La Fundación Cimientos cumplió 25 años de trabajo ininterrumpido y ha decidido celebrarlo a lo grande: con una gala a beneficio en la imponente sala principal del Teatro Colón, con su platea y sus palcos colmados de público que disfrutó de un show de altísima calidad que contó con la producción artística de Lito Vitale.
Mientras los últimos en llegar terminaban de acomodarse en sus ubicaciones, se iban apagando las luces de la sala y se transmitían por audio los testimonios de distintos jóvenes que contaban cómo habían podido permanecer en sus estudios gracias al apoyo de Cimientos, o sus expectativas de formación y empleo. Entonces se iluminó el escenario para que ingresaran con sus instrumentos los integrantes de la Orquesta Aeropuertos Argentina 2000. El ensamble, surgido por iniciativa de Eduardo Eurnekian, está conformado por 45 jóvenes de entre 18 y 25 años que han recibido becas de estudio y perfeccionamiento en música.
La orquesta, bajo la dirección del maestro Néstor Tedesco, tocó el Himno Nacional, que fue cantado por todos los asistentes de pie en la sala. A continuación, interpretaron “Obertura tanguera”, un arreglo con fragmentos de distintos tangos populares –entre ellos, “Sus ojos se cerraron” y “Por una cabeza”, de Carlos Gardel– y un popurrí de temas de rock nacional que incluía fragmentos de “Y dale alegría a mi corazón”, “Mariposa technicolor” (de Fito Páez), “Promesas sobre el bidet” (Charly García) y “De música ligera”, de Soda Stereo.
Cuando se retiró la orquesta del escenario, se acercaron al micrófono Alejandro Berardi, presidente de la Fundación, y Carlos Tramutola, uno de los fundadores de Cimientos. Ambos manifestaron su emoción por los 25 años de trabajo ininterrumpido que lleva la Fundación y por celebrarlo con esta gran gala colmada de público. Berardi agradeció no solo a las empresas y a los voluntarios que colaboran con cimientos, sino también a todos los docentes, los jóvenes y sus familias por la confianza depositada en el equipo de trabajo de Cimientos.
Por su parte, Tramutola expresó: “Hace 25 años ni soñábamos con tener un evento como este. En 1996 éramos un grupo de amigos de distintas profesiones que compartíamos la idea de querer hacer algo para mejorar la educación. Veíamos que iba menguando la capacidad de ascenso social ligado a la educación de calidad, y además nos costaba encontrar personal calificado para nuestros proyectos. Nos conectamos con educadores y diseñamos un proyecto de becas que iniciamos en 1997 con 17 escuelas. El programa fue sumando apoyos, crecía la cantidad de jóvenes estudiantes a los que asistíamos no solo con ayuda económica, sino también en acompañamiento para mejorar el desarrollo de habilidades emocionales y sociales. En los años posteriores, las estadísticas confirmaron los beneficios de aquel programa de becas”.
“¿Por qué seguís en la fundación, después de tanto tiempo?”, preguntó Berardi. “Sigo porque es un placer trabajar con un equipo tan calificado, y me resulta muy convocante el propósito de la Fundación. André Malraux decía que la sociedad es más justa cuanto mayor es el acceso a la educación. Y también porque me dan fuerzas los testimonios de los jóvenes estudiantes que pueden continuar sus estudios y encontrar su primer empleo con el acompañamiento de Cimientos”, respondió Carlos Tramutola.
A continuación subió al escenario Lito Vitale –a cargo de los teclados– con su banda, integrada por dos guitarristas, un bajista, un percusionista y un aerofonista que tocó saxofón y quena. La primera de las grandes figuras de la música argentina que cantaron anoche fue Julia Zenko, que interpretó “Como la cigarra”, el clásico de María Elena Walsh.
Vitale saluda al público y agradece “estar en este lugar tan lindo y por una causa tan noble”, e invita al escenario a Teresa Parodi, que cantó su tema “El otro país”. Tras ella, el director artístico del show presenta a “un gran compositor de la nueva camada”, Lisandro Aristimuño. El músico viedmense, con su tema “Elefantes”, aportó un sonido un poco más roquero.
Quien le siguió fue Iván Noble con “Bienbenito”, el tema dedicado a su hijo, y tras él subió al escenario Sandra Mihanovich, que comenzó a cantar a capella los primeros versos de “La maza”, de Silvio Rodríguez. Al promediar la primera estrofa se fueron sumando los instrumentos y el sonido fue creciendo hasta desembocar en el estribillo, mucho más rítmico, con gran intensidad. Mihanovich brindó toda la potencia y la expresividad de su voz a una interpretación muy sentida que encontró eco en el fervor del público, que acompañó con palmas y aplaudió emocionado.
Luego fue el turno de Juan Carlos Baglietto, a quien Vitale presentó como su “hermano de la vida”. El rosarino cantó “El témpano”, de Adrián Abonizio, desplegando su amplio registro vocal para entregar una interpretación con mucha fuerza, digna de la gran poesía que expresa la letra.
Los músicos se retiraron del escenario para hacer una breve pausa, durante la cual la conductora del evento mencionó la presencia de Silvana, la primera egresada de la Fundación Cimientos, ya graduada como licenciada en biotecnología. Le siguió el último bloque del show, en el que regresaron todos los intérpretes que habían cantado en la primera parte del espectáculo. A su turno, Aristimuño cantó “Tu nombre y el mío”; Mihanovich, “Puerto Pollensa”; Noble y Baglietto cantaron “Otro jueves cobarde”; Julia Zenko, “Con las alas del alma”; Baglietto ofreció una versión roquera de “Piedra y camino”, de Atahualpa Yupanqui; Teresa Parodi, su tema “Esa musiquita”.
Para cerrar la gran fiesta musical, subieron al escenario todos los artistas junto con la Orquesta Aeropuertos Argentina 2000. Los músicos interpretaron “Himno de mi corazón”, de los Abuelos de la Nada, junto con el público, que coreaba el estribillo y agitaba en alto las luces de sus celulares.
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