El Museo Albertina de Viena presenta la obra de Jean-Michel Basquiat como una denuncia radical de la explotación, el colonialismo y el racismo vigentes tres décadas después de su muerte. Procedente de diversos prestamistas, cincuenta pinturas y dibujos del artista estadounidense, fallecido en 1988 a la edad de 27 años, conforman la retrospectiva que puede visitarse hasta el 8 de enero de 2023.
El artista, conocido por ser el primer afroamericano en conquistar la fama en un mundo del arte dominado exclusivamente por blancos, combina elementos cotidianos de la cultura pop con la política social, las caricaturas infantiles y la escritura para cuestionar las herencias del colonialismo y la discriminación.
Radical y actual
”En tiempos de un movimiento Woke, de un movimiento Black Lives Matter, esta exposición es una de las que realmente hay que hacer”, afirmó el director del Albertina, Klaus Albrecht Schröder, en rueda de prensa. Para Schröder, Basquiat “disecciona, como un cirujano, la superficie engañosa de una sociedad de consumo dañina para revelar su verdadero e invisible núcleo”.
Una posición que comparte Dieter Buchhart, curador de la exposición, que resaltó la radicalidad y actualidad del arte de Basquiat. ”Los temas de la identidad, la diáspora, la esclavitud y el racismo cotidiano se reflejan en un estilo único que permitió a Basquiat conectar el pasado con su presente, hasta nuestro tiempo”, afirmó Buchhart. ”Su técnica de copiar y pegar anticipó nuestra actual forma de trabajar y comunicarnos en un mundo digital. Creó espacios de conocimiento a partir de signos, símbolos, palabras y figuras, a partir de todo lo que lo rodeaba”, añadió.
”Mi hermano utilizaba palabras para expresar lo que sentía y pensaba. Y muchas de estas palabras siguen describiendo los problemas que sufren los afroamericanos hoy”, señala Lisane Basquiat, la hermana del artista.
Racismo y violencia policial
La violencia policial y el racismo inspiró a Basquiat a componer cuadros como La Hara, donde un policía blanco con los ojos inyectados en sangre nos mira amenazante, o Flesh and Spirit, que se estrena por primera vez en Europa y hace referencia al libro de Robert Farris Thompson, Flash of the Spirit, al que Basquiat calificó como el mejor libro escrito sobre arte africano.
En este lienzo, Basquiat utiliza los colores blanco y negro para simbolizar el conflicto racial en Estados Unidos, indica la exposición en la sala titulada “Racismo y discriminación”. ”La discriminación racial sigue siendo relevante, en Austria y en Europa. Es el momento de entender cómo cambió el mundo y qué sigue pasando actualmente”, dijo Buchhart. Hijo de un haitiano y una puertorriqueña, Basquiat creció en Nueva York. Desde muy pequeño empezó a dibujar sobre objetos cotidianos “porque dibujar en un lienzo era muy caro”, recuerda Lisane Basquiat.
Con 17 años abandonó su hogar para vivir en la calle vendiendo postales pintadas y para hacer un nombre en el arte urbano junto a su amigo Al Díaz, con el que escribió sus primeros lemas críticos bajo el seudónimo “SAMO(c)” (abreviatura de “la misma mierda de siempre”).
Influyente autodidacta
Aunque autodidacta, los galeristas más importantes de su época reconocieron el potencial del joven Basquiat. En 1982, con solo 22 años, fue el participante más joven en la documenta 7, prestigiosa exposición quinquenal alemana de arte contemporáneo, y se convirtió en la primera estrella negra de la historia del arte.
Sus obras cotizan hoy en millones de euros y dominan las subastas en las principales galerías del mundo, recordó Schröder.
Fuente: EFE
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