El viernes 16 de septiembre, a las 19 h, el Museo Castagnino inaugura dos nuevas exposiciones: una recuperación de la obra de Miguel Ángel Passerini y otra con los trabajos de Mauro Guzmán.
Le encantaban las margaritas. Miguel Ángel Passerini / Obras 80-90 es una muestra que conmemora al artista Miguel Ángel Passerini. Curada por Marcela Cattaneo y Hugo Cava, este proyecto surge del deseo de recordar a uno de los integrantes del Grupo Rozarte, poner en valor su pintura, sus collages, sus estudios tempranos, como así también su estilo y marca personal.
“Diseñamos una exposición que evita el recorrido cronológico y, en cambio, privilegia afinidades materiales, temporales o temáticas. Las exploraciones artísticas de Miguel estuvieron en sincronía con el contexto de los ochenta y noventa: materialidad, colores y técnicas frecuentes en la época tomaron en él una fuerte y decidida marca personal, un estilo propio”, escriben los curadores.
Por otra parte también abre Chroma key para horneros de Mauro Guzmán, en la planta alta del museo. Las obras de Guzmán nos hablan de un mundo nocturno lleno de espejismos, maquillajes y accesorios. Un escenario cambiante plagado de seres híbridos cuya materialidad oscila entre lo suntuoso y lo precario. Su propuesta no le teme a lo trashy se empantana involucrando de lleno al cuerpo y a los sentidos.
La propia imagen del artista, bajo la apariencia de múltiples alter egos, anuncia una identidad mutante que se presenta deliberadamente como ficción. Su producción es elusiva y reacia a las categorizaciones y el continuo reciclaje de materiales y vestuarios dejan en entredicho la sacralización del objeto artístico. En su práctica artística la escena se pone al servicio de la acción para converger en diversos formatos: fotografía, videos, instalaciones o performances.
En Chroma Key para horneros nos enfrentamos a escenarios que son el telón de fondo de una representación barroca exuberante y recargada. Un exquisito deleite visual construido con materiales de los más diversos: bolsas de nylon, maderas, zapatos, ramas. Objetos similares a los que el río lleva, trae y deposita sobre su suelo barroso. El nido de hornero, hecho de un material crudo y accesible y la pantalla verde indicio de un artificio y promesa de una imagen, convergen en este espacio dejando filtrar la sensualidad y el deseo.
*Museo Castagnino, Av. Pellegrini 2202, Rosario, con entrada libre y gratuita.
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