Bitcoin).

Pieza de arte digital "Creation
Pieza de arte digital "Creation of My Metaverse" de Serwah Attafuah en 2021 es fotografiado antes de una subasta de NFT. Cortesía de Sotheby's/Handout via REUTERS

El jurado es un potente grupo de referentes nacionales e internacionales desde cada una de las categorías: Connie Ansaldi, Javier Lourenço, Federico Andahazi, Pablo De Sousa, Rodolfo Andragnes, Soy Fira, Vic Tolomei, Gus Grillasca, Paula Woscoboinik, Clementina Giraldo y quien escribe.

En alianza con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, PremioB·Arte ofrece charlas gratuitas: “NFTs: una oportunidad para artistas y creadores” en la Biblioteca Güiraldes. Para hacer la experiencia aún más enriquecedora, PremioB·Arte mostrará las obras seleccionadas en Labitconf 10º Aniversario, en Buenos Aires durante noviembre de este año, y donde la zona de Arte y NFTs promete ser un verdadero semillero de talento.

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