Doc Buenos Aires, una mirada al cine de lo real

El festival internacional de documentales, con sede en la sala Lugones del TGSM, acerca otros horizontes y perspectivas a partir de viajes y exploraciones por territorios conflictivos. También habrá un homenaje al crítico y cineasta francés Jean-Louis Comolli

El 22° Doc Buenos Aires durará hasta el domingo

Desde este miércoles y hasta el domingo próximo, llega a la Sala Lugones del Teatro San Martín la vigesimosegunda edición del DOC Buenos Aires, la muestra internacional de cine documental que anualmente ofrece un panorama de las producciones contemporáneas que se encuadran en el campo de lo real. La programación de este año, que también se podrá seguir de manera online en todo el país y además asigna algunas funciones en la Sala Mario Soffici del DAC, incluye un homenaje especial al documentalista, crítico y teórico del cine Jean-Louis Comolli, fallecido apenas unos meses atrás.

Comolli estuvo siempre asociado al DOC Buenos Aires no solamente por el hecho de que hemos pasado algunas de sus películas, sino porque este festival reconoce una línea crítica que él perfeccionó y actualizó, según la cual el cine puede ser algo más que un espectáculo o una forma de aprendizaje popular. También puede ser un intensificador de la conciencia personal y colectiva, donde se llega a entrever prácticas y formas de comprensión y de institución de los deseos, de los pensamientos y los afectos que no se ven tan fácilmente si no es a través de la mediación de una cámara y de la puesta en escena que organiza aquello que ha sido registrado para poder ver y escuchar algo que el mundo tal como se nos da y se nos presenta a la conciencia no nos permite ver”, le dijo a Infobae Cultura el crítico y programador Roger Koza, director artístico del festival.

Del realizador que dirigió por varios años la influyente revista Cahiers du Cinema se pasarán dos películas ya exhibidas en otras ediciones del DOC Buenos Aires: Los fantasmas de mayo del 68 (2018) y Nicolas Philibert, azar y necesidad (2020), en la que establece un diálogo con esta otra figura del cine de lo real. Y además participan el corto Comolli 8, de Ernesto Baca y Cecilia Fiel, un breve retrato compuesto con registros de su paso por Buenos Aires, y Una cierta tendencia del cine documental, la grabación de una entrevista con motivo de la presentación del último libro del autor de Cine contra espectáculo, meses antes de su muerte, en la que hace un balance del estado actual del cine documental. Eso no es todo, habrá también una mesa de diálogo coordinada por Koza en la que se reunirán Jorge La Ferla, Gerardo Yoel y Eduardo Russo, amigos porteños de Comolli, cuyo aporte a la traducción y publicación de sus libros fue clave para difundir el pensamiento del teórico francés en esta parte del mundo.

Jean-Louis Comolli y Nicolas Philibert

La presente edición reúne además tres focos que llevan la impronta del viaje, no solo en su dimensión de descubrimiento sino también como experiencia forzada. La retrospectiva del documentalista y académico alemán Gerd Roscher salda un viejo deseo de Koza de presentar sus películas en el festival. “Es un cineasta casi desconocido salvo en Hamburgo, donde los estudiantes de cine lo conocen por su fama de excéntrico. Se lo puede definir como un cineasta de viajes, su gran motivación ha sido ir a filmar a otros espacios y territorios, y no cualquier territorio”, dice el director artístico del DOC. En El ritual del sol negro, una de las películas que se estarán exhibiendo, Roscher sigue el arduo camino de Antonin Artaud hacia el país de los tarahumaras, en México, para indagar visualmente la potencia de sus descripciones sobre los ritos del peyote y asomarse al encuentro de una conciencia desconocida para la mente europea. El cineasta alemán también traza con imágenes y citas literarias el itinerario trágico de los últimos días de Walter Benjamin en Más allá de la frontera, y persigue en Zanzíbar la ruta decimonónica y fatal del joven geógrafo Albrecht Roscher en busca del origen del Nilo (Sombras breves).

Alguien que comparte la mirada antropológica de Roscher y la pasión por los viajes es el argentino Martín Solá, cuyas cinco películas se podrán ver en el festival, entre las que se incluyen Hamdan (2013), La familia chechena (2015) y Metok (2021), la trilogía que lo llevó por los territorios en conflicto de Palestina, Chechenia y el Tíbet. “Su interés pasa por lo que sucede en otras latitudes, como si tuviese en su destino el de varios cineastas que en la década del 20 y del 30 sintieron la necesidad de ir a filmar el mundo, como una forma descentrarse en lo personal y adentrarse a la otredad”, describe Koza. También la cineasta rusa Yulia Lokshina se adentra en un terreno de soberanía discutida con su película Días de juventud, en la que filma el entrenamiento militar y el adoctrinamiento de jóvenes de distintas provincias de la Federación Rusa que son enviados a un campamento de verano en la isla de Sajalín. “Es de una actualidad extraordinaria y permite ver el suplemento ideológico que tiene la invasión actual a Ucrania”, dice el programador. De la joven Lokshina también se proyectarán Colina subjetiva y Las reglas de la línea de montaje, a alta velocidad, que expone las injusticias del mercado laboral alemán con los trabajadores migrantes del este europeo.

Fotograma de "Metok", de Martín Solá

Sobre esa geografía acechada por los fantasmas de la historia se esculpe el tiempo en las dos películas que se exhiben del rumano Radu Jude, ganador del Oso de Oro en la Berlinale del año pasado. Tanto Memorias del frente oriental, un film ensayo silente de este año que apela al archivo de fotos y notas de un regimiento de la armada rumana que se unió a las filas del regimen nazi, como Los potemkinistas, que explora desde el humor el pasado soviético de Rumania, reflexionan sobre el peligro de desconocer la historia. En el antisemitisimo rumano también tiene su origen No hay regreso a casa, ópera prima de Yaela Gottlieb elegida como mejor película del Festival de Cosquín de este año. Con un uso lúdico del archivo familiar y de las tecnologías a mano, la directora peruana se propone rastrear el itinerario de vida de su padre, hijo de una sobreviviente de Auschwitz que abandonó Rumania y que pudo haber sido un espía tras combatir en la Guerra de los Seis días. Las dudas sobre el padre, un sionista que asoma del otro lado de la pantalla tan elocuente como inescrutable, son también una pregunta por la propia identidad.

La programación, que puede consultarse en el sitio web del festival, está conformada por casi cuarenta películas que se estarán exhibiendo a lo largo de estos cuatro días. La función de apertura será este miércoles a las 18 con La noche oscura – Las hojas silvestres (Los ardientes, los obstinados), el trabajo más reciente del francés Sylvain George, que filma aunando denuncia y poesía la vida cotidiana de unos jóvenes que intentan llegar al continente europeo desde Melilla, un emplazamiento en el norte de África perteneciente a España. “Es un cineasta único, de un compromiso constante con el que filma. Su propio cuerpo es parte de la puesta en escena, está en el interior de lo que filma; por otro lado, es la única forma en la que puede filmar la vida cotidiana de estos inmigrantes”. El cierre será el domingo con Al amparo del cielo, del chileno Diego Acosta, una película que deslumbra por sus imágenes en blanco y negro de la cordillera de los Andes, donde el director siguió el paso de un arriero, su grupo y más de mil ovejas a través de ríos y acantilados.

*DOC Buenos Aires. Del 24 al 28 de agosto en la Sala Lugones del Teatro San Martín (Corrientes 1530, CABA) y en la Sala DAC (Vera 559, CABA). Sede online en el sitio Vivamos cultura del GCBA.

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