La compleja relación que mantuvieron Andy Warhol (1928-1987) y Jean Michel Basquiat (1960-1988), dos artistas que marcaron época, el primero como rey del pop art y de la vanguardia neoyorquina de los 60, el otro como leyenda insurrecta del street art de los 70/80 en esa ciudad, será adaptada al cine bajo el título The Collaboration por 20 millones de dólares, dirigida por Kwame Kwei-Armah y protagonizada por Paul Bettany y Jeremy Pope, los mismos actores que bajo la misma dirección los vienen interpretando con notable éxito en la obra de teatro homónima.
El rodaje de The Collaboration comenzará en septiembre y la obra de teatro que arrasó en Londres, Inglaterra, debutará más tarde en Broadway, Estados Unidos, se informó en el sitio web The Art Newspaper.
Bettany como Warhol y Pope como Basquiat. El largometraje que surgirá de la adaptación de la obra de teatro explora la amistad íntima entre un joven y brillante grafitero dispuesto a revolucionar la meca mundial del arte artística que en ese momento era Nueva York, con un Warhol envejecido y leyenda de la vanguardia contracultural que lo precedía y de la que pareciera estar tomando la posta.
La obra cuenta la histórica exposición colaborativa entre Warhol y Basquiat de 1985, anunciada con bombos y platillos en un afiche que los mostraba enfrentados con guantes de box y vapuleada por la crítica artística de la época. Kwei-Armah dijo a The Guardian que la historia “invita a ir más allá de la iconografía y de la fama para llegar al interior de la íntima amistad entre dos artistas” y desafía “cualquier idea preconcebida que se pueda tener” sobre su relación y la cuestión de si cada uno se aprovechaba de la fama del otro.
Warhol (6 de agosto de 1928-22 de febrero de 1987) fue un artista plástico estadounidense que desempeñó un papel crucial en el nacimiento y desarrollo del pop art. Adquirió fama mundial por su trabajo en pintura, cine de vanguardia y literatura, notoriedad que vino respaldada por una hábil relación con los medios y por su rol como gurú de la modernidad.
A Basquiat le bastó menos de una década para trazar un legado que se mantiene firme hasta el presente. Fue un autodidacta que se valió de su herencia cultural haitiana puertorriqueña para pintar cuadros de gran potencia simbólica y fuerte crítica social.
De estar sin hogar, desempleado y durmiendo en la calle, a, en 1980, vender sus pinturas a 25.000 dólares. Su historia comienza en 1976 junto con su amigo Al Diaz, juntos grafiteaban los edificios del Bajo Manhattan, con el seudónimo de SAMO (Same All Shit), mensajes con un fuerte significado social que invitaba a la reflexión en una época en la que los graffitis no eran mucho más que las firmas de bandas.
A comienzos de los 80, Nueva York desplazaba a París como epicentro del arte y el entretenimiento, y Basquiat ya había protagonizado muchas exposiciones y gozaba de un reconocimiento cada vez mayor. Hasta fue novio fugazmente de una joven y casi desconocida Madonna.
Tras un accidente de tránsito e los siete años, su madre le regaló una copia del libro Anatomía de Grey. Esas ilustraciones del cuerpo humano influyeron directamente en su estilo pictórico insumiso de cráneos y figuras esqueléticas, cuya potencia y reconocimiento llegó a que en la pintura Sin título de 1982, conocida como “Cráneo”, se subastara en 2017 a más de 110 millones de dólares marcando un récord para cualquier artista estadounidense.
Murió, como los malditos, a los 27 años. Lo encontraron en su estudio de Great Jones Street, en 1988, muerto por sobredosis de heroína: “Vivía como una llama. Ardía tanto que brillaba. Luego el fuego se apagó. Pero las brasas todavía siguen calientes”, escribió Fred Brathwaite. La frase, digna de epitafio, describe su vida de artista.
Fuente: Télam S. E.
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