“Nosotros: Desatormentándonos para siempre”. Con esta ¿simple? frase cierra el breve texto incluido en el sobre interno de, justamente, Desatormentándonos, el primer LP de Pescado Rabioso, que está cumpliendo cincuenta años. “¡Oh! Desatormentándonos, nosotros pretendemos aclarar”, dice el insert que acompaña al vinilo. Editado en septiembre de 1972, se trató de un álbum de liberación y catarsis en el que Luis Alberto Spinetta exorcizó con una nueva banda los demonios personales que lo atormentaban, pero también aquellos que aquejaban a la sociedad argentina en esos años de represión. Fue, en definitiva, su forma de canalizar su ira y salir de su período más oscuro para, finalmente, descubrir que el sol también brillaba para él.
Los motivos de la separación de Almendra a fines de 1970 fueron múltiples, pero principalmente se debió a que el joven cuarteto no pudo lidiar con el éxito repentino de su debut discográfico. “El Flaco”, además, no pudo concretar la grabación de su ópera rock, Señor de las latas, debido a las diferencias artísticas y personales con sus compañeros. El grupo se desgastó muy rápido a causa de la intensidad de los shows y apenas pudo dejar un segundo álbum a modo de despedida. En el plano personal, Spinetta entró en una fase que él mismo denominó como caótica. Comenzó a vivir una vida hippie y comunitaria, se relacionó con las drogas más duras –en especial el ácido– y se separó de su primer amor, Cristina Bustamante, la musa inspiradora de su primera canción verdaderamente popular, “Muchacha (ojos de papel)”.
En 1971, se vengó de su discográfica, que había autorizado el uso del hit de Almendra en una publicidad de telas -sin su consentimiento-, y grabó un disco solista experimental, improvisado y desprolijo que estaba en las antípodas de cualquier música que pudiera considerarse comercial. Spinettalandia y sus amigos cultivó un sonido pesado, influenciado por Pappo, Manal y otros artistas del sello Mandioca que estaban más cerca del blues, y se anticipó al sonido que desarrolló con Pescado Rabioso más adelante. Ese año, además, concluyó con un viaje a Brasil, Estados Unidos y Europa, una gira más misteriosa que mágica que no dio buenos resultados y que lo llevó a regresar a la Argentina y retomar su carrera con un nuevo proyecto musical.
El Flaco conoció al baterista Juan Carlos Black Amaya durante una zapada con Pappo. Le gustó cómo tocaba y, cuando llegó el momento, lo convocó para formar Pescado Rabioso, un nombre que ya había ideado en Francia, inspirado en las lecturas de Antonin Artaud y Arthur Rimbaud. “El nombre, en realidad, corresponde a una contradicción entre un perro rabioso y un pescado. Funciona como una paradoja. Hay otros animales que también enferman de rabia, desde el hombre hasta el gato, ¿pero cómo podría un pez contagiarse la hidrofobia?”, explicó en Spinetta: crónica e iluminaciones, de Eduardo Berti (Planeta, 2014). Uno de los síntomas de la enfermedad es el miedo al agua, de ahí el juego entre ambos términos.
“Al irse Pappo para Inglaterra, lo llamo a Luis Alberto y quedamos en encontrarnos esa misma tarde en su casa. Me tomo un taxi urgente porque estaba muy entusiasmado con la idea. Cuando llego, me estaba esperando en la puerta. Fue nuestro primer encuentro como banda”, cuenta Black Amaya a Infobae Cultura. “No teníamos mucho dinero, así que hicimos una vaquita para comprar una sidra en el almacén de enfrente y brindamos”.
En un principio, el rol de bajista lo iba a ocupar Alejandro Marassi, de La Banda del Oeste, pero como no tenía instrumento, quedó afuera del proyecto. Se abarajó la posibilidad de incorporar a Emilio del Guercio, pero él ya estaba armando Aquelarre con Rodolfo García. El trío se completó finalmente con Osvaldo Bocón Frascino, un guitarrista que también había tocado con Norberto Napolitano y que Luis y Black convencieron para que se sumara en calidad de bajista. “Nos fuimos en el Citroën de Luisito hasta Castelar, donde vivía Bocón, que se resistía porque era guitarrista”, relata Amaya, que en un momento le dijo: “Grabemos un disco y después fíjate si te querés ir, pero por lo menos arranquemos. Así fue el nacimiento de Pescado Rabioso.”
La formación de power trío –inspirada más que nada en The Jimi Hendrix Experience, pero también en bandas como Led Zeppelin, Deep Purple y Black Sabbath– era ideal para el sonido que el Flaco quería desarrollar en ese momento. “Con Pescado intenté romper la ternura y el eje sensible de Almendra. […] Había partido de una música esencialmente ciudadana, tanguera, con reflejos de bossa-nova, con aires de jazz e influencia de Piazzolla, y ahora me rebelaba contra eso creando riffs”, explicó en Crónica e iluminaciones. En una entrevista reproducida en Ruido de magia (Sergio Marchi, Planeta, 2019), agregó: “Yo quería continuar un estilo que había aparecido casi al final de Almendra, que se había transformado en una banda densa y dura, desde ‘Parvas’ y hasta temas que quedaron perdidos, con letras muy violentas. Quería continuar un estilo violento con distorsión, con bateristas duros”. El formato le permitió a Spinetta perfeccionarse como guitarrista líder, posición que mantuvo el resto de su carrera. Hasta ese momento, su estilo era más rítmico, ya que en Almendra el rol de guitarrista principal lo había ocupado Edelmiro Molinari. “Lo que hacía con su viola estaba íntimamente ligado a su creatividad, era indisoluble”, admitió Bocón Frascino en el libro 50 años rock, de Miguel Dente, Daniel Gaguine y Matías Recis (Disconario, 2016).
Los primeros ensayos se hicieron en la casa de los padres de Spinetta en la calle Arribeños. Otra vez, el rock volvía a sonar en Bajo Belgrano, aunque esta vez con el volumen al máximo. Es por eso que al poco tiempo se trasladaron a una casona en el Oeste del Gran Buenos Aires, que les alquiló Jorge Pistocchi, fundador de las revistas de rock más importantes de la Argentina: Pelo, Mordisco, Expreso imaginario y Pan caliente. Allí se gestaron las canciones que integraron Desatormentándonos y otras que quedaron inéditas, mientras el grupo se preparaba para su debut en los escenarios. Sus primeros shows fueron pruebas piloto, sin anuncios, en un pub de Castelar y en el cine Concorde de Punta del Este. El primer recital oficial fue el 5 de mayo de 1972 en el cine teatro Metro del centro porteño.
Desatormentándonos condensa en cuarenta minutos la fusión de rock duro, psicodelia y blues que se estaba gestando en todo el mundo en esa época. Fue, de alguna forma, la manera que encontró el rock de somatizar la separación de The Beatles, que son mencionados en la posdata que escribió Spinetta en las notas que acompañan al disco. “Yo te amo”, les dice, como pidiéndoles disculpas por haber encrudecido su sonido, algo que sin embargo los Fab Four ya habían hecho en “Helter Skelter”. Para él, este nuevo sonido fue el grito de liberación que lo ayudó a canalizar su ira tanto por sus problemas personales como por la realidad que atravesaba el país. “Era una etapa en la que Luis catalizaba todo lo que afuera estaba sucediendo”, explicó Bocón en 50 años rock. Amaya, por su parte, cree que el primer LP del trío demostró que “Luisito podía escribir letras más directas”.
Marchi señala en Ruido de magia que “La música era una respuesta dura a la represión instalada en la Argentina por el gobierno militar que detentaba el poder desde 1966, y a la represión implícita de una sociedad pacata que impugnaba al que se atreviera a salirse del molde”. Como quedó registrado en la película Rock hasta que se ponga el sol (1973), Spinetta se subió al escenario del Teatro Olimpia con una sirena pegada en la espalda como muestra de rechazo hacia la dictadura. Fue un mensaje explícito que sirvió de complemento al manifiesto que incluyó el sobre interno de Desatormentándonos:
“El pueblo es la estrella mágica.
Todos la vemos parecerse al río.
Los gusanos de los emperadores trepidan en apocalíptico festín.
Ellos no tienen tiempo de recurrir a las armas.
La estrella las fundió todas en un plano infinito.
La cabellera de los torturadores sangra en mi carro.
Nosotros: desatormentándonos para siempre”.
Las canciones se grabaron en apenas dos sesiones en los estudios Phonalex porque, recuerda Amaya, los tres “venían bien ensayados”. “A Bocón y a Luis les gustaba mucho ensayar, a mí más o menos. Yo prefería improvisar, por eso estaba siempre alerta”, agrega.
El lado A abre con “Blues de Cris”, la única canción que Luis Alberto tenía escrita antes de armar la banda. La composición, que tiene más reminiscencias del último Almendra que de Pescado Rabioso, selló el duelo por el fin de su relación con Cristina Bustamante, que había terminado unos meses antes. “Atado a mi destino, sus ojos al final olvidaré”, canta el Flaco rasgándose las vestiduras por un amor que no funcionó. Se trata del primer exorcismo del álbum y el más personal.
“El jardinero (temprano amaneció)”, uno de los temas más extensos del long play, nació de una zapada. Sobre el muro infranqueable que levantaron Black y Bocón, Spinetta construye capas y capas de guitarras a base de efectos y reverberaciones mientras da unos gritos que estaban a mitad de camino entre Robert Plant y la terapia primal de John Lennon. “Una mañana, amanece el jardinero/ Y observa la destrucción del mundo que lo rodea”, dice el primer verso, pintando un panorama oscuro de destrucción que traza algunos paralelismos con el sombrío país que estaba dejando la infame Revolución Argentina bajo los sucesivos gobiernos de Juan Carlos Onganía, Roberto Levingston y Alejandro Lanusse.
“Dulce 3 Nocturno” configura el lado sensible del trío, en el que demuestra que detrás de tanta distorsión también hay poesía, la clásica poética spinettiana que el autor de “Muchacha” nunca abandonó. Fue la primera canción que compusieron juntos, a tres voces y con una instrumentación eminentemente acústica. Black Amaya recuerda que las primeras notas surgieron mientras aprendía a tocar la guitarra. “Estaba aprendiendo los primeros acordes, me enseñaban Bocón y Luis. Empecé a hacer dos notas, el Flaco las escuchó, le gustó y el tema lo siguieron ellos dos. El título es muy lindo porque éramos tres pibes que vivíamos juntos para tocar”. El baterista subraya una virtud que tenía Spinetta: “Luisito era un tipo muy abierto, no era egoísta con la composición, él quería que nosotros también pongamos lo nuestro”.
La atmósfera de terror vuelve a aparecer en el primer tema del lado B, “Algo flota en la laguna”, con unas guitarras que rugen tan fuerte como el monstruo que describe. La letra está inspirada en una leyenda que escuchó Luis por televisión durante su estadía en Salvador de Bahía, Brasil, en el viaje que emprendió tras la separación de Almendra.
El álbum cierra con “Serpiente (viaja por la sal)”, que anticipa la segunda etapa de Pescado Rabioso, que ni bien terminó de grabar Desatormentándonos amplió su formación. Con poco más de nueve minutos, zigzaguea a través de múltiples y complejas variaciones de melodías y ritmos. Luis llamó a Carlos Cutaia, que había dejado de ser el director musical del espectáculo Hair, para que sumara su órgano Hammond a la canción y el resultado fue tan efectivo que se terminó sumando al grupo. El tecladista, que está por sacar un nuevo álbum de improvisaciones titulado Ilusión obstinada, recuerda a Infobae Cultura que el encuentro con Spinetta fue fortuito: “Yo estaba en los estudios Phonalex intentando hacer algo con El Huevo, acompañado de Miguel Abuelo y Héctor Pomo Lorenzo. Nos encontramos de casualidad con Luis, que ya tenía grabados todos los temas de Desatormentándonos, y me pasa esta canción porque él quería cerrar el álbum con un tema con Hammond. Ensayamos un poco y la grabamos. Le gustó muchísimo como quedó y me pidió formar parte de la banda”.
Casi inmediatamente después, Bocón Frascino abandonó Pescado Rabioso y se fue a tocar la guitarra en una banda llamada Sacramento con los ex integrantes de Los Gatos Ciro Fogliatta y Alfredo Toth. Con la incorporación del tecladista y al poco tiempo de David Lebón en el bajo, dejaron de ser tan duros y se acercaron al rock progresivo, el estilo que desarrollaron en el siguiente LP, que, para satisfacción de Spinetta, fue doble.
Otro elemento importante de Desatormentándonos es el arte de tapa, que es una pintura abstracta y colorida diseñada por Gustavo Spinetta, el hermano de Luis, y Jorge Visñovezky, que sigue la línea estética que el Flaco había trazado en la discografía de Almendra.
Pescado Rabioso fue un proyecto fugaz pero intenso. En apenas dos años pasó de ser un power trío a un cuarteto de rock progresivo que terminó con Luis Alberto Spinetta en solitario. Así como en Almendra intentó endurecer el sonido luego del segundo álbum, con Pescado intentó hacer el proceso contrario, pero se encontró con la resistencia del resto del grupo, que quería continuar por la senda del rock pesado.
La banda no solo dejó su marca en la historia del rock nacional, sino que fue fundamental para el Flaco desde lo personal, ya que le puso los pies en la tierra y logró encausar su carrera después de la crisis que implicó el éxito y la separación de Almendra. Como le dijo al periodista Miguel Grinberg en 1977 en una entrevista reproducida en su libro Cómo vino la mano (reeditado por Gourmet Musical en 2008): “Pescado Rabioso fue el primer eructo después de que uno se toma un Uvasal tras haber comido y bebido a mansalva... La primera huella de la lucha del anticuerpo contra la infección. Como el primer síntoma de tratar de rebobinar un proceso autodestructivo”.
Desatormentándonos fue el puntapié del proceso de sanación de Spinetta. “Los estados paranoicos, los escritos que hice en Francia, me habían dejado la sensación de que me había marcado rutas tempestuosas dentro de mí y que también había visto profundos abismos”, admitió en Crónica e iluminaciones. En ese contexto, el álbum “implicaba moverse en esas aguas, como si se pudiera sumergir una linterna para observar lo que pasa alrededor, y asumiendo que todo eso forma parte de uno.”
Por otra parte, Luis Alberto utilizó el LP como mecanismo de defensa para enfrentarse a la dura realidad que vivía la Argentina, en donde la violencia era cada vez más radical. “Había que inventar un mundo […] que te desatormentase de la intemperie que, si no, te sometía y te dejaba tirado ahí abajo” explicó en el libro con Berti, para luego agregar: “Desatormentándonos era oponerse a esa mentalidad argentina que erige ídolos para luego desmitificarlos. Yo esperaba que esa violencia reaccionase por medio de la creatividad, porque si uno se expresa no puede estar atormentado por las cosas”.
El gobierno de facto estaba llegando a su fin. En 1973 hubo elecciones democráticas y Juan Domingo Perón regresó al país tras años de proscripción. Sin embargo, con la irrupción de grupos guerrilleros como el ERP y Montoneros, la Argentina se encaminaba a sus años más terribles, que tuvieron su peor momento a partir del golpe militar de 1976. Desatormentándonos fue un intento de Luis Alberto Spinetta de canalizar toda esa ira reprimida, el desahogo que toda una generación necesitaba. A cincuenta años de su lanzamiento, el LP sigue desprendiendo una energía inagotable y fresca que confirma la premisa que se ha repetido durante décadas, que Pescado Rabioso fue la banda más poderosa del rock nacional.
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