El café está ubicado en una de las esquinas más transitadas de Mendoza. En un mesa de su interior están Raúl Tilín Orozco y Fernando Barrientos, dos de los músicos populares más importantes que ha dado esta tierra.
Ningún parroquiano percibe que esos dos artistas le cambiaron la cara al folclore cuyano desde el mismo momento en que dieron a conocer Celador de sueños, su primer disco. No hay pedidos de selfies ni saludos. Y la verdad es que no sorprende que así sea porque en Mendoza los artistas famosos son vecinos; y ellos son “el Tilín y el Fernando”, a secas.
Ya pasaron muchos años desde aquel inicio que –desde un primer instante– los posicionó en un puesto de preferencia dentro del panorama musical argentino. Ambos construyeron un espacio dentro de la cultura popular, con una herramienta que los distingue: un cancionero propio, que propone en ciertos momentos de mixturas entre la música con raíz cuyana y el rock.
Por las venas de ambos pasa mucha música: Tilín ha sido parte de muchas bandas y ha acompañado a destacados solistas de distintos estilos musicales, transformándolo en uno de los guitarristas (y productores) más dúctiles que tiene la zona. Y Fernando viene con una historia rockera fuerte sobre sus espaldas: fue uno de los Caín Caín (el otro es Daniel Martín), creadores de “El amor es más fuerte”, la célebre y mítica canción que movió a toda una generación gracias a su aparición en la película Tango feroz, de Marcelo Piñeyro.
El trabajo del dúo fue de menor a mayor, y el reconocimiento llegó en el Festival de Viña del Mar 2003, en Chile, donde obtuvieron la Gaviota de Plata a la mejor canción folclórica, por “Pintadita”.
Gracias a León Gieco un demo en un cassette llegó a Gustavo Santaolalla, quien lo escuchó y sabiendo que allí había algo muy bueno los convocó, los bautizó como Orozco-Barrientos, y fue el productor de Celador de sueños, un disco icónico como esa canción emblemática dentro de una variante exquisita de tonadas, cuecas y gatos.
Desde ese preciso momento todo fue más fácil y esforzado a la vez. Había que sostener la atención puesta sobre ellos y así aparecieron después Pulpa (2008) y Tinto (2013); llegaron las giras por toda la Argentina y países como Cuba, Chile, Uruguay, China y algunos europeos; las nominaciones a los premios Grammy Latinos y Gardel; y obtuvieron el galardón de los Premios Konex 2015 al mejor grupo de folclore de la última década.
Además, como si fuera poco, Mercedes Sosa no solo llevó la canción “Celador de sueños” a su repertorio, sino que también los honró con su amistad.
Teresa Parodi, Liliana Herrero, Peteco Carabajal, Raúl Carnota, el Dúo Coplanacu, Luna Monti y Juan Quintero, Jorge Viñas, Juanita Vera, León Gieco, Gustavo Santaolalla, Divididos, Lisandro Aristimuño, Lucio Mantel, Horacio Fontova, Diego Frenkel, Bajofondo, Orquesta Juan de Dios Filiberto con la dirección de Popi Spatocco, Mariana Baraj, Orquesta Sinfónica de la UNCuyo, Enrique Llopis, Tonolec, Aca Seca Trío, Santiago Feliú, Jorge Drexler y Ana Prada supieron hacer canciones del dúo o acompañarlos en su momento.
Todo fue luz hasta que un día, las sombras aparecieron. Se terminó la producción con Santaolalla, tomaron la decisión de pasar a la independencia dentro del competitivo mundo discográfico, y después llegó la pandemia.
El cuarto disco se hizo esperar, mucho más de lo pensado: ocho años pasaron. Y ellos mismos lo cuentan a Infobae Cultura:
—¿Por qué se demoró tanto la vuelta de Orozco-Barrientos al disco?
—(Fernando Barrientos) Lo primero fue la discontinuación de nuestro trabajo con Gustavo Santaolalla. De alguna manera siempre estuvimos supeditados a los tiempos de él. Después se sumó que analizamos nuestro paso a la independencia de la industria discográfica porque teníamos mucho material para grabar y ya estaba seleccionado por donde iba el disco. De hecho, teníamos una preproducción de casi veinte temas. Pero no estábamos seguros de nuestro paso. Y ahí se dilató más de lo pensado. La situación del país tampoco ayudó y la rematamos con la pandemia. Este disco tendría que haber salido hace tres años atrás pero las cosas se dieron así. Optamos por sacar el disco de manera independiente, pensando a futuro que de esa manera nosotros vamos a agilizar la producción. Cuando dependés de los tiempos de otros es otra cosa. Ahora, todo depende de nosotros.
—Ustedes conocen la independencia porque originariamente vienen de ahí. ¿Volver a tener esa libertad les generó algún tipo de temor?
—(Tilín Orozco) Puede ser algo de temor, pero nada de inseguridad. No había un termómetro que nos midiera de manera permanente. El tipo de propuestas artísticas como la nuestra tiene la posibilidad que se mueva una aguja chica dentro de un sello… o no. En nuestro caso se movió un poco la agujita, gracias a las premiaciones y todo eso. Hubo un impacto. Pero nos quedamos esperando siempre a los terceros (y no lo digo de una manera despectiva) y a veces no encontrás las respuestas que estás necesitando. Probablemente nosotros no generábamos preguntas…
—… y eso generó un desconcierto.
—(F. B.) Totalmente. Con Sony Music teníamos un contrato largo, y no era tan sencillo sacar un disco por las nuestras. Hubo que llegar a un acuerdo y todo fue muy lento. Decidimos seguir cada uno por su lado porque pensamos que es lo más sano para todos. Cuando saltamos a nuestro espacio apareció algo que nos complicó un poco el panorama que era la distribución del disco, pero vimos que gracias a las redes pudimos solucionar todo. Al principio fue todo un tema, pero nos hemos ido acomodando. Salió en CD, digital, y ahora se viene el vinilo.
—Ustedes han sido parte de una factoría importante y ahora todas las decisiones son de su responsabilidad, especialmente las artísticas.
—(T. O.) Lo bueno de estar con un superstar como lo es Gustavo (Santaolalla) nos permitió darnos cuenta de que había otros superstars, como lo es Barrientos; y otro, como lo es Cocó (Gabriel Orozco, hijo de Tilín e integrante de Usted señalemelo); y humildemente trato de acoplarme a ellos. Nos dimos la posibilidad de creer en nosotros mismos. Acá no hay ningún manco. Nos demostramos que en todo este tiempo acumulamos experiencia y conocimientos a partir de los mejores. Cocó hizo un trabajo enorme en la producción artística y se provocó de una manera muy natural. Pero al final, los tres terminamos siendo uno, porque Gabriel conoce las canciones desde el inicio y, además, ha tocado mucho tiempo con nosotros.
—(F. B.) Fue muy positivo lo que pasó entre los tres. A Cocó le encanta el trabajo y aporte está a la vista.
—Regreso está nominado a los Premios Gardel en la categoría Mejor álbum de folclore alternativo, y eso demuestra que están muy instalados dentro del panorama musical argentino…
—(F. B.) En la trilogía con Gustavo (así denominamos a nuestros primeros discos) y gracias a las colaboración que hemos tenido de mucha gente, hemos logrado afianzar nuestro estilo. Hemos aprendido de Mercedes Sosa, de Liliana Herrero, de León Gieco… Tal vez ahí radique la empatía por nuestro material.
—Están haciendo una gira por lugares chiquitos e íntimos después de haber tocado en grandes escenarios de muchas ciudades importantes. ¿Es un volver a empezar?
—(F. B.) Disfrutamos mucho todo este momento. Eso es parte de la independencia, porque antes no podíamos hacer esos shows chiquitos. De alguna manera, el silencio discográfico de algunos años amplificó nuestros shows en vivo, y desde hace un tiempo nunca paramos de tocar. Antes dependíamos de una agencia, que manejaban otros números y otras expectativas y todo eso te hacía el panorama más difícil.
—(T. O.) Desde que salió el disco llevamos recorridos casi 23 mil kilómetros por tierra; casi cuarenta recitales; y una felicidad enorme. No empezamos, sino que seguimos. Decir “otra vez” significa hastío, cansancio, haber bajado los brazos en algún momento… pero la obligación humana que tenemos es seguir el camino hasta donde sea.
—Cuando se habla de la música popular de la zona de Cuyo siempre aparece la queja propia y extraña de su ausencia en los medios masivos. Ustedes la sacaron a flote (como alguna vez lo hicieron grandes como Antonio Tormo, Ernesto Villavicencio o Hilario Cuadros), la mostraron y cautivaron. Hoy, ustedes tienen la llave para abrir esa puerta…
—(T. O.) puede ser… pero es mucho trabajo y un gran compromiso tener esa llave. Entendemos que la belleza artística es lo único que nos va a mantener vivos. Algunos pueden no ver esa belleza pero hay muchos que si lo ven. Tenemos un compromiso artístico y lo asumimos pero también sabemos que para usar esa llave necesitamos aliados. Y la buena noticia es que parecer ser que ahora están los aliados. Hay muchos artistas de la zona de Cuyo que están trabajando muy bien. Las cosas van –y tienen que– a suceder. Esta carrera es como el agua en la acequia: por más compuertas que pongas, tarde o temprano el agua va a pasar.
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