Frente a una multitud de docentes, bibliotecarios y mediadores, la escritora Samanta Schweblin inauguró el Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura en la ciudad de Resistencia con una conferencia magistral en la que exploró la relación entre literatura y lectura, y definió la práctica lectora como un momento de “suspensión” en el que la “magia” sucede en ese encuentro y en las preguntas que se hace el lector sobre el texto que está leyendo.
En este agosto primaveral de lapachos florecidos y el calor que empieza a marcar el clima de las provincias del norte, abrió la 27.ª edición del foro que desde el año 1996 organiza la Fundación Mempo Giardinelli. Un foro que quieren quienes ya estuvieron alguna vez y con el que se encariñan los que llegan apenas se encuentran con un masivo auditorio en silencio, repleto de personas que se inscribieron para pensar en conjunto en torno a la lectura y la literatura a partir de talleres, conferencias magistrales, mesas plenarias y tertulias literarias. Porque no hay forma de convidar el placer por la lectura si no es con lecturas.
En su regreso a la presencialidad luego de dos ediciones en formato virtual por la pandemia, el Foro comenzó con sus altibajos, con esos sinsabores que deja el aislamiento. Por un cuadro de COVID, el escritor anfitrión del evento, Mempo Giardinelli, no pudo estar de manera presencial y lo hizo de forma virtual con una breve bienvenida. “Volver al foro presencial y con ustedes, con miles de personas participando, compartiendo experiencias y escuchando a profesionales de la lectura y de la literatura es incomparable. El único que se la pierde soy yo, por esta peste”.
Con autores y autoras y especialistas de China, República Checa, Colombia, México y distintos lugares del país, el foro enuncia a la lectura con un sentido profundo: “Como acto de soberanía”. Desde esa perspectiva, para Giardinelli la misión continúa siendo “mejorar el nivel de educación en la Argentina que se sigue desmoronando” y “sacudir la inevitable superficialidad acrítica que vienen sembrando los poderes fácticos desde la universalización de las llamadas redes sociales”. Desde la primera fila, lo escuchaba el gobernador Jorge Capitanich. Invitado a subir al escenario por otra organizadora central del evento, Natalia Porta López, el mandatario sostuvo que “leer es un mensaje que nos inspira”.
Desde Berlín, Samanta Schweblin llegó para participar por segunda vez del foro, en esta oportunidad a cargo de la conferencia inaugural y tras el gesto de haber donado su biblioteca a la fundación, cuando decidió mudarse a Alemania. Acompañada por los aplausos de bienvenida y luego de algunas selfies con lectores de las primeras filas, Schweblin inauguró el evento con una charla a la que llamó “Un paseo por la imaginación del lector”: una conferencia en la que imaginó a la literatura como un “baile” con bailarines y reglas fijas, pero también una invocación del poder de las palabras y, sobre todo, de las preguntas como potencial de incertidumbre y de atención lectora.
“La literatura es un secreto. Una novela, un cuento, adentro de un libro cerrado, es un texto muerto. Ideas más o menos extraordinarias que no le pasan a nadie. La literatura sucede durante la lectura. Estoy convencida que es algo que sucede de a dos: está el que escribe y está el que lee. Y si alguno de los dos está ausente no hay literatura”, sostuvo la escritora multipremiada con galardones de todo el mundo, gracias a las numerosas traducciones que tuvieron sus celebrados libros. En especial, su novela Distancia de rescate, recientemente llevada al cine.
“La literatura sucede a un ritmo de baile de a dos, un paso el escritor, otro paso el lector. Y la principal regla del baile es la misma que en la escritura: se baila de a dos pero sin pisarse”. Para Schweblin, la “magia” de la escritura ocurre cuando el lector hace sus movimientos. “Estoy convencida de que más allá de la historia, de los personajes o de la musicalidad de un narrador, hay algo en este baile, entre el que escribe y el que lee, en esta resistencia de dos impulsándose, sosteniéndose y desafiándose, hay algo ahí que nos despabila, que nos saca del lugar común, que nos alarma en el mejor de los sentidos y nos obliga a pisar cerca”.
Para Schweblin, es ahí cuando sucede “la magia”. En ese constante “sentido de intuición y en esa entrega del goce a la sorpresa por parte del lector. El salto que damos entre palabras es tan magnífico porque no es ni del escritor ni del lector. Es un salto con el otro”.
Las preguntas: el camino de gracia
“Todo lo que escribo y lo que leo lo hago para llenar ese estado de gracia, en donde no tengo las respuestas y lo único que me queda es hacerme preguntas. Pero preguntas como corresponden: abiertas, con desesperación vital y con la divina esperanza de que algo de todo lo que se me está escapando en ese momento de pronto, entre el entramado de las palabras, podría serme revelado”.
En ese sentido, la escritora recordó la enseñanza de su maestra, Liliana Heker, de que el escritor antes de entregar cualquier información debe generar en quien lee la pregunta. “La pregunta –explicó– es una sensación: qué es esto, qué está pasando, cómo es posible. La certeza del lector de que con la información que tiene no puede anticipar lo que sigue”.
Por otro lado, la autora jugó con las palabras tensión y atención: “Desnudos de todos nuestros prejuicios, estamos desesperados por entender. Y por eso hay una parte del mal que muere en nosotros. Vivimos saturados de información y es en el silencio, en la suspensión de un espacio al fin vacío donde nos despertamos. Es en este estado de atención absoluta, casi de alarma, donde yo encuentro como lectora una suerte de descanso. Un tipo de verdad más abstracta que casi se puede tocar”.
Y también, “incluso las sensaciones e ideas más complejas pueden sostenerse en el aire durante un muy buen tiempo siempre y cuando estemos conectados por la imaginación y el poder narrativo de las palabras. El problema es que estas maquinarias narrativas y esta tecnología maravillosa, que es el acto de la lectura, es algo muy complejo de explicar”, concluyó.
Bajo el lema “Lectura, imaginación y conocimiento”, este Foro seguirá hasta el viernes con conferencias magistrales, talleres, tertulias literarias y visitas a escuelas en las que participarán desde Argentina María Cristina Ramos, Graciela Bialet, Salvador Biedma, Juan Carlos Moisés, Nelvy Bustamante, Hinde Pomeraniec, Andrés Sobico, Mario Méndez, María Fernanda Maquieira, Fernando López y Liliana Ancalao, entre otras y otros.
Desde Perú participará la escritora de libros orientados a infancias Micaela Chirif; de Colombia, Carolina Sanín y Evelio Cabrejo; y de Brasil, el escritor y periodista Eric Nepomuceno. Pero también participan autores y especialistas de otros lugares, como Rey Andújar, dominicano y docente en Estados Unidos, o Laura Emilia Pacheco, Marcia Paraquett y Angie Tongxin Fan, de la República Popular China.
Las actividades se concentrarán a la mañana en talleres de distintos temas, desde Malvinas hasta cómo recomendar libros, y por la tarde, tendrán lugar los plenarios donde, por ejemplo, Sanín estará en un uno titulado “Leer e imaginar otra Latinoamérica”.
El cierre estará a cargo de la argentina Dolores Reyes, autora de Cometierra, una primera novela con múltiples reediciones y traducciones, quien anunció que publicará la próxima, llamada Miseria, en abril de 2023.
Fuente: Télam S. E.
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